viernes, 25 de mayo de 2018

6-3-2018 ENEABE

ENEABE (desde Ubide)
06/03/2018




Diez (1+9) jubiltaldeos nos juntamos en el alto de Barázar para tomar el café. Hay bajas significativas por varios y justificados motivos.

El tiempo no se puede decir que sea malo y tampoco es que haga mucho frio si no sopla el viento. Hoy tenemos previsto paseo tranquilo con lluvia anunciada para el mediodía.

Antes de nada, llamamos al templo gastronómico donde nos informan que está cerrado por “traspaso” del negocio ya que la amá es mayor y dos de las hermanas están embarazadas, a punto de dar a luz. Disgusto colectivo y reacción rápida para asegurarnos el condumio llamando inmediatamente al otro templo que es el Amorrortu y que nos pilla de camino a casa.

Empezamos la caminata a las 10:20 y tres horas más tarde ya estamos de vuelta en los coches.

Como es habitual al principio todo es cuesta arriba. Al poco de comienzo nos paramos para charlar con el quesero de Ubide, comentar su aparición en EITB y conocer de primera mano su ampliación del negocio con la carne de vaca a las que estaba alimentando.

Tras los primeros 2,5 kilómetros llegamos al Eneabe, con sus esbeltas antenas, casi después de una hora de marcha, al principio por asfalto y luego por una pista amplia y bien cuidada de servicio a las antenas. No estamos mucho tiempo porque el viento es fresco.

Descendemos por senda un poco peor hasta llegar, a la hora del ángelus, atravesando un precioso hayedo, al parquin de Otzarreta donde nos tomamos el amaiketako situado en las antípodas del que disfrutamos en el Nacedero el Nervión porque hoy nos hemos conformado con la manzana o mandarina, según gustos, algún fruto seco y agua, es decir, nada que ver con las tostadas de carnaval, el cava y el jerez dulce del martes pasado.

El tiempo sigue mejorando, por ahora, e incluso tenemos sol. El regreso a la base lo hacemos por otro camino en plan tobogán, con continuas subidas y bajadas nada serias, algo más largo, también con buena pista y variedad de charcos para evitar la monotonía.

Los dos últimos kilómetros transcurren junto al rio Undabe que baja cantarín y rumoroso con bastante cantidad de agua.

Nos encontramos con Josune que conducía un todo terreno quien en corta conversación nos confirma lo de esta mañana y los planes de futuro de la familia. Una misteriosa cesta que lleva en el asiento del copiloto nos hace pensar a los profanos  seteros que a lo mejor va a por setas pensamiento que es vituperado y un par de expresiones más por el maestro setero. Vamos que ni de coña se podría encontrar una seta en esta época.

Nos mudamos tranquilamente y nos tomamos el aperitivo con las almendras en el batzoki.

Justo a las 2 empieza a llover en forma de agua nieve y salimos hacia Lemona donde nos espera la mesa ya puesta. La comida extraordinaria como siempre con el único defecto, que por otra parte es ya habitual, de que comemos a una velocidad como si en ello nos fuera la vida.

Dado que solo dos toman chupito y no hay quorum para hablar del Camino de Santiago versión 14v-2018 ni el Athletic este año levanta pasiones, hacia las 4 nos vamos para casa, unos a Bilbao y otros a Getxo.

Tan rápida ha sido la vuelta que a mí no se me ha dormido ningún tripulante y encima, prácticamente antes de ir a la ducha me ha dado tiempo de escribir esta reseña, reseña un poco triste porque hemos perdido un templo gastronómico que será difícil que los que se queden con el negocio del restaurante, si es que alguien lo hace, lleguen a los niveles de cantidad, calidad, precio y simpatía.

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