domingo, 22 de mayo de 2011

24-5-11 ESKUTXI II

ESKUTXI (A POR PERRETXIKOS)
CAPITULO II
24/05/2011


A las 9,30 estamos arrancando los coches en Artziniega, después de tomar el café, para ir en dirección del campamento base.

Hoy formamos la partida 11 jubiltaldeos dispuestos a disfrutar de una jornada montañero-micológica con buen tiempo aunque para las primeras horas de la mañana han anunciado nubes bajas.

Tras algunos titubeos con los cuales hemos cubierto la ración de despistes del día llegamos a Encima Angulo desde donde empezamos a caminar a las 10,15 después de que nuestra presencia pusiese de los nervios a unos cuantos chuchos encerrados en una especie de cuadra.
Enfilamos hacia la iglesia, situada en lo alto para dominar la localidad, a la que se llega por un camino que en su esplendor fue una calzada empedrada pero que ahora está muy deteriorada.

Seguimos ascendiendo suavemente, rodeados de hayas con un toque de roble y fijándonos bastante en el camino para pisar lo menos posible el barro que la circulación de ganado y de vehículos han generado.
Tiramos luego hacia la derecha para entrar en un precioso hayedo, con menos barro, pero con una cuesta AA+ de las que requieren silencio.

Cuando cruzamos el bosque aparece ante nosotros el portillo de Aro (1000m.) y los quitamiedos de la pista que viene desde Añes. El ansia nos pierde y en vez de ser disciplinados siguiendo el camino tiramos campo a través hasta toparnos con una alambrada que cada uno la pasa por cómo y por donde puede.
Una vez en el portillo, junto a un pequeño altar con un arco en donde se encuentra la figura de San Vitores con su cabeza en las manos, como sólo falta un cuarto de hora para el Angelus, nos tomamos el amaiketako, hoy con salami pero otra vez sin vino.

Son las 12 cuando continuamos hacia el Eskutxi por unas campas con rocas, ligeramente en cuesta, por las que transcurre una pista en bastante buen estado. Nos esparcimos en guerrilla para abarcar el máximo terreno posible en busca y captura del preciado manjar.
El panorama es desolador desde el punto de vista micológico y las dos piezas que pillamos (aprovechable sólo una) es todo nuestro botín.
A todo esto, las nubes bajas, que no han terminado de levantar pese a algunos tímidos intentos, se nos convierten en nubes rasantes. Ya no vemos la cumbre pese e estar a unos 200m. y la prudencia nos aconseja, pues eso, prudencia así que nos damos la vuelta.

A la 1 nos juntamos otra vez (siguen buscando algunos irredentos setalaris) en el arco-altar de san Vitores desde donde, ordenadamente y sin salirnos de la ruta oficial emprendemos el descenso por el camino que hemos traído.
Llegamos a los coches a las 2,10.
Nos cambiarnos de calzado, bastante embarrado por cierto, y nos uniformarnos con la camiseta oficial para ir a comer a Artziniega con un cuarto de hora de retraso sobre el horario convenido lo que nos hace acreedores de una reprimenda por parte del personal del restaurante Torre de Artziniega. La comida además, deja mucho que desear sobre todo en la calidad de algunos de los platos. Sin comentarios.

Pese a las prisas, el micólogo oficial prepara, en crudo, con aceite y sal la única pieza capturada que al parecer es un perretxico. Por cuestiones de seguridad los conductores no lo prueban y a los copilotos se les permite comer sólo un trozo. (1)

No hay sobremesa pero si hay terraza en el bar de la plaza tomando el café, la copita e incluso un par de farias. Tras una breve exposición por parte del guía alfa en la que resume las alternativas barajadas para los días de convivencias, estas quedan fijadas, salvo cambios porque no estamos todos, para 19 al 23 de Septiembre en los Picos de Europa.
Por otro lado, el patrocinador y alma mater de la clásica que cierra el curso nos confirma que se celebrará en Julio con el mismo formato que años anteriores.
Sin más asuntos importantes que tratar se da por finalizado el día sin cumbre, sin setas y sin buen tiempo.

A la tercera será la vencida. ¡Lo conseguiremos!

En los coches todos a bordo a las cinco menos cuarto y para casa.

Se escribe esta crónica en Algorta a 26 de Mayo de 2011 en plena campaña de la renta, coleando la debacle electoral del PSOE y con otro impronunciable volcán Islandés echando ceniza.

(1) A la hora de enviar esta crónica, en la redacción no hay constancia de que haya habido ningún malestar gástrico

viernes, 20 de mayo de 2011

17-5-2011 LA ARBOLEDA

LA ARBOLEDA
17/05/2011


Para hoy el estratega y guía alfa ha programado algo así como un paseo por los montes de Triano (sin subir a ninguno) en la zona minera de La Arboleda con el fin de atraer a algún jubiltaldeo que no arranca con su recuperación post-operatoria y dulcificar la salida a los supervivientes de las dramáticas etapas del Camino del Ebro.

El día es magnífico, sin una nube, luminoso y con una temperatura agradable.

A las 10, que casi es la hora del vermú, quedamos en el parking de La Arboleda a donde llegamos puntuales.
Los 7 jubiltaldeos que somos, comenzamos a andar a las 10,20 después de tomar el café y reservar mesa en el Maite.

A las 11 estamos sobrepasando el Cetro de interpretación de Peñas Negras y a partir de aquí, dejamos el asfalto y empezamos a circular por caminos transitables porque no ha llovido.
Después de un buen rato de subida, con unos tramos exigentes (pocos afortunadamente) y otros tendidos, cuando tenemos los perolos de Petronor abajo y a nuestra derecha, el camino se allana.

Entramos en una zona en donde todavía se pueden apreciar restos de las construcciones que en su día formaron parte de las explotaciones mineras. Como los barracones de los mineros serían de madera, no hay ni rastro.

El paseo continúa prácticamente llaneando. En el desvío que señala la dirección a la cueva La Magdalena hay un conato de ir hacia ella pero desistimos por quedar bastante lejos.
Atravesamos una zona pedregosa (zona de carst, guía dixit) en donde también nos encontramos con profundos agujeros suponemos que hecho por el hombre para encontrar y explotar el mineral de hierro.

A las 12,15 hacemos una parada para el amaiketako al que sólo dedicamos un cuarto de hora.
Seguimos ruta hasta llegar a las faldas del Ganerantz pero, dada la hora que es, decidimos no hacer cumbre con el fin de evitar agobios para llegar a la hora reservada en el restaurante.

Las pistas por las que transcurre el paseo, algunas con yerba, otras pedregosas y todas sin obstáculos ni cuestas que exijan silencio, permiten que caminemos prestando más atención a la conversación que al suelo. El tema del Athleti con Caparros y la Europa League da mucho juego y las vicisitudes padecidas por los del Camino del Ebro, no digamos.

Conectamos con la pista que utilizamos una vez para ir de Galdames a La Arboleda con su bosque de cipreses Lawson y a la 1,30 volvemos a pasar por Peñas Negras.
A las 2 estamos en los coches y después de cambiarnos para estar guapos, ya que por sudar no ha sido, sólo nos queda, antes de comer, cumplir con el ritual del vinito que esta vez, por falta de las almendras no tenemos más remedio que acompañarlo con unas aceitunas.

Hoy, por el día que hace, rechazamos las alubias y las patatas a la riojana y nos decantamos por la fresca ensalada para luego pasar a las anchoas o al pollo frito. Bien, sin grandes alabanzas y 15€ como de costumbre.

En la sobremesa se empieza a poner el encofrado para las convivencias del mes de Septiembre y que marcan el inicio del curso montañero. Se barajan varias alternativas sujetas a debate entre las que destacan Moncayo, Picos de Urbión y Picos de Europa.

A las 4,30 en los coches que tenemos que dejarlos un tiempo abiertos para poder sentarnos y como no hay tráfico, para las 5 en casa.

La crónica de este placentero paseo se escribe en Algorta a 18 de Mayo de 2011.

jueves, 12 de mayo de 2011

3-5-2011 ESKUTXI

ESKUTXI (A POR PERRETXIKOS)
03/05/2011



Hemos quedado en Artziniega a las 9,30 con la misión de subir al Eskutxi y de paso coger algún perretxiko, o era al revés, ¿coger perretxikos y de paso subir al monte?.

La duda, visto lo visto, no tiene trascendencia histórica para los anales de Jubiltaldea porque, vencidos por las condiciones meteorológicas adversas, nos tenemos que retirar ordenadamente sin cumplir el objetivo.

Paso, no obstante, a relatar lo sucedido.

La aproximación al punto de reunión, en el bar La Villa, no presenta buen aspecto pues nos caen algunos chubascos y lo que es peor, el cielo está oscuro y plomizo, con nubes muy bajas y lo que es peor, no hace ni gota de viento que pueda ayudar a despejar.
Una vez reunidos y tomado el café, nos dirigimos al barrio de Añes.
Sigue lloviendo y en el trayecto observamos que todo el ganado está debajo de los árboles, mal augurio porque el refranero popular dice que:
Cuando debajo de los árboles
se guarecen los ganados y el vaquero
estará lloviendo el día entero.

Aún así y todo, nos preparamos, nos enchubascamos y nos emparaguamos. Después de esperar un rato en el pórtico de la iglesia, a las 11 menos 10, aprovechando que la lluvia ha amainado un poco, iniciamos la marcha.
En realidad, este pequeño respiro ha sido para coger más fuerza. Llevamos sólo diez minutos andando por pista de hormigón, por supuesto cuesta arriba, cuando nos paramos a deliberar. Nos ayudan a tomar la decisión dos guardas de caza que en este momento bajan en su todo terreno del monte. Interrogados hábilmente, nos aconsejan, sin ninguna duda, la retirada.

Vuelta a los coches y el guía omega, que ha tomado hoy el mando en ausencia de los guías titular y suplente, sugiere ir hacia Peña Angulo donde, quizá, el tiempo sea mejor.
Falta un cuarto de hora para las 12 cuando llegamos a Quincoces de Yuso. Aparcamos y nos vamos al bar porque nuestro reloj biológico nos indica que es hora del amaiketako y así hacemos tiempo a que escampe porque el día, algo más claro por esta zona sí que está. Los preñaos con café o vino nos dan ánimos e iniciamos pasadas las 12, un paseo exploratorio para hacer apetito pues hemos reservado mesa en el hotel restaurante Puente Romano hacia las 2,30.

Tenemos dos horas largas para andar, ver si hay algo de setas y quién sabe si hacer alguna cumbre.
Seguimos un buen rato el GR-85 al principio por carretera y cuando esta empieza a bajar nos desviamos por un sendero embarrado, pegajoso y resbaladizo hasta llegar a una campa donde tras un minucioso rastreo vemos dos champis. Por el camino nada de nada. Según el guía, estamos a ¿cinco? minutos de la cumbre pero decidimos bajar por cuestiones de horario.

La vuelta, por el mismo camino, la terminamos con el paraguas abierto porque vuelve a llover con cierta intensidad, a las 2,15 sin setas y sin cumbre.
Nos cambiamos de calzado, nos tomamos el preceptivo pote-aperitivo para acompañar a las almendras y nos vamos paseando hasta el restaurante.

La comida nos sorprende gratamente por su calidad, su aire modernista y por el trato agradable dado por su personal.
Hoy, cosa rara no ha habido chupitos así que el ecónomo suplente ha cuadrado al momento las cuentas que, por cierto, con los preñaos y el café matutino le ha vuelto a salir 15€.
Hay una breve sobremesa que sirve para que los expedicionarios a la ruta del Ebro concreten los últimos detalles ante la atención, con cierta nostalgia de los que nos quedamos asustados por los km. que tienen previstos andar diariamente pese a que las distancias se han puesto al estilo de las rebajas (29,8 km., 38,9 km., etc.).

Luego vamos paseando hasta la carnicería, conocida por alguno de los presentes, para, tras las compras, coger los coches y a las 5 aproximadamente salir para casa con una parada después de pasar el túnel de Peña Angulo para sacarnos una foto con la cascada de San Miguel al fondo que, por la niebla existente, apenas se distinguirá.
Sin problemas, a las 6 en casa y con buen tiempo.

Se escribe este relato, que no llega a la categoría de crónica, en Algorta a 4 de Mayo de 2011 en plena primavera a tenor de los colores que, pese a no haber hecho un buen día, la naturaleza empieza a pintar.





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