jueves, 26 de noviembre de 2009

BALGERRI 24-11-09

BALGERRI
24-11-2009

A las nueve menos cuarto y a 3º de temperatura nos encontramos en el bar restaurante Urtegui, en Ribota de Ordunte (Burgos).
Como está cerrado, cosa lógica a esas horas de la madrugada, no hay café así que, sin el chute inicial, montamos en los coches para efectuar la aproximación al campamento base. Un poco antes, hablamos con un operario que justamente pasaba por allí montado en su dumper quien, amablemente, se ofrece para reservarnos sitio, a la vez que nos informa de que se come muy bien por 9€

Es importante señalar que tanto el guía alfa, “que nos ha metido en la embarcada pero nos ha dejado en la estacada” (frase salida del alma a un jubiltaldeo, en plena ascensión) como el guía beta, no forman parte de la expedición. El mando es asumido por el guía epsilón que nos llevará, sin temblarle el pulso, hasta a la cumbre.

Tras un par de Km por una pista algo deteriorada, llegamos a un ensanchamiento, tipo parking, donde dejamos los coches.
Son las 9,15 y ya estamos andando hacia nuestro objetivo. Primero y durante más o menos una hora, ascendemos, casi imperceptiblemente, por una pista amplia en cuyos bordes hay pinos, hayas, acebos, madroños y robles. Pese a lo avanzado del otoño, todavía se puede apreciar los tonos amarillos-naranjas de las hojas de las hayas a las que todavía no les ha llegado su hora.
Los setalaris buscan, pero no encuentran.
Hay algún charco fácil de vadear sin mojarse ni embarrarse excepto en uno de ellos en el que, a falta de zapadores, tuvimos que utilizar grandes dosis de equilibrio para evitar males mayores.
Para estas horas la temperatura es muy agradable y seguimos sin ver una nube.

En un momento determinado nos salimos de la pista y ¡hala! a subir y subir procurando no mirar hacia arriba para no desmoralizarnos. A estas alturas ya se habían formado grupos definidos que iban a su aire: el núcleo duro, el moderado y el conservador.

Y así, hora y media de ascensión en estado puro sin más alivio que, de vez en cuando, algunos metros que nos “parecían” llanos y que permitían admirar el paisaje (pantano de Ordunte, sierra Salvada y los valles circundantes).

Tras dos horas y cuarto de marcha, un coqueto buzón de inoxidable nos indica la cumbre. Si las vistas hasta ahora eran bonitas, desde aquí son espectaculares. Como el viento sur pega fuerte y frío, nos resguardamos en la vertiente norte para, mientras comemos el avituallamiento, poder disfrutar y hacer cábalas sobre todo un panorama de 360º ante nuestros ojos (sería Santoña lo que veíamos?, aquel era el Gorbea? y el Amboto? etc, etc.).

Comidos y fotografiados iniciamos el descenso con cuidado de no resbalar. Si en la subida les ha tocado a los gemelos y a los cuadriceps a la bajada el turno es de las rodillas.

A las 2,15 estamos en los coches. Mientras nos cambiamos de ropa y calzado, el guía alfa y beta nos llaman para comprobar que no nos hemos perdido y que seguimos siendo sus amigos.
La salida a la carretera la hacemos por otra pista, más corta pero con considerables socavones que la pericia de los conductores logra superar sin romper nada.

Por el minipueblo de Hornes llegamos a Ribota donde, efectivamente, nos esperan en el Urtegui. Tras el preceptivo aperitivo con almendras, nos sentamos en la mesa con mantel y servilletas de lino.
La puntuación del trinomio precio-variedad-calidad democráticamente consensuada, con el único fallo, por decir alguno, de que no dejan los peroles en la mesa (paciencia, que todo se andará), le hace acreedor de ser incorporado a la lista de comederos a repetir en posibles excursiones montañeras por esta zona (Telf. 947127351). Y además, en el local, se sienten los colores de nuestro Athleti.
En la sobremesa se concreta el número de comensales, el menú y los currantes para la comida en el txoko de Deusto.
Sin más, nos vamos cada mochuelo a su olivo con circulación fluida, al menos los de la margen derecha.

Esta crónica ha sido redactada en Algorta el 25 de Noviembre de 2009 por el cronista oficial sustituto, recién ascendido de becario meritorio.

jueves, 19 de noviembre de 2009

ALTO DEL CORRAL 17-11-09

CRONICA IZARRA – IZARRA

17 de Noviembre de 2009


Nos despertamos en esta mañana con tiempo lluvioso, oscuro y viento racheado pero no hay vuelta atrás. Hoy vamos al monte.
La cita es a las 10:00 hs. en Izarra, junto al Restaurante y Casa Rural “La Lola” ya conocido de otras ocasiones.
Según vamos ascendiendo por Altube observamos en la lejanía que el cielo no está excesivamente nublado lo cual nos alegra.
Reunidos en el lugar de encuentro los 12 partícipes de hoy, nos disponemos a tomar el apetecible café; aprovechamos para reservar mesa “para las dos y media”, pero nos recomiendan (amenazan) que “no mas tarde de las dos”.
Perece que el tiempo aguanta e iniciamos la marcha en dirección a la hermosa Iglesia del pueblo, que pasamos por su derecha tras algún titubeo, adentrándonos en un bosque de escasa espesura y poca pendiente.
Es agradable el paseo ya que el cielo aunque plomizo no amenaza lluvia.
Abundan los caballos, todos de color negro, pero para frustración de algunos se ven pocas setas y las que hay están muy secas.
En poco tiempo llegamos al Alto del Corral, de 870m. donde permanecemos poco tiempo ya que el viento fresco arrecia.
Cumplido el primer objetivo, descendemos para dirigirnos hacia el segundo. Se trata de “La Lobera”.
No está muy claro si se trata de una zona con este nombre o una trampa usada para cazar lobos en tiempos pretéritos.
El camino por pista es agradable. Tenemos a nuestra izquierda, en la lejanía, Sierra Salvada, y si bien estamos cubiertos de nubes, de momento el tiempo aguanta.
Cuando calculamos que debido a la premura de tiempo que tenemos para llegar en hora a comer decidimos no seguir mas adelante, tras destacar al cercano bosque a un par de exploradores que no encuentran la dichosa lobera, paramos para comer la manzana.
Hoy está acompañada de un exquisito membrillo casero aportado por uno de los jubiltaldeos, si bien está elaborado por su esposa, que ya en alguna otra ocasión nos ha obsequiado con diversas delicias (esperamos que siga con esa buena costumbre y que otr@s la imiten).
No han transcurrido 5 minutos cuando la niebla nos envuelve totalmente y nos obliga a iniciar el camino de regreso, bien abrigados ya que la temperatura ha descendido.
La lluvia hace su aparición y aunque es escasa, nos obliga a sacar los paraguas y ropas al efecto.
Pasamos junto a algunas naves que almacenan grandes bultos de paja para alimentar el ganado.
Por camino bien marcado, descendemos en dirección a Abezia, aldea que cruzamos y que no tiene mayor atractivo que algunas grandes casonas de campo y un puentecillo reconstruido con unos materiales que no tienen nada que ver con el entorno, el cual nos permite vadear un pequeño riachuelo.
Sobre las 13:40 h. llegamos a Izarra.
Tras las abluciones de rigor nos acercamos al restaurante Casa Lola para ser puntuales a nuestra cita y tomar el vino al que nos invita un jubiltaldeo en celebración (o recuerdo) de su cumpleaños, que fue en Junio.
Hay cantidad de comensales tomando el café en la barra puesto que las mesas del restaurante se desocupan y ocupan rápidamente.
Llegado nuestro turno pasamos a la mesa que nos han preparado y en poco rato nos atienden debidamente, teniendo variedad de platos y siendo estos satisfactorios en cantidad y calidad, de los que damos cuenta cumplidamente.
Tras la comida, en los cafés y txupitos, se hacen como siempre diversos planes que ya serán comunicados y confirmados en su momento a los jubiltaldeos.
Sobre las 16:00 h. damos por finalizada la comida ante la atenta mirada de los “amables” hosteleros.
Tratamos de conseguir queso en la quesería que hay en el pueblo, pero al parecer está cerrada, por lo que sin más dilación iniciamos la retirada.

Ante la ausencia del Cronista Titular, del Cronista Suplente y puesto que nadie se ofrece voluntario, escribo esta en

Berango a 18 de Noviembre de 2009



P.D.: Al llegar a casa nos enteramos con alegría de la liberación del “Alakrana “ . Zorionak eta ongi etorri.

lunes, 16 de noviembre de 2009

IRUKURUTZETA 12-11-09

IRUKURUTZETA
La berza el Txurruka

Hoy nos hemos salido del guión. Es jueves y hemos quedado en Soraluce (Placencia de las Armas), en el barrio de Txurruka, junto al restaurante del mismo nombre y, diría yo, objetivo principal de la excursión montañera. Son las diez menos cuarto.
El tiempo es agradable puesto que nos encontramos en “El veranillo de San Martín, tres días buenos y fin”.

Somos pocos efectivos, sólo 6, ya que por diferentes motivos, han excusado su asistencia: el jefe de audiovisuales, el que hace las cuentas, el cronista oficial, el monitor, el experto en setas, el mielero, el valedor de Yeste, etc. etc. O sea, que estamos en cuadro. A este paso habrá que quitar símbolos montañeros del escudo e ir sustituyéndolos por otros gastronómicos. Pero no es más que una opinión.
Como no hay café, para las diez y cuarto ya estamos andando por una pista hormigonada, subiendo, subiendo y subiendo sin tregua hasta llegar al caserío Mendizábal.
Por el camino, atravesando pinares hemos visto setas. Teóricamente eran coprinus, niskalos, lengua de vaca y alguna otra de cuya marca no me acuerdo pero, como nos falta la cesta y la cultura, no echamos mano a ninguna.

A partir de aquí cambia el panorama, la pista de hormigón se acaba y seguimos subiendo por caminos más suaves cubiertos de hojarasca de las hayas, panochas de los pinos y alerces (que ya están amarilleando) y a falta de ambas, hierba a modo de alfombra que nos evita cualquier posible contacto con el barro. A esto también colabora el que no esté en proceso ninguna entresaca.
Hay un momento en que empiezan a caer algunas chispitas sin que afecten ni a la marcha ni a la indumentaria.
Como hasta la conexión con la ruta oficial carecemos de señales que nos guíen a nuestro objetivo, el guía alfa opta, ante la natural zozobra que nos causa cualquier bifurcación, por tomar siempre el camino con pendiente ascendente. Así cualquiera, pero el truco le da resultado.

Al cabo de hora y media, la primera cumbre que hacemos es el Kurutzebakar de 898m.(hemos salido de una cota de 430), luego pasamos por el Kurutzezarra y por último el Irukurutzeta. Los tres bastante juntos.
Mientras vamos de uno a otro, señalizados debidamente, nos sumergimos en la edad de bronce al contemplar nada menos que tres túmulos y tres dólmenes. O por lo menos eso dicen las señales.
Ahora ya sale el sol pero el viento es fresco así que, tras las fotos, nos vamos a reponer fuerzas al socaire.
Como andamos bien de tiempo nos dirigimos hacia unas antenas aun sabiendo que no podríamos, por tiempo, llegar a ellas. A la hora calculada damos la vuelta y volvemos a hacer otra vez cumbre en el Kutzebakar con lo que hoy hemos hecho una especie de hat-trick montañero.



Para las dos y cuarto estamos acicalándonos para comer y repetir, tras el blanquito sin almendras, una sopa de pescado o ensalada para ir templando el estómago, unas alubias con berza y un poco de tocino, una tortilla de bacalao y otra de patata con abundante cebolla. Solamente nos dan opción para elegir los postres. Todo por 9€ más los cafés y las copas. Visto lo visto y confirmada la impresión de un martes en que también se comió aquí, el Txurruka puede ser considerado como templo gastronómico con la única pega de que para cada día de la semana, durante un montón de años, el menú es siempre el mismo, salvo que vayas a la carta que no es nuestro caso.

Después de comer nos da tiempo para ir paseando hasta la cercana ermita de Inazio Deuna, por cierto, nada del otro mundo pero con un coqueto frontón de tres números situado en uno de los lados.

Sin más tarea para hoy, nos montamos en los coches y hala! para casa.

Escrita esta crónica en Algorta, al día siguiente, o sea, el 13 de Noviembre de 2009.



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TUMULO: Montón de tierra y piedras levantado sobre una o varias tumbas.

DOLMEN: Construcción megalítica consistente en varias losas hincadas en tierra y una losa a modo de cubierta apoyada sobre ellas en posición horizontal. (nota de la redacción)

jueves, 5 de noviembre de 2009

ACEBAL DE VALGAÑON 3-11-09

EXCURSION A LA RIOJA


Titulo la crónica así porque como diría Fernando el evento estaba claro pero los hitos difusos.
Como todos los años y para dar satisfacción a Mali, uno de los socios fundadores, ausente actualmente en nuestras citas semanales, por problemas físicos, nos vamos hasta La Rioja teniendo que madrugar un poco.
Desde diferentes puntos y lugares iniciamos la aproximación a Castañares, lugar de reunión grupal. Llegamos todos sin novedad y comprobamos que somos dieciséis jubiltaldeos más un guía autóctono, amigo de Mali, que ya nos acompaño el año pasado.
Satisfecha la necesidad de ingesta de cafeína en un bar de carretera próximo al pueblo salimos en dirección a Valgañón, lugar desde el que tenemos que iniciar la excursión. Alteramos un poco la paz existente con tanto visitante foráneo pero la cosa no va a más.
Iniciamos la marcha adentrándonos a los pocos minutos en una zona de roble bajo y un camino un poco engañoso que presagia que lo determinado a priori como paseo no va a serlo tanto. Acabado el bosque de roble se inicia otro de hayas y con él el paisaje mejora. La pendiente continúa y el susurro de las hojas pisadas nos acompaña durante un buen trecho. Para que la armonía no decaiga, durante un buen rato los badajos (en su primera acepción gramatical) de los cencerros de una manada de vacas suenan en medio del silencio del bosque y acompañan al sonido del pisar de las hojas.
El bosque termina y salimos al claro. Las zonas boscosas de las laderas que nos rodean muestran todos los matices del otoño y disfrutamos contemplándolos. Unas praderas verdes y en algunos momentos mullidas nos permiten avanzar sin acaloramientos y por otro lado nos dejan sin protección del viento frío que nos da en unos cuerpos sudorosos que reclaman protección.
Los seteros siguen con su síndrome recolector y poco a poco van llenando la cestita, al estilo caperucita, que nos ha traído el micólogo. Por concretar decir que las recolectadas son champiñones y setas de cardo.
Andando, andando llegamos, pasando previamente, se me olvidaba, por un acebal, léase zona de acebos, engalanados muchos de ellos con abundantes bayas rojas, hasta Anguta nuestro punto de destino
Es un pueblo abandonado y de casas derruidas donde reponemos fuerzas y descansamos unos minutos.
Iniciamos la marcha de regreso sin prisas y por camino empedrado hasta llegar nuevamente al hayedo. Ahora vamos todos juntos y la sinfonía del pisar de las hojas resulta relajante.
Sin perdida posible, el guía autóctono conoce la zona al dedillo, llegamos hasta la carretera que nos tiene que llevar al pueblo. Paramos un momento en la ermita de Santa María de tres fuentes, llamada así porque realmente hay tres caños de un caudal considerable y una vez vista la fachada nos dirigimos al punto de salida y final de la excursión.
En el pueblo volvemos a soliviantar la paz existente y tras tomar un vinito nos aposentamos en la mesa, puesta al efecto, del bar-restaurante El cazador. La comida bien aunque volvemos a quejarnos del precio. Será la crisis, la edad, o quizá que nos ven cara de pardillos.
Como nos quedan cosas por hacer nos vamos de Valgañón camino de la bodega que visitamos también anualmente en San Vicente de la Sonsierra y cuando llegamos ya nos están esperando con mesa puesta y toda la hostia. Nuevamente a comer y a beber y algunos a comprar vino.
Salimos de noche cerrada, con una luna llena increíble en el cielo y poco a poco volvemos a casa.

Y para que conste escribo esta crónica en las Arenas a tres de Noviembre de 2009

lunes, 2 de noviembre de 2009

OKINA-ANDOLLU

OKINA – ANDOLLU


Repetimos destino a la excursión realizada en junio de 2008. Aquella vez, aunque no estuve, fue un día de sobresaltos y perdidas, teniendo que vérselas algunos miembros jubiltaldeos con lo más granado de la policía autónoma vasca entre otras cosas.
No se bien el motivo por el que el guía alfa nos vuelve a traer, quizá por hacer bien los deberes y acabar lo inconcluso, pero el resultado ha sido un éxito.
La aproximación hasta Okina y la logística de los coches, unos aquí y otros allí, resulta larga pero sin problemas.
Comenzamos a andar y enseguida nos metemos en un bosque de hayas que no deja entrar el sol. Los seteros siguen con su afan recolector y poco a poco van llenando las bolsas. Por aquello del error de la vez anterior esta vez vamos muy pendientes de las marcas y los recuerdos y sin muchas dudas avanzamos siguiendo la ruta GR38. Durante todo el camino estamos acompañados de los disparos de los cazadores, abundantes en la zona, que según parece están al pase de la paloma.
El hayedo se transforma en robledal de escaso porte y la sombra nos sigue cobijando. Ha salido un día de sol, cielo azul y altas temperaturas, pero casi no lo notamos.
El paseo sigue siendo agradable y tranquilo y lo único que nos perturba es el barro y los charcos en algunos tramos del camino.
Después del descanso para reponer fuerzas el paisaje se va aclarando y poco a poco salimos a zona descubierta. Dejado el cobijo del bosque tenemos que soportar el sol y el calor y con ello empezar, algunos, a sudar.
Sin novedades ni pérdidas reseñables llegamos nuevamente a Andollu poco después de dejar atrás una balsa de agua de un color azul verdoso muy intenso. Mientras los chóferes hacen las labores de logística y reunificación el resto estamos atentos a una nueva lección micológica y llegamos básicamente a la misma conclusión de siempre y que no voy a repetir por no ser reiterativo.
Con el gaznate refrigerado y levemente aseados entramos en el restaurante Andollu y nos sentamos en mesa elegante y bien presentada. El menú ligerito y a un precio poco apto para jubilados pero no nos quejamos mucho.
Salimos, tras una tertulia interesante, cuando aún es de día, y sin más dilación nos aposentamos en los coches y nos vamos para casa satisfechos con la excursión realizada y con el paisaje contemplado, adornado ya en algunas laderas de los montes por los colores amarillos y ocres del otoño.

Y para que conste escribo esta crónica en Las Arenas a 27 de Octubre de 2009