jueves, 21 de julio de 2011

12-7-2011 ARRONIZ

ARRONIZ – CASTILLO DE MONJARDIN
12/07/2011

A las 9,30 de la mañana, soleada, llegamos  a la casa, atalaya de la tierra de Estella, en Arróniz, perteneciente a un miembro de Jubiltaldea. Contándole a él hacemos un total de 10 jubiltaldeos.

Nos reciben con café y pastas, para no perder nuestras costumbres, detalle que se agradece después del madrugón incurrido para llegar a la hora.

Tras los preparativos para la marcha nos ponemos a andar a las 10,00 gmt. El camino es cómodo, con suaves subidas y bajadas además de unas magníficas vistas a la llanura navarra, según unos la ribera baja y según otros la ribera alta.

Dejamos a los lados los pueblos de Luquín y Urbiola pero siempre tenemos de frente la sierra de Urbasa con su imponente farallón en donde se puede apreciar el corte del nacimiento del Urederra y el pueblo de Villamayor de Monjardín con su castillo en lo alto.

El Camino de Santiago trascurre por estas latitudes como lo atestiguan las señales que de cuando en cuando vemos.

A la entrada de Villamayor se encuentran las Bodegas Castillo de Monjardín, en cuyo restaurante alguno de los presentes recuerda haber comido. En lo que recorremos del pueblo pasamos junto a dos albergues de  peregrinos a los que, a estas horas, ya han llegado algunos.

En un bar nos proporcionan la llave de la verja para acceder al recinto amurallado a cambio de un DNI dejado en prenda. (la llave para entrar en la ermita no nos la dejan)

Del pueblo al castillo, por donde anduvo en su tiempo Sancho el Fuerte, hay una tiradita tendida, con buena pista y sin dificultades técnicas pero que con la calorina y ausencia de cualquier tipo de brisa hace que sudemos moderadamente.

Llegamos a las 12,15 al objetivo (890m.), también conocido por Castillo de san Esteban de Deio (entre los siglos IX y X), hora habitual para el avituallamiento que lo hacemos en una habitación con una mesa de piedra y sin ventanas por lo que en su interior está bastante fresco.

Hoy el amaiketako es de gala compuesto por cecina, queso curado, vino chileno y sidra de la Bretaña francesa. (el artista que la ha traído lo ha hecho en recipiente especial por lo que estaba fresca).

Pasadas las 12,30 y después de echar una ojeada desde las murallas a todo el paisaje que desde aquí se divisa, nos ponemos en marcha para recorrer la misma ruta que nos ha traído hasta aquí pero con más sol, sol de justicia.

El tipo de arbolado, fundamentalmente encina enana, aunque se ven plantaciones de olivo, almendro y algún pino bajo, no favorece la presencia de sombras que nos hagan más llevadero el camino.

En  Arróniz, que está a 562m. sobre el nivel del mar atracamos a las 2,30. Tras unos manguerazos para refrescarnos por fuera, cervezas frescas para hacer lo mismo pero por dentro y cambio de ropa y calzado, nos sentamos en la mesa situada debajo de un cerezo para el asunto de la comida que el jubiltaldeo en cuestión apoyado por su santa se han empeñado que sea en su casa. Y haber quien le discute a un navarro.

Mientras la paella entra en trance, calentamos el estómago con unos espárragos con vinagreta ilustrada, melón con jamón y como entremeses calientes, chistorra y pimientos rojos que para eso estamos en tierras navarras.

Terminamos los entrantes, justo cuando se han cumplido los preceptivos cinco minutos de reposo, para degustar una sustanciosa paella de marisco que la mayoría repite. (este cronista se queda con la pena de no haber metido un tupper en la mochila)

De postre, la señora de la casa nos obsequia con un sorbete de limón y unas tejas artesanas con las que consigue una nota alta por parte de los comensales.

Cafés, copas e incluso algún trago largo, estos últimos para los que hoy libran de conducir.

En la sobremesa se decide, para la clásica, ir en autobús hasta Laredo para lo que se convocará pertinentemente la hora a la que quedaremos en Termibús. Mientras se debate la conveniencia de nombrar al local templo gastronómico, lo que implicaría ir por lo menos dos veces al año, el viento, que ha estado soplando durante la comida, arrecia lo suficiente como para recoger todo rápidamente y continuar la charla al socaire. El asunto queda pendiente.

También se esbozan, pero sin concretar fechas, un par de comidas campestres (y hasta aquí puedo leer).

Para que no falte de nada nos cae una buena tormenta con potente aparato eléctrico. Cuando éste desaparece, aunque sigue lloviendo, nos despedimos de la jefa y nos dirigimos a la cooperativa para comprar diversos productos en conserva. Lo del aceite se había resuelto in situ mientras comíamos.

Con lluvia, aceite y latas como para resistir un asedio, a las siete menos cuarto iniciamos el regreso a casa a donde llegamos sin contratiempos después de dos horas de carretera (más o menos lo mismo que a la ida por Logroño).

Se escribe esta crónica, en Górliz, el día del Carmen de 2011.


28-6-2011 UBIDEA-ARIMEKORTA-UBIDEA

UBIDE – ARIMEKORTA – ENIABE – UBIDE

Estos últimos días hemos tenido temperaturas superiores a los 35º y dada la ausencia de los guías alfa y beta, ayer comentamos de hacer un monte con mucho arbolado. El elegido fue el Dulau, partiendo desde Ubide.

Como es habitual cuando vamos por esa zona quedamos en Barazar para  tomar café y partir hacia Ubide todos juntos.

Hemos salido de casa pensando que el sirimiri nos dejaría a lo largo de la mañana, nada más lejos de la realidad, no ha parado hasta Lemona a la vuelta.

La subida comienza en la plaza de Ubide, todavía con restos de las fiestas patronales, y nos dirigimos por la orilla de río entre árboles, como habíamos planeado, hasta Arimekorta. La lluvia débil y la niebla no nos ha dejado en todo el recorrido, y al llegar a las campas se ha cerrado tanto que no era prudente seguir hasta la zona de los refugios, camino al Dulau   y hemos optado por volver por nuestros pasos para no perder el camino.

Bajando en el bosque que alguno a bautizado como “eclipse terrestre” , por la ausencia de luz, nos hemos desviado al refugio para reponer fuerzas. La lluvia y la niebla seguían con nosotros.

Reemprendemos la marcha y al llegar a un punto de camino donde un letrero nos indica que Ubide está a 3 Kilómetros, en ese lugar me he acordado de nuestro maestro-cronista, porque a la izquierda sale una pista que subiendo al Eniabe, también nos lleva a Ubide, pero después de algún Kilómetro más que 3.

Es inútil decir por donde hemos tirado para llegar al Batzoki de Ubide  y tomar el txakolí, esta vez por invitación de un cumpleañero Jubiltaldeo. (Nos persigue el sirimiri)

Hemos comido en nuestro Templo Gastronómico,  puerros con vinagreta, vainas con patatitas y zanahorias, alubias blancas con choricito, Txipis en su tinta, carrillera con boletus, lengua albardada, postres cafés y licores.

Durante la sobremesa se han pulido los flecos para la clásica del 19 de Julio en Cantabria  y la jornada del 12, destinada a compras de productos navarros en Arroniz, con algo de monte.

Como es clásico en Ubide y previa llamada a Aser, nuestro quesero, nos dirigimos a la quesería y dado que sigue sin parar de llover (lluvia débil) lo hacemos en coche.

En la plaza nos despedimos los de Bilbao y los de Costarrica hasta la próxima.

Escribo esta crónica (trilogía) en la parte alta de Bilbao el 28 de Junio del 2011.