jueves, 27 de enero de 2011

25-1-2011 Travesía Mercadillo-LONGITAS-Bezi

MERCADILLO – LONGITAS - BEZI
25/01/2011



Hombre! Por fin hoy no llueve.

A las 9,30 diez jubiltaldeos y tres coches nos encontramos, de acuerdo con la convocatoria, en Mercadillo, barrio de Sopuerta.
El día es gris plomizo, fresco (unos 4º) y no hace viento.

Tras el café y la ubicación estratégica de los coches, operación de la que se encargan los conductores acompañados por el guía alfa mientras el resto espera, empezamos a andar con fuerza, ánimo y ganas a las 10,25 desde el cementerio situado en el mencionado barrio.

En 20 minutos, por carretera primero asfaltada y luego hormigonada, llegamos a Los Llanos. A partir de aquí alternamos pistas de yerba y hojarasca con pistas y caminos de yerba y barro en sus variadas combinaciones pero, como hace tiempo que no ha llovido, toda la ruta está aceptablemente transitable.

Como la mañana sigue brumosa no podemos apreciar las vistas que, a medida que cogemos altura se nos presentan, como tampoco destaca mucho el amarillo de las mimosas en flor entre el verde oscuro y triste de las coníferas.
Atravesamos un bosque de pinos donde todavía se pueden ver algunos árboles tumbados, mostrando impúdicamente sus raíces, por culpa de aquella ciclogénesis del año pasado.
Seguimos bordeando nuestro objetivo con pendientes más bien suaves pero constantes, y sin caer en la tentación de los atajos, llegamos al Longitas (593m.) a punto de dar las 12 donde, dada la hora, es preceptivo hacer la parada de avituallamiento, esta vez con la agradable sorpresa de que disponemos de café con leche caliente producido en la misma factoría de Santutxu que nos suele suministrar el caldo de otras ocasiones.

Tras un cuarto de hora, hoy sin clase de orografía porque, nunca mejor dicho, los árboles no nos dejan ver los montes, iniciamos el descenso previa breve exploración por parte del guía alfa para evitar sorpresas.
Como parece que tenemos tiempo, en atención al núcleo duro cilindrada GP, nos desviamos un poco para subir a la Peña del Paso (541m.) con un repecho justo antes de llegar, corto pero contundente, que nos hace sudar un poco.

Desde aquí, sin prisas, sin el run run de la maquinaria de la cantera, audible dependiendo de la vertiente en que nos encontrásemos, porque a la 1 en punto ha parado, y eligiendo asambleariamente el tirar hacia la derecha o la izquierda en los cruces que tenían alguna duda siempre con la siempre inestimable ayuda del GPS a cuyo operador le recomendamos encarecidamente que lea el libro de instrucciones para evitar sustos, para las dos del mediodía estamos en Bezi.

Nos adecentamos para volver otra vez a la civilización pero en el restaurante de Mercadillo, ya conocido de alguna otra salida montañera, donde teníamos previsto comer pero no habíamos reservado, nos dan calabazas por falta de género ¿o tal vez por falta de ganas?
Por suerte, la aportación iluminada de un jubiltaldeo nos reconduce al barrio de Carral donde está el restaurante La Bodeguilla (946504103). Como suele ser habitual, mientras nos preparan la mesa nos tomamos el vino, esta vez con las almendras oficiales.
Comemos bien, muy bien según otros comentarios, como a nosotros nos gusta, es decir los tres primeros para todos de todo. La pena es que los garbanzos, estos sí que estaban tiernos, no venían acompañados de berza. Queda pendiente otra visita de confirmación para poder incluirlo en la lista.
Sin contratiempos y lo que es muy importante, sin tener que fregar las botas, estamos en casa alrededor de las 5.


Se escribe esta crónica en Algorta a 26 de Enero de 2011 con nuestro Athletic en puestos europeos después de la victoria conseguida el lunes frente al Hércules.

martes, 25 de enero de 2011

20-1-2011 7º ANIVERSARIO

COMIDA ANIVERSARIO



Estas cosas sólo nos pasan a los tíos: siete años después de iniciar una experiencia grupal seguimos juntos y sin problemas. ¿Pelín machista o cruda realidad?
Con ánimos renovados y siguiendo las instrucciones del socio fundador encargado de la convocatoria nos junta-mos, a la hora convenida, en el Batzoki de la calle Henao (lo siento López) para cumplir con el primer ritual: tomar un cafecito.
Saludados los unos a los otros y puestos al día sobre al-gunas vicisitudes propias de la edad, salimos del local pa-ra realizar la parte cultural de la celebración de nuestro séptimo aniversario.
Nos dirigimos, buscando el sol, hacia el emblemático mu-seo Guggenheim (o la caseta de pupy, según para quién) para estar calentitos y al tiempo disfrutando de la exposi-ción sobre la edad de oro de la pintura holandesa y fla-menca que actualmente se expone en este templo pictó-rico de nuestra noble villa.
Ni que decir que como buenos jubilados y prejubilados hemos entrado de “gañote”, una vez más, gracias a las buenas gestiones del socio fundador encargado de los asuntos de esta primera parte del día.
La valoración de lo visto y admirado, no puede ser de otra forma, es de sobresaliente. ¿Cómo conseguían esos tíos semejante realismo? Nada que ver con la parte moderna, abstracta, (o lo que sea) del resto del museo.
Envueltos de una ligera pátina de conocimientos sobre pintura, pinceles y otros asuntos relacionados con el tema vamos paseando plácidamente por el borde de la ría en dirección a la Plaza Nueva, mientras el de audiovisuales (el oficial) se recrea con lo suyo.
Hay que parar para tomar un vinito (otro ritual) y a ello nos dedicamos durante un buen rato disfrutando de la tertulia grupal.
Cuando la hora de la cita culinaria se aproxima nos diri-gimos al restaurante Miren Itziar, lugar de celebración de éste y otros años, y tras saludar a otros jubilados banca-rios con los que coincidimos nos adentramos en la tasca para, los diecisiete reunidos, disfrutar de sus manjares.
La comida es la tradicional: fritos, merluza frita y cordero asado.
Decir, sin entrar en detalles, que la “cosa” ha bajado de nivel en varios aspectos. Sin más.
A los postres, y como parte del ceremonial anual, se hace entrega de camiseta, niki y diploma a un jubiltaldeo, que desde este momento y con el aplauso unánime de todos los asistentes pasa a ser socio de pleno derecho.
A las copas y con las lenguas ya desatadas se empieza con lo de siempre: grandes propuestas, ideas primero coherentes y después más difusas, y como siempre gri-terío y confusión según va pasando el tiempo.
De toda la bulla lo único que he sacado en claro es que el próximo mes nos vamos, a día completo, con las que mandan en casa a una sidrería en Astigarraga: o sea, confraternización y buen rollito con los de la provincia ve-cina.
Igual es que yo también estaba espeso a esas horas (como se ve ni yo me salvo de la crítica acida).
A una hora prudencial, y cuando la noche ya está cayen-do salimos del restaurante y nos despedimos según des-tinos.
El colectivo ferroviario (entiéndase metro) nos lleva a al-gunos hasta el hogar dando por finalizada la jornada.
Nos hemos visto “casi todos”, los habituales y los menos, nos hemos divertido, por momentos, hemos disfrutado de la compañía de los demás y sobre todo hemos mantenido el espíritu de aquello que comenzó hace ya siete años.
Jubiltaldea está viva y así seguirá con toda seguridad du-rante muchos más años.

Y sin más, que me estoy poniendo romántico y no es eso, escribo esta crónica en Las Arenas, la zona más rica de costa rica, a veinte de Enero de 2011

18-1-2011 ALGORTA-GORLIZ

GORLIZ DESDE BIDEZABAL
18/01/2011


Día oscuro, gris y con predicción de lloviznas más frecuentes en zonas más próximas a la costa. ¡ Bingo !
A las 10,30 hemos quedado en la estación de Bidezábal. Entre un accidente que ha habido en el Metro y la lluvia suave pero constante que está cayendo, solo estamos 6 efectivos. Esperamos por si acaso llega algún afectado y en vista del éxito (no llega nadie más), a las 11,00 empezamos a andar.
En el Molino se nos adhieren dos jubiltaldeos que han venido en coche debido a las irregularidades del Metro.
Por el paseo de la Galea, con lluvia a veces fuerte y una niebla densa, a las 11,30 estamos en Azkorri donde tenemos una baja “in itínere”. Afortunadamente hacia la altura de La Salvaje deja de llover pero para evitar el barro que habrá por el camino de la costa tiramos para Sopelana.
Como ya son las 12 bastante pasadas paramos un momento en un parquecito con fuente y papelera para compartir las escasas provisiones que hemos podido reunir. Al estar clasificada la salida como paseo ha habido de todo en cuanto al equipo y al avituallamiento circunstancia que indirectamente a afectado al negociado de audiovisuales por lo que hoy no tenemos evidencias fotográficas. Ahora, eso sí, los paraguas y las botas no han fallado.
Por la carretera que pasa por el restaurante Gardoqui, subimos hasta el barrio de Goierri, en Barrica, para llegar, por el interior, a la estación de Plencia a la 1,30.
Otra vez tenemos que abrir los paraguas y por el paseo junto a la ría nos vamos hasta Górliz. Son las 2 y todavía tenemos tiempo de tomar el vino de rigor (y seguimos sin las almendras por ausencia del titular) antes de sentarnos a la mesa en el Ondragane.
La comida, en plan menú del día (9,50€), sin grandes lujos, nos ha producido buenas sensaciones, si bien y en opinión de los comensales, antes de otorgarle una estrella jubiltaldea, convendría hacer otra visita como prueba de solvencia o estrés. El sistema en cuanto a los primeros platos, es parecido al de Ubidea aunque en un tono menor.
Cuando salimos del restaurante hace más frío y llueve a gusto. Como no conocemos los horarios de los autobuses nos vamos andando hasta la estación para coger el metro de las 5.
Sin más asuntos de interés para ser incorporados a este paseo, se escribe esta crónica, en Algorta a 19 de Enero de 2011.

NOTA:
En un principio, esta salida de acuerdo con la entrevista que este cronista le realizó al guía alfa y vocal de salidas y pernoctas (ausente también hoy), estaba pensada para atraer a los jubiltaldeos en periodo de recuperación de sus recientes dolencias además de evitar posibles bajas para la comida del aniversario.

domingo, 16 de enero de 2011

11-1-2011 BIZKARGI

BIZKARGI
11/01/2011

Alrededor de las 9,15 vamos llegando 11 jubiltaldeos al batzoki de Larrabetzu. Después del café y de asegurarnos de que estábamos todos, ni uno más, ni uno menos, nos dirigimos en los coches al barrio de Goikolegea o Goikolexea aparcando junto a la iglesia juradera de San Emeterio y San Celedonio.

La temperatura es buena y no hace viento pero llover vaya que si llueve aunque confiamos ciegamente en Ana Urrutia y los modelos meteorológicos de EITB que para hoy han anunciado un día oscuro pero prácticamente sin lluvia, circunstancia que, por ahora no se está cumpliendo.
Como sigue lloviendo, el cura, que anda por allí, nos abre el pórtico de la iglesia para equiparnos. Salimos a las 10,15 con los paraguas abiertos.

Por carretera asfaltada, sin grandes cuestas, llegamos tras una hora escasa de marcha al barrio de Barrenetxe, punto donde muere el asfalto. Por ahora todo bien y el paraguas en intermitente con algún que otro chubasco moderado entre sirimiri y sirimiri.
Nada más dejar la carretera empezamos a catar, pero solo a catar, el barro. Al principio vamos por una campa que bordea un pinar hasta no nos queda más remedio que adentrarnos en él. Como el camino no está muy machacado y el piñurri nos protege, lo del barro es llevadero.

Salimos a un cortafuegos de la conducción de gas Bermeo-Lemona que tiene una pendiente corta pero intensa. El asunto barro va incrementando su presencia. Ah! Y por supuesto sigue lloviendo. Empezamos a hacer equilibrios, con una mano en el bastón y la otra en el paraguas, como si fuésemos funámbulos.

Cuando se desvía el gaseoducto, debido a una mala interpretación de las instrucciones de ruta, tiramos a la derecha en vez de tirar derechos. Desde aquí el andar es una pequeña tortura porque el protagonista, de color chocolate con leche con ligeros toques de arcilla rojiza, nos acompañará hasta la cumbre con pocas posibilidades de escapatoria porque es imposible usar los “arcenes” ya que están llenos de maleza. Las sacas, entresacas y matarrasas son el terror del montañero cuando llueve o ha llovido.

Estamos en el Bizkargi (565m.) a eso de las 12 y menos mal que en la ermita de Santacruz nos podemos proteger para tomar el amaiketako en seco. Todo alrededor está cubierto por la bruma que producen las nubes bajas así que, como no se puede ver nada, en un cuarto de hora reemprendemos el descenso con el pensamiento fijado en mantener el equilibrio.
A la postre no ha sido tan grave ya que utilizamos otro camino que atraviesa un pinar que lleva sin problemas justo en el punto en que antes hemos dejado el gaseoducto.

A partir de ahora la cosa vuelve a ser más cómoda y aunque nos despistamos un poco de la ruta, el guía alfa nos reconduce, firme pero amablemente, hasta llegar otra vez al asfalto que lo cogemos con gusto. Es ya la una y cuarto.
Prácticamente sin lluvia y lógicamente con más visibilidad llegamos a los coches en media hora. Como el pórtico lo tenemos abierto nos podemos cambiar sin sujetar el paraguas porque oh! sorpresa, se ha puesto a llover otra vez.

Comemos en el batzoki de Sondika cuyo cocinero o chef es hijo de uno de los jubiltaldeos presentes con lo cual está todo dicho por la cuenta que le tiene (al hijo).
La comida, de estilo casero y de raciones abundantes, satisface plenamente al personal como lo demuestra el hecho de que las antenas de este cronista no registrasen ninguna queja.

Durante el almuerzo y sobremesa se tratan variados temas entre los que se encuentran diversas ideas que se expondrán y serán sometidas a debate en la Asamblea anual que se celebrará, en única convocatoria, el próximo día 20 en que celebraremos el 7ºaniversario del nacimiento de Jubiltaldea.

Para las 6 estamos en casa y en cuanto a los pronósticos para hoy algo le ha debido de pasar a la borrasca durante la noche porque hemos tenido el día prácticamente pasado por agua.

Se escribe esta crónica en Algorta el 12 de Enero de 2011 aplicando las nuevas reglas de la ortografía española.


OTRO SI
Me indican los insumisos que fueron andando el pasado martes desde Arrigorriaga que su destino no fue Etxebarri , como en principio estaba previsto, sino que llegaron a Bolueta.
Queda dicho porque es de justicia decirlo.

domingo, 9 de enero de 2011

4-1-2011 TRAVESIA BEDIA-ARRIGORRIAGA

TRAVESIA BEDIA - ARRIGORRIAGA

04/01/2011



A las 9,42 tomamos el tren en Bolueta con destino a Amorebieta nueve jubiltaldeos supervivientes de enfermedades, de recuperaciones, de compromisos familiares, de perdidas en combate o simplemente de perdidos para la causa.

En Bedia dejamos el euskotren y para las 10 estamos iniciando la marcha con ciertas dudas pero con paso firme una vez interrogado hábilmente un lugareño que pasaba por allí.

Hoy no tenemos guía oficial y nos encontramos inmersos en una orfandad cartográfica y geográfica ya que el guía alfa, con profesionalidad y sentido de la responsabilidad nos ha remitido vía, correo e-lectrónico, un mapa que no había hijo de vecino que lo pudiese interpretar.

Con estos mimbres, por carretera asfaltada primero y por carretera hormigonada después, tras una hora de marcha de constante ascensión nada tendida, llegamos al barrio de Ereño.

El día está gris, sin mucho frío y a medida que cogemos altura vamos contemplando los valles cubiertos de bruma que, con algún tímido rayo de sol que intenta salir, empieza a disiparse.

A partir de aquí, desobedecemos al lugareño y en vez de tirar para abajo, tiramos hacia arriba, cosa lógica generalmente cuando se va al monte. Unos jóvenes en bici de montaña nos confirman nuestra cabezonería que queda rubricada porque, en vez de descender para coger la ruta correcta, seguimos adelante. Ahora el camino, que sigue subiendo pero con menos pendiente, está algo embarrado pero transitable.

En una especie de collado confirmamos nuestra posición con un ciclista quien nos aclara nuestra cercanía al Mandoia y más o menos el tiempo que nos llevará llegar hasta Arrigorriaga. Del pantano de Lekubasko y de la subida al Upo, sin noticias.

Esta conversación hace que uno de los componentes de la partida recupere parte de la información almacenada en su disco duro de una excursión pretérita por esta zona y con gran pundonor admite que le nombremos guía épsilon para llevarnos a destino.

A las 12, como estamos más o menos encauzados, hacemos la parada para el amaiketako que hoy ha sido un poco especial pues un jubiltaldeo ha llevado un albariño crianza con potente retrogusto en boca y otro ha aportado un cuarto de queso, sublime, adquirido en Santo Tomás. Nos ha fallado el suministrador del pan para haber estado en la gloria. A pesar de este extra, en un cuarto de hora seguimos la marcha.

Salvo una parte del camino con bastante barro, barro generado, como casi siempre, por las máquinas que intervienen en las talas, que por cierto hoy hemos visto varias aunque sólo nos ha afectado esta, el resto del “viaje” transcurre sin contratiempos graves en una sucesión de subidas y bajadas, lógicamente con predominio de estas últimas, por pistas de tierra y piedra hasta llegar a una granja de ganado vacuno.

A partir de aquí seguimos una pista de hormigón con pendientes bastante pronunciadas, que hacen que las piernas se resientan, hasta enganchar con la carretera que transcurre desde un polígono industrial a Zarátamo (guía épsilon dixit) para hacer entrada en Arrigorriaga por el puente sobre la carretera general, a las 2 de la tarde.

Nos tomamos un par de vinos, sin almendras oficiales, hasta que nos preparan la mesa. Previamente nos hemos adecentado un poco junto a la plaza del ayuntamiento donde hay una fuente que nos sirve para limpiar las botas.

La comida en el Poli es más que aceptable y ha estado amenizada con el resumen, y temas colaterales surgidos, que uno de los comensales nos hace de un libro sobre Kennedy que acaba de leer.

De camino a la estación se produce un desglose del grupo, totalmente controlado y anunciado, y 6 insensatos (al principio eran menos) toman la decisión de ir andando hasta Etxebarri, en contra del contenido del capítulo VI del “Manual del Caminante” que aconseja no andar mucho después de comer.

Los restantes, cogemos el tren de la las 5,05 y con el trasbordo en Abando, llegamos a las 6 a casa. Del resto no puedo decir nada porque no he sido testigo pero mucho me temo de que algo les llovió a tenor de los paraguas abiertos que veíamos desde el tren.

Y punto.

Se escribe esta crónica en Algorta el 5 de Enero de 2011, víspera de los Reyes Magos y día en el que nuestro Athleti se enfrenta en octavos al Barsa, con la esperanza, que es lo último que se pierde, de que entre la Amatxu de Begoña y San Mamés, hagan algún chanchullo y podamos eliminar de la Copa al mejor equipo del mundo.