jueves, 23 de abril de 2015

14-4-2015 GR98 ETAPA KANALA-EREÑO

VUELTA A URDAIBAI
DE KANALA A EREÑO
14/04/2015









Después de tomar el café en el viejo Boliña de Gernika, nos dirigimos los10 (1+8) jubiltaldeos en tres coches hasta la Iglesia de Nª Sª de Legendika en el barrio de Kanala.


Tenemos 20º de temperatura y el cielo está sin una nube.


Uno de los coches se pasa de largo pero gracias a los móviles lo recuperamos pronto para hacer los trasvases necesarios ya que dos de ellos se quedan en el punto de destino. Somos diez y esto permite que cuadre con dos coches que si no…….


Mientras se realiza la operación pasamos el tiempo recordando y aprendiendo el francés gracias a un par de jubiltaldeos que han estado durante la Semana Santa en las Galias.


Cuando nos juntamos todos comenzamos el paseo a la hora, muy señorial, de las 11 menos cuarto.
Inmediatamente cogemos un sendero, al principio bastante empinado, que pronto de convierte en una maraña de zarzas, lianas, algún que otro árbol caído y en general con bastante maleza que durante media hora que nos lleva atravesarlo parece que estamos en la selva con sus correspondientes tropezones, rasguños, arañazos que se puede consultar con el que iba con pantalones cortos.


Pasado este mal trance entramos en una pista de tierra seca alternando con piedras para hacer camino y siempre por zonas donde predomina la sombra.
Cuando vemos mar, la brisa es muy agradable pero a medida que transcurre la mañana el calor se va haciendo cada vez más molesto.


No tenemos grandes cuestas pero el perfil de esta etapa es claramente de rompepiernas.


Pasamos una bifurcación que va a San Pedro de Atxerre pero nosotros seguimos en dirección a Arketa.
Andamos entre pinos ora sobre caminos de piedra ora sobre hormigón pero siempre con subidas y bajadas. Otro desvió nos señala dirección a Akorda y hacia allí vamos.


Antes de llegar a la carretera tenemos la suerte de ver una ardilla en lo alto de un árbol que pese a ser unos cuantos permanece quieta. Tras un rato caminando por una especie de bideverdea que va paralelo a la carretera nos desviamos y, ala!, otra subida, esta vez algo más larga y con más sol y menos viento, en dirección a Elantxobe que nos deja en el alto junto al cementerio, con Ogoño a nuestra izquierda.
Como son ya las 12:30 y todavía no hemos parado aprovechamos para participar del frugal amaiketako y abundante agua ya que tenemos fuente.
Al sol y sin brisa hace realmente calor.


Es la una menos cuarto y el guía no insufla ánimos confesando que aún nos quedan algo más que 6 Kilómetros.
Pasamos por los arrabales de Ibarrangelu, un rato por carretera con vistas al mar y tomamos un desvío que nos lleva a través de un eucaliptal.


No voy a seguir con las carreteras que atravesamos para no aburrir al personal. Tenemos un momento de duda, por la errónea interpretación del plano del recorrido,
que se resuelve rápidamente pero hasta que no alcanzamos el caserío Lau-Aizeta y hablamos con, suponemos, su propietario se palpa en el ambiente el temor consustancial a todo jubiltaldeo: llegar tarde y no encontrar comida.


A partir de aquí es andar por eucaliptus y asfalto hasta que, a las 2:10, nos encontramos en los coches estratégicamente aparcados junto al restaurante Atxoste.


Nos mudamos y mientras nos preparan la mesa nos refrescamos por dentro de paso celebrar el cumpleaños de un jubiltaldeo que a pesar de su edad todavía puede cargar con el mochilón que, haga el tiempo que haga, vayamos donde vayamos, siempre abulta lo mismo.


La comida es agradable destacando el bacalao y la merluza, ambos a la plancha.


En la sobremesa se rescata el proyecto de pasar una noche en uno de los refugios de las campas de Arraba, con visita guiada a la bóveda celeste y subida al Gorbeia al día siguiente.
Hay también una petición, que le está suponiendo un trauma a un veterano jubiltaldeo, para subir al Sollube y al Anboto (no el mismo día claro está) que todavía, pese a la edad, aún no los ha coronado.


A las 4 más o menos cogemos los coches lanzadera para ir a Kanala a recoger el que falta y desde aquí todos para casa.


Escribo esta crónica en Algorta en los últimos coletazos de la mini ola de calor.

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