lunes, 1 de junio de 2015

26-5-2015 VUELTA A URDAIBAI: NABARNIZ-KANPONA Y VUELTA

VUELTA A URDAIBAI
DE NABARNIZ A NABARNIZ
26/05/2015









Con tiempo amenazando lluvia y con predicciones que piensan lo mismo pero solo a partir de las 12 del mediodía, 9 (+8) jubiltaldeos nos animamos a seguir con la vuelta a Urdaibai


Así pues, como la última vez llegamos a Nabarniz, de aquí partimos a las 10 después de tomar el café en un bar un tanto friki en cuanto al ¿camarero? que nos atiende pero con precios de la Gran Vía.


El trayecto empieza con un kilómetro más o menos por la carretera Nabarniz-Gernika hasta coger un desvío a la izquierda en el que tenemos un trecho importante de subida con piso elegante de hormigón.
Pasamos por el caserío Arrola Bekoa y dejamos a nuestra derecha el Arrola (537m.) con la intención, si andamos bien de tiempo, de subirlo a la vuelta.
Hemos andado una hora de sube y baja y se supone que hacemos cumbre en el Elbitzuaga (458m.) y digo suponemos porque no hay nada que lo identifique.


Poco a poco la senda hasta el otro de los montes, incluido en la ruta de hoy, se va haciendo más complicada por el barro ya que gran parte del camino ha sido utilizado para alguna carrera reciente de motocross y está bastante impracticable. Además seguimos con las subidas y bajadas en plan tobogán.
Dentro de poco van a ser las 12 pero los que van de avanzadilla retroceden ante el estado en que se encuentra el camino. No llegamos al Kanpona (504m.) por muy poco.
Procedemos al amaiketako, como siempre frugal, cuando empiezan a caer unas gotas de lluvia.
De repente, se oye un ruido y un ay! desgarrador. Miramos y vemos a uno de los nuestros, separado del grupo un par de metros, que se echa las manos a la cabeza y acierta a balbucear que se le ha caído una rama. La herida la tiene más o menos a la altura de la coronilla y sangra abundantemente. Afortunadamente no ha perdido el conocimiento y permanece sereno lo que facilita, al jubiltaldeo que está especializado en cura de ampollas y que ahora actúa de enfermero, a parar la hemorragia aplicando kleenex.
Por último se procede a consolidar la cura con una venda y una gasa procedentes del botiquín de la mochila nodriza.


Bueno, al final todo ha quedado en un susto (si la rama hubiese caído de punta y dada su entidad podía haber sido otra cosa). El herido no sangra, no ha visto mermadas sus capacidades motrices y mentales y nadie se ha desmayado al ver la sangre.


La lluvia poco a poco va aumentando así que levantamos el campamento y nos vamos de vuelta a Nabarniz por otro camino que, creemos, nos evita unos desniveles cortos pero intensos en los que la bajada podría ser peligrosa ya que la subida ha sido complicada.
No nos libramos del circuito de motos y seguimos inmersos en el barro y encima con el paraguas porque la lluvia ya ha dejado de ser unas chispitas de nada.
Hay un momento en que técnicamente nos podemos considerar perdidos pero no desorientados y gracias a la sangre fría del guía y a su GPS por fin damos con la pista que hemos utilizado a la ida, libre de barro y poco a poco, pero seguros de que hoy comemos, llegamos a la carretera.
De subir al Arrola, ni se menciona.

El kilómetro que andamos por ella sirve para limpiar algo las botas y a las 2:15 estamos cambiándonos junto a los coches. A las 2, tal como estaba previsto, ha dejado de llover.


Comemos en el Nabarniz jatetxea. Mientras nos ponen la mesa nos tomamos el refrigerio por invitación de un jubiltaldeo que cumple los años fuera de temporada y que consciente y sabedor de los usos y costumbres, pese a no ser socio fundador, paga la consumición. ¡Larga vida compañero!


Tenemos como único primero unas extraordinarias alubias (excepcionalmente dos comen ensalada) y como único segundo carne empanada con patatas fritas caseras. Los postres, también de la casa, es lo único que podemos elegir según gustos. Sin rechistar porque es lo que la señora nos ha traído para comer y casi como justificándose. Amabilidad, buenas raciones y bien condimentadas. La menestra de verduras, plato rey de la casa, no entraba en el menú.


Para las 4:30 salimos para nuestras bases y para las 6, yo que soy el último que se baja del coche, ya estoy lavando las botas.


Escrita esta crónica en Algorta a tres días de jugarse la final de copa que quien sabe si los chicos nos darán una alegría. ¡¡AUPA ATHLETIC!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario