lunes, 3 de marzo de 2014

25-2-2014 MANDOIA DESDE ZEBERIO

MANDOIA desde ZEBERIO
25/02/2014










A las 9:30 estamos citados por el guía alfa en la Herriko de Zeberio y hoy, por diversos motivos, debidamente justificados, sólo aparecemos 6 (1+5) jubiltaldeos disponibles.
El tiempo está gris, con buena temperatura y predicción de lluvia a partir del mediodía así que, por si acaso, todos con el paraguas en la mochila. Sopla el viento sur.


Vamos en los coches hasta Ermitabarri donde aparcamos y para las 10, aún sin dar, empezamos a andar. Por primera vez en mucho tiempo, tanto que ni me acuerdo, el comienzo es hacia abajo, aunque por poco tiempo.


En Ametza Errota hay una bifurcación de la carretera y nosotros cogemos la que tira hacia la izquierda y con una fuerte subida llegamos al barrio de Zeberiogana donde nos desviamos unos metros para subir hasta la ermita santuario de Andra Mari de Zeberio del S. XVII bien conservada y de porte elegante.


Retomamos ruta, pasamos por un caserón con el tejado parcialmente quemado y en uno de los múltiples carteles indicativos con los que nos cruzamos, porque todo hay que decirlo la señalización es muy buena, se nos indica que nuestro objetivo está a 2,6 Km.

Empezamos a ver los primeros movimientos migratorios de la procesionaria que al principio tratamos de desbaratar rompiendo la cadena pero al final, como hemos venido al monte, pisamos las que podemos pero no nos paramos.


En Ametzola, en donde se nos acaba el asfalto, vemos una imponente casa rural del S. XVI pero al ser día de labor y no estamos en verano, está cerrada.
A partir de este punto, al principio por hormigón y luego por piedrilla apisonada, alfombrada de piñurri de los pinos que la flanquean, vamos subiendo por una cuesta tendida hasta que faltando unos 70 metros entramos en zona de tierra afortunadamente seca que nos deja en la cumbre (665 m. en el buzón, 638 en Google).


El último Km. lo hemos hecho por la pista que atraviesa un bosque de roble americano y abedules (cortesía botánica del micólogo) todavía desnudos aunque ya les queda poco para brotar.


Como la cumbre está totalmente despejada hace un viento fresco, incómodo, por lo que decidimos bajar, por el camino opuesto al que hemos traído, hasta encontrar un socaire. Menos mal que el piso está seco porque en aproximadamente un cuarto de hora hemos descendido 100 m. y es de tierra.


Encontrado el lugar idóneo, paramos para dar cuenta de un amaiketako de lujo a base de cecina de corzo salvaje, vino de la variedad garnacha y fruta.
Hemos decidido ir a comer al Amorrortu y nos encontramos con el grave problema de que ninguno tiene el teléfono. Afortunadamente tenemos cobertura y solucionamos el asunto vía Santutxu desde donde, al poco tiempo, nos confirman la reserva.


Reanudamos la marcha a las 12:30 por pista de tierra con algunos charcos, tamaño laguna, que no nos causan problemas porque otros montañeros han hecho obras de circunvalación. Como es de prever las labores forestales de la zona han dejado maltrechas algunas partes del camino.


En el barrio de Etxaso, conjunto de casas algunas bicentenarias, situado a unos dos kilómetros del Mandoia, retomamos la carretera asfaltada que pasando luego por el
barrio de Gorozitu para ir poco a poco descendiendo hasta llegar al cruce de caminos de esta mañana en Ametza Errota. Hemos hecho un rondo.


A las dos menos veinte, con algunos ratos de sol llegamos a los coches. Como están aparcados junto a un bar, aprovechamos para sentarnos en las mesas de fuera y tomarnos a escote el txakolí-caña-rioja de costumbre y como premio al trabajo bien realizado.


El viento ya ha cambiado, el día ha refrescado, las nubes empiezan a cubrir todo el cielo en plan amenazador y nosotros otro día más que nos hemos librado.


A las 2:30, hora fijada, llegamos a Lemona. Al ser pocos nos ponen en el reservado y así como el primer plato (sopa de pescado y alubias blancas) lo compartimos hasta vaciar los perolos, el segundo nos llega emplatado (bacalao con tomate y pimientos y lengua albardada) cada uno según la comanda. Luego postre, café y chupitos para los que les está permitido beber.
Como hace mucho que no pasamos por Ubidea y además hay que entregarle el libro a Josune se comenta la necesidad de hacer algún monte o travesía por la zona a la mayor brevedad posible siempre que se cuente con efectivos suficientes.


Mientras estamos comiendo cae una buena chaparrada con truenos. A las cuatro pasadas y en medio del aguacero arrancamos para casa a donde llegamos ya sin lluvia. Debido a la ausencia del ecónomo actúa en funciones el micólogo quien, ayudado por el resto de la partida, consigue que le salgan los 15 habituales incluyendo la propina.


Se escribe esta crónica-relato en Algorta al 26 de Febrero de 2014 habiendo amainado la broca de Ucrania pero en pleno debate parlamentario sobre el estado de la Nación que quedará en nada con gobierno y oposición a lo suyo.

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