jueves, 24 de marzo de 2011

22-3-2011 APUKO

APUKO desde EL REGATO
22/03/2011


El tiempo se ha unido a los actos conmemorativos para dar la bienvenida a la primavera y, después de algunos martes bastante chungos, hoy está despejado, radiante, luminoso.
Como clavos, a las 9,30 estamos 11 jubiltaldeos en el parking de El Regato. Tras una concienzuda búsqueda de un bar abierto, por fin damos con uno, el único, para tomar el café.

A las 10 iniciamos la andadura subiendo, a veces con fuertes pendientes, por la San Roke kalea hasta el barrio de Tellitu donde se nos acaba el piso hormigonado.
Entre un camino y una torrentera elegimos el camino aunque no muy convencidos porque, si bien hemos iniciado la marcha con la señalización de un GR, esta desaparece y queda sustituida por hitos que vaya usted a saber a donde nos llevan.

El camino transcurre entre muy variada vegetación sin predominio de ninguna especie. Se nota la estación y el buen tiempo ya que los pájaros están más alegres o tal vez más insistentes en la búsqueda de pareja.
Seguimos andando, no sin ciertas dudas, porque poco a poco el objetivo lo vamos dejando a nuestra espalda. Hay algo de barro y tenemos que vadear algún que otro regatillo (por eso, digo yo, estamos en El Regato) pero sin riesgo para nuestra integridad física. La integridad moral la tenemos alta y consolidada.

Atravesamos un bosque de madroños y empezamos poco después una subida corta pero intensa en la que la senda tiene formados una especie de escalones que a los paticortos nos supone un esfuerzo adicional.
Nos arrejuntamos en la base de una torre de alta tensión perteneciente a una de las cuatro líneas paralelas que desde aquí divisamos, para conectar unos metros más arriba con la pista empedrada que va de Baracaldo a La Arboleda

Nos cruzarnos con dos colegas, jubilados de Altos Hornos, con los cuales el guía alfa mantiene un largo intercambio de impresiones cartográficas, aclarándonos que hemos utilizado la senda Arana para llegar hasta aquí pero que la torrentera era otra opción perfectamente válida.

Después de andar un rato por la pista atacamos la cumbre divididos en dos cordadas, unos por la vertiente sur, más directa y los demás por la norte después de rodear la falda del monte por la mencionada pista y subir la última cuesta dando la espalda a Peñas Blancas.

A las 12 menos cuarto estamos todos ex-equo en el Apuko también denominado Ganeroitz (561m.).
El tiempo sigue magnífico y mientras tomamos el amaiketako, esta vez con el refuerzo al menú habitual de un poco de cecina y unas lingotadas de vino, nada menos que un reserva Cabernet Sauvignon que dicho sea de paso maridaba perfectamente con el tasajo, repasamos la geografía orográfica de la zona: Ganeko, Gongeda, Eretza…....

Tras la foto, que supongo será colocada en nuestra página web, a las 12 iniciamos el descenso.

Seguimos por la pista que hemos traído a la ida y en un cruce, señalado, tomamos dirección a Muskiz hasta llegar a un edificio forestal en desuso situado en un bosquecillo de robles, aislado entre tanto pino. Aquí nos desviamos otra vez y continuamos descendiendo hasta el barrio de Castaños donde se nos acaba la pista. Atravesamos un puente y nos colocamos en la margen izquierda del rio del mismo nombre.
Ahora caminamos por el camino “oficial” que transcurre de El Regato a Castaños a veces con bastante barro y con la sorpresa de un coche abandonado en una torrentera consecuencia, según el relato de un paisano, de una animada despedida en La Arboleda. Increíble que hubiese podido llegar hasta allí y más increíble todavía que pensasen seguir por ese camino.

Como el GPS está que se sale tenemos entretenimiento comprobando tanto la exactitud del aparato indicándonos los senderos que desembocan en nuestra ruta como los progresos que ha hecho su propietario.

Llegamos a los coches a las 2,15 con tiempo algo nublado y tras el vinito a las 3 estamos comiendo en el Erreka-Alde.
Durante la comida y la sobremesa le damos de lleno al proyecto de las etapas del Camino de Santiago previstas para el mes de Abril.

A las cuatro y pico cuando ya estaban a punto de despegarnos de las sillas con agua hirviendo, nos vamos a los coches y tranquilamente para casa.

Esta crónica, que en su día formará parte de la historia de Jubiltaldea, se ha escrito en Algorta a 23 de Marzo de 2011, justo en el día después del inicio de la primavera.

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