lunes, 10 de abril de 2017

4-4-2017 GANEROITZ

GANEROITZ
04/04/2017








Tiempo fresco, cielo muy nublado y posibilidad de lloviznas.

Con este escenario no muy halagüeño los 12 (1+11) jubiltaldeos disponibles nos vamos a El Regato donde, después de tomar el preceptivo cafecito en el hotel (único establecimiento hostelero abierto), situado junto al restaurante Erreka-Alde (cerrado por obras) iniciamos la jornada a eso de las diez de la mañana.

Tenemos por delante unos 560 de desnivel y eso se nota desde el primer paso que damos. Al principio por calzada de hormigón y siempre hacia arriba, nunca hacia abajo, llegamos al barrio de Tellitu donde encontramos alguna casa solariega en pésimas condiciones y a un vecino que, según cuenta, se pone morado de matar jabalíes desde la ventana de su casa cuando van a comer las cerezas.

Previamente hemos dejado atrás los restos metálicos, perfectamente oxidados y de considerables proporciones, pertenecientes a una antigua cantera.

A partir de Tellitu empezamos propiamente el camino montañero de piedra y tierra con unos pocos charcos y cuestas de diferentes calibres. La última de ellas es de esas en que conviene ir en silencio hasta que desembocamos en una pista de buen pisar desde donde podemos ver nuestro objetivo. Son las 11:35

Andamos unos pasos por ella y henchidos de ardor guerrero atacamos la cima por un estrecho y difuminado camino, por llamarlo de algún modo, que marca la directísima para llegar al Ganeroitz (561 m.), también conocido por Apuko, veinte minutos más tarde de probo esfuerzo.
Casi llegando a la cumbre nos caen unas chispitas que más que de lluvia parecen de procedentes de las nubes bajas. Llegan con nosotros otros colegas que aprovechamos para fotografiarnos mutuamente y descendemos hacia zonas más templadas para dar cuenta del amaiketako.

Volvemos por esa misma pista que bordea el monte hasta el barrio de Castaños consistente en una casa y una vaquería de considerables proporciones.
Hay bastante labor forestal por la zona y tenemos un par de paradas para consultar los elementos electrónicos y aún con ellos tenemos un despiste que nos hace andar y desandar un buen rato con el agravante de que no es la primera vez que nos despistamos en ese punto concreto.

Corregida la ruta, vamos descendiendo con cuidado hasta la cola del pantano para entrar en El Regato por la parte de arriba. Por supuesto que hemos vistos los cerezos en flor pero me da la impresión de que ya no es lo que era antes

A las 2:20 estamos en los coches después de casi 13 Km. de monte a través recorridos en cuatro horas y media

Antes de pasar al comedor del Errekatxo, tomamos cómodamente sentados, pero bien abrigados, en la terraza, el aperitivo fin de jornada que sirve de homenaje y por supuesto corre de cuenta suya, de un jubiltaldeo que ha tenido el gusto de llegar a la edad que tiene en una forma física envidiable.

La comida bien no, sino muy bien destacando unos garbanzos mantecosos que hay quien los mezcla con coliflor a falta de berza. Últimamente estamos acertando con los hosteleros porque no creo que estemos perdiendo facultades gustativas.

Como estamos cerca y nos respeta el tráfico, para las cinco y media estamos en casa duchándonos

Se ha escrito esta reseña en la parte alta de Algorta como parte integrante de la historia a mayor gloria de Jubiltaldea.

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