jueves, 12 de mayo de 2011

3-5-2011 ESKUTXI

ESKUTXI (A POR PERRETXIKOS)
03/05/2011



Hemos quedado en Artziniega a las 9,30 con la misión de subir al Eskutxi y de paso coger algún perretxiko, o era al revés, ¿coger perretxikos y de paso subir al monte?.

La duda, visto lo visto, no tiene trascendencia histórica para los anales de Jubiltaldea porque, vencidos por las condiciones meteorológicas adversas, nos tenemos que retirar ordenadamente sin cumplir el objetivo.

Paso, no obstante, a relatar lo sucedido.

La aproximación al punto de reunión, en el bar La Villa, no presenta buen aspecto pues nos caen algunos chubascos y lo que es peor, el cielo está oscuro y plomizo, con nubes muy bajas y lo que es peor, no hace ni gota de viento que pueda ayudar a despejar.
Una vez reunidos y tomado el café, nos dirigimos al barrio de Añes.
Sigue lloviendo y en el trayecto observamos que todo el ganado está debajo de los árboles, mal augurio porque el refranero popular dice que:
Cuando debajo de los árboles
se guarecen los ganados y el vaquero
estará lloviendo el día entero.

Aún así y todo, nos preparamos, nos enchubascamos y nos emparaguamos. Después de esperar un rato en el pórtico de la iglesia, a las 11 menos 10, aprovechando que la lluvia ha amainado un poco, iniciamos la marcha.
En realidad, este pequeño respiro ha sido para coger más fuerza. Llevamos sólo diez minutos andando por pista de hormigón, por supuesto cuesta arriba, cuando nos paramos a deliberar. Nos ayudan a tomar la decisión dos guardas de caza que en este momento bajan en su todo terreno del monte. Interrogados hábilmente, nos aconsejan, sin ninguna duda, la retirada.

Vuelta a los coches y el guía omega, que ha tomado hoy el mando en ausencia de los guías titular y suplente, sugiere ir hacia Peña Angulo donde, quizá, el tiempo sea mejor.
Falta un cuarto de hora para las 12 cuando llegamos a Quincoces de Yuso. Aparcamos y nos vamos al bar porque nuestro reloj biológico nos indica que es hora del amaiketako y así hacemos tiempo a que escampe porque el día, algo más claro por esta zona sí que está. Los preñaos con café o vino nos dan ánimos e iniciamos pasadas las 12, un paseo exploratorio para hacer apetito pues hemos reservado mesa en el hotel restaurante Puente Romano hacia las 2,30.

Tenemos dos horas largas para andar, ver si hay algo de setas y quién sabe si hacer alguna cumbre.
Seguimos un buen rato el GR-85 al principio por carretera y cuando esta empieza a bajar nos desviamos por un sendero embarrado, pegajoso y resbaladizo hasta llegar a una campa donde tras un minucioso rastreo vemos dos champis. Por el camino nada de nada. Según el guía, estamos a ¿cinco? minutos de la cumbre pero decidimos bajar por cuestiones de horario.

La vuelta, por el mismo camino, la terminamos con el paraguas abierto porque vuelve a llover con cierta intensidad, a las 2,15 sin setas y sin cumbre.
Nos cambiamos de calzado, nos tomamos el preceptivo pote-aperitivo para acompañar a las almendras y nos vamos paseando hasta el restaurante.

La comida nos sorprende gratamente por su calidad, su aire modernista y por el trato agradable dado por su personal.
Hoy, cosa rara no ha habido chupitos así que el ecónomo suplente ha cuadrado al momento las cuentas que, por cierto, con los preñaos y el café matutino le ha vuelto a salir 15€.
Hay una breve sobremesa que sirve para que los expedicionarios a la ruta del Ebro concreten los últimos detalles ante la atención, con cierta nostalgia de los que nos quedamos asustados por los km. que tienen previstos andar diariamente pese a que las distancias se han puesto al estilo de las rebajas (29,8 km., 38,9 km., etc.).

Luego vamos paseando hasta la carnicería, conocida por alguno de los presentes, para, tras las compras, coger los coches y a las 5 aproximadamente salir para casa con una parada después de pasar el túnel de Peña Angulo para sacarnos una foto con la cascada de San Miguel al fondo que, por la niebla existente, apenas se distinguirá.
Sin problemas, a las 6 en casa y con buen tiempo.

Se escribe este relato, que no llega a la categoría de crónica, en Algorta a 4 de Mayo de 2011 en plena primavera a tenor de los colores que, pese a no haber hecho un buen día, la naturaleza empieza a pintar.





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