lunes, 22 de octubre de 2012

AIGUES TORTES 17-21/9/2012


PIRINEO LERIDANO 

CONVIVENCIA ANUAL

17, 18, 19, 20 y 21de SEPTIEMBRE 2012

 

La jornada empieza cuando nos encontramos los dos coches, con un total de 8 tripulantes, a las 9:15 en el área de descanso de Durango. Casi sin poner pie en tierra  nos dirigimos a la Francia con parada previa en Icíar para tomar, como no, el cafecito de siempre.

En esta primera expedición somos 7 jubiltaldeos y una jubiltaldea. Los dos restantes miembros han retrasado su salida hasta la tarde por motivos familiares y tienen prevista su incorporación al grupo por la noche.

Debo mencionar a otros dos, asiduos a estas convivencias montañeras que, por encontrarse lesionado uno y ausente por viaje de negocios el otro, no han podido asistir.

Salvo una parada para estirar las piernas a eso del mediodía, a la una y media entramos en Vielha. El cielo está despejado y hace bastante calor.

Tomamos un vino, nos dan calabazas en el restaurante que nos ha recomendado una vecina hábilmente interrogada y terminamos comiendo en el Txapela que resulta apañado en precio y calidad.

A las 4 de la tarde emprendemos ruta hacia nuestro destino pasando del valle de Arán al valle de Boí por el flamante túnel nuevo y como estamos en una zona donde el románico Lombardo luce en todo su esplendor vamos haciendo sucesivas paradas; Cardet (Sta. María), Barruera (San Feliu) donde nos proveemos de documentación adicional en la oficina de turismo), Erill la Vall (Sta. Eulalia) y por último Taüll (San Climent).

No entramos en ninguna dejando esta posibilidad para cuando estemos todos.

Llegamos a nuestro destino, base de operaciones o campamento base en Pla de l’Ermita, a las 7. Es una urbanización creada a la sombra de la estación de esquí que se encuentran a unos kilómetros monte arriba. Está prácticamente deshabitada en esta época salvo fines de semana y todos los comercios, bares y restaurante están cerrados salvo nuestro hotelito El Bouquet y una tienda de chucherías.

Descargamos el equipaje, se reparten las habitaciones y después de un paseo por la desierta urbanización a las 8 recalamos en el hotel donde nos tomamos un vino/cerveza, según apetencias, hasta que Dolores nos avisa que la cena está lista.

Tenemos para elegir entre caldo o ensalada como primero y butifarra o hamburguesa de segundo.

Las copas las tomamos fuera mientras charlamos y hacemos conjeturas sobre la hora de llegada porque los que vienen aparte ya hace rato que han salido de Bilbao.

Uno de los jubiltaldeos reacio a este tipo de aparatos nos obsequia con una lección magistral sobre el uso y disfrute racional de su móvil recién estrenado.

Quedamos en que Dolores nos preparará mañana, para comer en el monte, unos bocatas de tortilla y otros de bonito para repartirlos. Aunque escasas, tenemos existencias propias de vino y unas cuantas manzanas con lábel de Euskadi para reforzar la pieza de fruta que está incluida en el menú.

Antes de irnos a la cama, son aproximadamente las 11, contactamos con los viajeros quienes nos informan que están tomando un bocata en Vielha.

Hora fijada para el desayuno: Las 8:30 ya que hay que esperar al panadero para los bocadillos.

MARTES 18

El día amanece gris, con buena temperatura y predicción meteorológica de tormentas a la tarde. Por si acaso, metemos los paraguas en la mochila.

Como estaba previsto a las 8:30 todos desayunando abundantemente.

Mientras preparamos las mochilas ya tenemos preparados y envueltos los bocatas. Todavía no han dado las nueve y media cuando salimos en los coches hacia la estación de esquí Boí-Taüll que, por problemas económicos tiene dudosa su continuidad operativa aunque siguen trabajando para dejar una carretera elegante.

Empezamos a andar a las 9:45 desde una cota de 2.200m.

Al principio caminamos por las pistas de servicio de la estación cruzándonos con telearrastres, telesillas, cañones de nieve y rociadores de agua en subida tendida, cómoda por el piso, apta para ir calentando.

En un determinado punto, los que van abriendo camino, que como es natural son del núcleo duro, no sé si por despiste o por su tendencia natural a ir por atajos, cogen por la calle del medio y abandonan la pista que indudablemente es más larga pero con pendiente moderada. Al final todos les seguimos pese a las indicaciones del guía Alfa que era consciente de lo que nos esperaba.

¡Madre mía que cuesta! Menos mal que el terreno no está mal del todo y se puede zigzaguear. Con el golpeteo de los latidos del corazón en las sienes y en silencio absoluto llegamos al collado que está a 2.530m. a las 11 más o menos.

De este punto sale un telesilla que termina en la cumbre, el Puig de Falcó llamado también Cap des Raspes Roies de 2.756m., en un recorrido, tal como indica el cartel, de 620m con un desnivel de 220m.

Descansamos un poco y tira p’arriba, suavemente, sin prisas, parando para ver el paisaje de las montañas que nos circundan y de paso acompasar la respiración.

A las 12 estamos todos en la cumbre, con vistas al Aneto, Posset, Vignemale, etc. etc., pero con visibilidad no muy nítida por la falta de sol y algo de bruma en las cumbres.

Y hablando de sol, menos mal que no ha salido por ahora de entre las nubes porque al ser una estación de esquí y no tener nada que sobresalga del suelo más que los postes de los elementos de arrastre y las estacas o empalizadas en sitios que entrañan peligro, nos hubiese machacado. No hay nada de vegetación que no sea yerba y bastante amarilla, por cierto, debido a la sequía.

Tomamos una especie de amaiketako light a base de agua, pasas y fruta mientras contemplamos las vistas que se divisan hasta el infinito, incluidos cinco buitres volando majestuosamente aprovechando las corrientes de aire.

A la una menos cuarto iniciamos el descenso pero esta vez usando las sendas reglamentarias, es decir por donde debíamos haber subido.

Como no hay manera de pasar a las pistas que se ven en la ladera de enfrente a la que estamos sin perder cota, nos paramos a comer a las dos en la base del pedregoso Tuc del Montanyo.

Hasta las 3:20 en que iniciamos otra vez la marcha, nos dedicamos a comer, a echar alguna siesta que otra y a entretenernos elucubrando acerca de una cabra (conclusión que sacamos después de mucho tiempo) que por causas que desconocemos se está quieta durante todo el rato desde que nos hemos fijado en ella.

Recuperamos la pista y al poco conectamos con el trayecto que hemos usado a la ida hasta el momento del atajo.

Para ahora las nubes de tormenta están aumentando su presencia lo que nos convence para dejarnos de aventuras y dirigirnos a los coches en vez de dar el rodeo a la estación.

Llegamos al aparcamiento a las cinco menos cuarto y para cuando nos hemos terminado de cambiar  de calzado y guardar el equipo, empiezan a caer las primeras gotas.

Después de la ducha nos acercamos a Taüll y vemos las dos iglesias románicas que están en el pueblo (San Climent y Sta. María) visitando ambas la primera sin pagar y la segunda gratis.

Tomamos dos vinos uno de ellos con tapa de cacahuetes sin tostar y el otro normal en cantidad y precio, es decir, caro pero con tapa de foie.

Sigue lloviendo aunque no tan fuerte y para las 9 estamos cenando una escudella que es similar a un potaje y pollo en salsa.

Después del chupito de Ratafía (lo de chupito fue solo el primer día) o de patxarán los más animados dan una vuelta hasta la ermita que da el nombre a la urbanización.

En cualquier caso, sin llegar a las 11:30 todos recogidos y en silencio.

MIERCOLES 19

El día se presenta fresco y despejado. Las predicciones y la opinión de los lugareños hablan de buen tiempo con alguna posibilidad de tormentas.

El desayuno y el horario es como el de ayer así que para las diez menos diez estamos en Boí preparados para coger el vehículo autorizado que nos llevará hasta el “Parque nacional de Aigüestortes y lago de San Mauricio” ya que los coches, a partir de un punto tienen prohibida la circulación excepto este servicio de taxis (monopolio total)

A las 10:15 andando. Salimos al nivel de los 1.810m.

Circulamos en un primer momento por una pista en muy buen estado, con ligera pendiente, rodeados de pino negro como conífera más abundante porque pinos los hay de muchas marcas. La ausencia del biólogo y naturalista de referencia no me permite dar muchos más detalles.

También hay abedules, servales del cazador, enebros y frambuesas (ya sin fruto).

Esto en primavera tiene que ser impresionante en cuanto a flores y agua en los ríos y torrenteras. En la época que estamos y con la sequía veraniega no vemos mucho colorido floral y las aguas descienden casi, diría yo, plácidamente.

No obstante, con el agua que cayó ayer, hay olor a pino que impregna el ambiente.

Después de una hora cómoda  marcha entre sol y sombra estamos a 2.080m.

Hemos dejado durante un tiempo la pista para caminar por campas de yerba muy corta cosa que los pies agradecen.

A partir del refugio d’Estany Llong, que toma su nombre del lago que está a continuación, la pista es más abrupta y no es apta para cualquier vehículo. Cuando el camino termina de bordear parte del lago, la subida ya no es tan tendida ni la sombra tan abundante y el piso exige atención para evitar caídas.

Las vistas del valle con el lago Llong y el Redó que está un poco más arriba son de las que quedan grabadas en la memoria.

Seguimos ruta hasta que a la 1 nos plantamos en el collado del Portarró a 2.455m.

Tenemos dos alternativas para ver el lago de San Mauricio: Una, la oficial, indicada en el cartel a 15 minutos de donde nos encontramos y la otra, recomendada por unos colegas pero que sólo nos informan de que es más bonita. Elegimos con cautela esta ultima pero a la postre resulta que hay que bajar un buen trecho (no vemos hasta dónde) y luego, claro está, volverlo a subir.

Total que se impone el criterio del guía que para eso es guía y además alfa y en los 15 minutos largos estamos en presencia del lago  que en realidad está represado y no nos parece tan maravilloso como para dar el nombre al parque.

A eso de las 2 iniciamos el regreso, hoy también sin amaiketako y tras andar, bajando durante una hora, paramos para comer con vistas al lago Llong y al Redó.

Los bocatas a compartir son de butifarra y de lomo empanado. Hoy, como ayer, bebemos dos botellas de vino entre los diez y es que hay que estar lúcidos porque  los descensos pueden ser peligrosos.

Durante todo el tiempo seguimos el mismo trayecto que a la ida y a las 5 de la tarde estamos en la caseta del parque esperando vehículo.

Volvemos en dos coches porque hay que completar los 8 pasajeros en cada uno y una vez en Boí tomamos una cerveza y por supuesto vemos su iglesia románica a la que no entramos porque unos quieren y otros no y a todos nos parece caro ya que están prácticamente desmanteladas y lo que se puede ver son copias de los originales que están en diferentes museos tanto diocesanos como laicos.

Como el tiempo es bueno, nos acercamos a la ermita que está cerca del hotel y en el trayecto de vuelta ¡zas! aparecen algunas setas. Requerido el experto va junto con el descubridor y al cabo de un buen rato aparecen ambos con unas galampernas preciosas y un no menos preciado botín de coprinus

Después del aseo personal nos quedamos en el hotel tomando un vino o cerveza acompañados en plan aperitivo de las setas que nos las ha preparado Dolores.

Claro que con la crema de boletus que nos ha preparado para cena, seguida de unas chuletillas de cordero, no tienen nada que ver.

La copa-chupito la tomamos fuera. Hace 14º y nos tenemos que abrigar. Aún les quedan fuerzas a algunos y se van a controlar un criadero de coprinus que, si no vienen a cortar la yerba,  mañana nos caen de aperitivo también.

JUEVES 20

Hoy por fin y en principio parece que no vamos a tener amenazas atmosféricas.

La mañana está bonita y hace algo de fresco como corresponde a esta época del año cuando el cielo está despejado.

Como el horario es más o menos el de siempre, para las 10 de la mañana ya hemos empezado a andar desde la base de la presa de Cavallers a 1.750m de altitud. Estamos en la parte oeste del parque y el itinerario que intentamos hacer se le denomina la ruta de la marmota.

Primero subimos el desnivel de la presa para luego ir bordeando el embalse por un trayecto un tanto irregular en cuanto al piso que está plagado de piedras y rocas de todos los tamaños.

Cuando se nos acaba la sombra proporcionada por la ladera que tenemos a nuestra derecha, nos aligeramos de ropa y nos preparamos para un día de sol.

Hemos oído un ruido proveniente de algún animal y hay quien opina que se trata del aviso de peligro que lanza la marmota centinela. Como ninguno es experto en marmotas lo damos como razonamiento posible. De todas formas no vemos en todo el día nada parecido a este bicho.

Acabado el embalse tenemos un tramo de campa en el que el sendero transcurre junto a un riachuelo que suponemos que en primavera baje más bravo, teniendo mucho cuidado con las deposiciones vacunas, de raza pirenaica, cuyas autoras deben elegir precisamente el sendero.

Ha transcurrido un poco más de una hora y nos falta lo más costoso que es subir por el camino que, en zigzag, se abre paso en el barranco de Llastres.

Transitamos por él  durante hora y cuarto con pendientes de fuerte desnivel en algunos tramos, sin falsos llanos en los que poder recuperar y si bien el piso está en muchos lugares muy trabajado y señalizado requiere mucha atención para evitar tropezones.

Las vistas al embalse y sus alrededores entre los que destaca  el macizo de los Besiberri con sus cimas superando los tres mil metros, son magníficas. Las coníferas son las dueñas del terreno si bien no en la densidad de ayer ya que esta parte del parque es mucho más pedregosa.

A las 12:30 nos encontramos a 2.150m. justo encima del lago Negre. Descansamos y hacemos un amaiketako suave antes de seguir hacia el refugio Ventosa i Clavel y de paso llegar un poco más adelante hasta los lagos Travessani a 2.245m. donde nuestra jubiltaldea se nos da un baño corto pero al fin y al cabo baño y encima nos dice que el agua no estaba muy fría.

Volvemos al refugio a la 1:45 donde dos parejas de ingleses (uno de ellos nos saca la foto) de edad más bien avanzada están tomando, cómo no, un té.

Como todavía es pronto decidimos ganar algo de bajada y pararnos encima del lago, en el mismo sitio donde hemos tomado el frugal amaiketako.

Hoy nos han tocado bocatas de foi-gras y tortilla que se comparten equitativamente de manera que todos tomamos primer y segundo plato con fruta de postre acompañado todo con agua y las consabidas dos botellas de vino.

Hace bastante calor y las sombras se puede decir que son nulas por ausencia de árboles.

A las 3:10 iniciamos la bajada por el mismo sitio por donde hemos subido y con mucha precaución. Después de dos horas en las que sólo paramos para poder ver el paisaje llegamos a la pasarela de la presa donde nos reagrupamos y a las cinco y media estamos cambiándonos en los coches.

Afortunadamente no ha habido entre los expedicionarios ningún tropezón, caída o torcedura pese al binomio, peligroso, de cansancio más piso irregular.

Nos vamos a Barruera a comprar farias, sí farias y de paso a tomar algo pero esto último lo posponemos porque todos los bares están cerrados. Lo hacemos en Taüll donde solo encontramos abierto el bar de lao cacahuetes sin tostar. Nos sentamos fuera a tomar la caña y de paso hacemos un presupuesto previo de lo que nos puede salir el hotel y diseñamos consensuadamente el viaje de mañana.

Ya en el hotel mientras unos se van duchando otros van a ver la puesta de sol y el setero a por la cosecha de coprinus que una vez todos juntos ya limpios y aseados los tomamos de aperitivo.  

La cena es de despedida y Dolores ha sacado toda su ciencia para ponernos unos espárragos trigueros a la plancha y luego unas albóndigas de carne y boletus con salsa de ellos mismos y jabalí al estilo cazador.

El alcohol en forma de chupitos con varios viajes a la botella y los farias se beben y fuman a la fresca y con relente mientras charlamos amigable y animadamente de temas intrascendentes. Eso sí, reconocemos que el tiempo nos ha vuelto a acompañar un año más en las convivencias.

Se apunta la posibilidad de ir el año que viene por estas fechas a Ordesa con gran aceptación por parte del público asistente.

El toque de retreta, como siempre a las 11:30.

 
VIERNES 21

Día espléndido pero ya nos da igual.

Después de desayunar como siempre y preparar las maletas, pagamos la manutención y el alojamiento que está dentro de los estimado (el presupuesto que se hizo ayer nos salió niquelado), nos sacamos la foto de despedida y se cosechan las setas para traerlas a Bilbao aún a riesgo de que se ennegrezcan.

Arrancamos casi a las 10 con una parada en Barruera para repostar los coches y otra en Villaler para comprar productos de la tierra en una tienda que nos ha recomendado Dolores.

Un mercedes pesado (el conductor) y los semáforos por obras antes de llegar a Viella nos descomponen la media calculada.

Hace un calor sofocante.

Paramos en un área de descanso a la altura de Pau y a las tres menos cuarto entramos en el restaurante Mariño en Irún que previamente nos lo habían recomendado y al que llegamos gracias al Tomtom y después de recorrer Irún de N a S y de E a O.

Comemos, se puede decir que bien y rápido en mesas separadas y, como el sitio no es para la charla, a las 4, con un calor de la pera limonera, seguimos ruta con la intención de pararnos en el restop de Amorebieta para despedirnos y hacer la liquidación del capítulo de viajes y desplazamientos.

Pero ni nos despedimos ni liquidamos porque pasamos de largo la desviación al restop ¡¡ En qué irían pensando el conductor del coche guía y sus copilotos!!

Total que para las 6 todos en casa, cansados pero contentos. Y mañana empieza el Otoño

Y hasta aquí puedo contar porque ya se han acabado las convivencias.

Se escribe esta narración en Górliz pasados varios días desde que se produjeron los hechos  y por si este cronista no ha sabido o podido describir fielmente los paisajes trasmitiendo su belleza se aconseja acompasar su lectura a la vez que se visionan las fotos


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