PIRINEO LERIDANO
CONVIVENCIA ANUAL
17, 18, 19, 20 y 21de
SEPTIEMBRE 2012
La jornada empieza cuando nos encontramos los
dos coches, con un total de 8 tripulantes, a las 9:15 en el área de descanso de
Durango. Casi sin poner pie en tierra
nos dirigimos a la Francia con parada previa en Icíar para tomar, como
no, el cafecito de siempre.
En esta primera expedición somos 7
jubiltaldeos y una jubiltaldea. Los dos restantes miembros han retrasado su
salida hasta la tarde por motivos familiares y tienen prevista su incorporación
al grupo por la noche.
Debo mencionar a otros dos, asiduos a estas
convivencias montañeras que, por encontrarse lesionado uno y ausente por viaje
de negocios el otro, no han podido asistir.
Salvo una parada para estirar las piernas a
eso del mediodía, a la una y media entramos en Vielha. El cielo está despejado
y hace bastante calor.
Tomamos un vino, nos dan calabazas en el
restaurante que nos ha recomendado una vecina hábilmente interrogada y
terminamos comiendo en el Txapela que resulta apañado en precio y calidad.
A las 4 de la tarde emprendemos ruta hacia
nuestro destino pasando del valle de Arán al valle de Boí por el flamante túnel
nuevo y como estamos en una zona donde el románico Lombardo luce en todo su
esplendor vamos haciendo sucesivas paradas; Cardet (Sta. María), Barruera (San
Feliu) donde nos proveemos de documentación adicional en la oficina de
turismo), Erill la Vall (Sta. Eulalia) y por último Taüll (San Climent).
No entramos en ninguna dejando esta
posibilidad para cuando estemos todos.
Llegamos a nuestro destino, base de
operaciones o campamento base en Pla de l’Ermita, a las 7. Es una urbanización
creada a la sombra de la estación de esquí que se encuentran a unos kilómetros
monte arriba. Está prácticamente deshabitada en esta época salvo fines de
semana y todos los comercios, bares y restaurante están cerrados salvo nuestro
hotelito El Bouquet y una tienda de chucherías.
Descargamos el equipaje, se reparten las
habitaciones y después de un paseo por la desierta urbanización a las 8
recalamos en el hotel donde nos tomamos un vino/cerveza, según apetencias,
hasta que Dolores nos avisa que la cena está lista.
Tenemos para elegir entre caldo o ensalada
como primero y butifarra o hamburguesa de segundo.
Las copas las tomamos fuera mientras
charlamos y hacemos conjeturas sobre la hora de llegada porque los que vienen
aparte ya hace rato que han salido de Bilbao.
Uno de los jubiltaldeos reacio a este tipo de
aparatos nos obsequia con una lección magistral sobre el uso y disfrute racional
de su móvil recién estrenado.
Quedamos en que Dolores nos preparará mañana,
para comer en el monte, unos bocatas de tortilla y otros de bonito para
repartirlos. Aunque escasas, tenemos existencias propias de vino y unas cuantas
manzanas con lábel de Euskadi para reforzar la pieza de fruta que está incluida
en el menú.
Antes de irnos a la cama, son aproximadamente
las 11, contactamos con los viajeros quienes nos informan que están tomando un
bocata en Vielha.
Hora fijada para el desayuno: Las 8:30 ya que
hay que esperar al panadero para los bocadillos.
MARTES 18
El día amanece gris, con buena temperatura y
predicción meteorológica de tormentas a la tarde. Por si acaso, metemos los
paraguas en la mochila.
Como estaba previsto a las 8:30 todos
desayunando abundantemente.
Mientras preparamos las mochilas ya tenemos
preparados y envueltos los bocatas. Todavía no han dado las nueve y media
cuando salimos en los coches hacia la estación de esquí Boí-Taüll que, por
problemas económicos tiene dudosa su continuidad operativa aunque siguen
trabajando para dejar una carretera elegante.
Empezamos a andar a las 9:45 desde una cota
de 2.200m.
Al principio caminamos por las pistas de
servicio de la estación cruzándonos con telearrastres, telesillas, cañones de
nieve y rociadores de agua en subida tendida, cómoda por el piso, apta para ir
calentando.
En un determinado punto, los que van abriendo
camino, que como es natural son del núcleo duro, no sé si por despiste o por su
tendencia natural a ir por atajos, cogen por la calle del medio y abandonan la
pista que indudablemente es más larga pero con pendiente moderada. Al final
todos les seguimos pese a las indicaciones del guía Alfa que era consciente de
lo que nos esperaba.
¡Madre mía que cuesta! Menos mal que el
terreno no está mal del todo y se puede zigzaguear. Con el golpeteo de los
latidos del corazón en las sienes y en silencio absoluto llegamos al collado
que está a 2.530m. a las 11 más o menos.
De este punto sale un telesilla que termina
en la cumbre, el Puig de Falcó llamado también Cap des Raspes Roies de 2.756m.,
en un recorrido, tal como indica el cartel, de 620m con un desnivel de 220m.
Descansamos un poco y tira p’arriba,
suavemente, sin prisas, parando para ver el paisaje de las montañas que nos
circundan y de paso acompasar la respiración.
A las 12 estamos todos en la cumbre, con
vistas al Aneto, Posset, Vignemale, etc. etc., pero con visibilidad no muy
nítida por la falta de sol y algo de bruma en las cumbres.
Y hablando de sol, menos mal que no ha salido
por ahora de entre las nubes porque al ser una estación de esquí y no tener
nada que sobresalga del suelo más que los postes de los elementos de arrastre y
las estacas o empalizadas en sitios que entrañan peligro, nos hubiese
machacado. No hay nada de vegetación que no sea yerba y bastante amarilla, por
cierto, debido a la sequía.
Tomamos una especie de amaiketako light a
base de agua, pasas y fruta mientras contemplamos las vistas que se divisan
hasta el infinito, incluidos cinco buitres volando majestuosamente aprovechando
las corrientes de aire.
A la una menos cuarto iniciamos el descenso
pero esta vez usando las sendas reglamentarias, es decir por donde debíamos
haber subido.
Como no hay manera de pasar a las pistas que
se ven en la ladera de enfrente a la que estamos sin perder cota, nos paramos a
comer a las dos en la base del pedregoso Tuc del Montanyo.
Hasta las 3:20 en que iniciamos otra vez la
marcha, nos dedicamos a comer, a echar alguna siesta que otra y a entretenernos
elucubrando acerca de una cabra (conclusión que sacamos después de mucho
tiempo) que por causas que desconocemos se está quieta durante todo el rato
desde que nos hemos fijado en ella.
Recuperamos la pista y al poco conectamos con
el trayecto que hemos usado a la ida hasta el momento del atajo.
Para ahora las nubes de tormenta están
aumentando su presencia lo que nos convence para dejarnos de aventuras y
dirigirnos a los coches en vez de dar el rodeo a la estación.
Llegamos al aparcamiento a las cinco menos
cuarto y para cuando nos hemos terminado de cambiar de calzado y guardar el equipo, empiezan a
caer las primeras gotas.
Después de la ducha nos acercamos a Taüll y
vemos las dos iglesias románicas que están en el pueblo (San Climent y Sta.
María) visitando ambas la primera sin pagar y la segunda gratis.
Tomamos dos vinos uno de ellos con tapa de
cacahuetes sin tostar y el otro normal en cantidad y precio, es decir, caro
pero con tapa de foie.
Sigue lloviendo aunque no tan fuerte y para
las 9 estamos cenando una escudella que es similar a un potaje y pollo en
salsa.
Después del chupito de Ratafía (lo de chupito
fue solo el primer día) o de patxarán los más animados dan una vuelta hasta la
ermita que da el nombre a la urbanización.
En cualquier caso, sin llegar a las 11:30
todos recogidos y en silencio.
MIERCOLES 19
El día se presenta fresco y despejado. Las
predicciones y la opinión de los lugareños hablan de buen tiempo con alguna
posibilidad de tormentas.
El desayuno y el horario es como el de ayer
así que para las diez menos diez estamos en Boí preparados para coger el
vehículo autorizado que nos llevará hasta el “Parque nacional de Aigüestortes y
lago de San Mauricio” ya que los coches, a partir de un punto tienen prohibida
la circulación excepto este servicio de taxis (monopolio total)
A las 10:15 andando. Salimos al nivel de los
1.810m.
Circulamos en un primer momento por una pista
en muy buen estado, con ligera pendiente, rodeados de pino negro como conífera
más abundante porque pinos los hay de muchas marcas. La ausencia del biólogo y
naturalista de referencia no me permite dar muchos más detalles.
También hay abedules, servales del cazador,
enebros y frambuesas (ya sin fruto).
Esto en primavera tiene que ser impresionante
en cuanto a flores y agua en los ríos y torrenteras. En la época que estamos y
con la sequía veraniega no vemos mucho colorido floral y las aguas descienden
casi, diría yo, plácidamente.
No obstante, con el agua que cayó ayer, hay
olor a pino que impregna el ambiente.
Después de una hora cómoda marcha entre sol y sombra estamos a 2.080m.
Hemos dejado durante un tiempo la pista para
caminar por campas de yerba muy corta cosa que los pies agradecen.
A partir del refugio d’Estany Llong, que toma
su nombre del lago que está a continuación, la pista es más abrupta y no es
apta para cualquier vehículo. Cuando el camino termina de bordear parte del
lago, la subida ya no es tan tendida ni la sombra tan abundante y el piso exige
atención para evitar caídas.
Las vistas del valle con el lago Llong y el
Redó que está un poco más arriba son de las que quedan grabadas en la memoria.
Seguimos ruta hasta que a la 1 nos plantamos
en el collado del Portarró a 2.455m.
Tenemos dos alternativas para ver el lago de
San Mauricio: Una, la oficial, indicada en el cartel a 15 minutos de donde nos
encontramos y la otra, recomendada por unos colegas pero que sólo nos informan
de que es más bonita. Elegimos con cautela esta ultima pero a la postre resulta
que hay que bajar un buen trecho (no vemos hasta dónde) y luego, claro está,
volverlo a subir.
Total que se impone el criterio del guía que
para eso es guía y además alfa y en los 15 minutos largos estamos en presencia
del lago que en realidad está represado
y no nos parece tan maravilloso como para dar el nombre al parque.
A eso de las 2 iniciamos el regreso, hoy
también sin amaiketako y tras andar, bajando durante una hora, paramos para
comer con vistas al lago Llong y al Redó.
Los bocatas a compartir son de butifarra y de
lomo empanado. Hoy, como ayer, bebemos dos botellas de vino entre los diez y es
que hay que estar lúcidos porque los
descensos pueden ser peligrosos.
Durante todo el tiempo seguimos el mismo
trayecto que a la ida y a las 5 de la tarde estamos en la caseta del parque
esperando vehículo.
Volvemos en dos coches porque hay que
completar los 8 pasajeros en cada uno y una vez en Boí tomamos una cerveza y
por supuesto vemos su iglesia románica a la que no entramos porque unos quieren
y otros no y a todos nos parece caro ya que están prácticamente desmanteladas y
lo que se puede ver son copias de los originales que están en diferentes museos
tanto diocesanos como laicos.
Como el tiempo es bueno, nos acercamos a la
ermita que está cerca del hotel y en el trayecto de vuelta ¡zas! aparecen algunas
setas. Requerido el experto va junto con el descubridor y al cabo de un buen
rato aparecen ambos con unas galampernas preciosas y un no menos preciado botín
de coprinus
Después del aseo personal nos quedamos en el
hotel tomando un vino o cerveza acompañados en plan aperitivo de las setas que
nos las ha preparado Dolores.
Claro que con la crema de boletus que nos ha
preparado para cena, seguida de unas chuletillas de cordero, no tienen nada que
ver.
La copa-chupito la tomamos fuera. Hace 14º y
nos tenemos que abrigar. Aún les quedan fuerzas a algunos y se van a controlar un
criadero de coprinus que, si no vienen a cortar la yerba, mañana nos caen de aperitivo también.
JUEVES 20
Hoy por fin y en principio parece que no
vamos a tener amenazas atmosféricas.
La mañana está bonita y hace algo de fresco
como corresponde a esta época del año cuando el cielo está despejado.
Como el horario es más o menos el de siempre,
para las 10 de la mañana ya hemos empezado a andar desde la base de la presa de
Cavallers a 1.750m de altitud. Estamos en la parte oeste del parque y el
itinerario que intentamos hacer se le denomina la ruta de la marmota.
Primero subimos el desnivel de la presa para
luego ir bordeando el embalse por un trayecto un tanto irregular en cuanto al
piso que está plagado de piedras y rocas de todos los tamaños.
Cuando se nos acaba la sombra proporcionada
por la ladera que tenemos a nuestra derecha, nos aligeramos de ropa y nos
preparamos para un día de sol.
Hemos oído un ruido proveniente de algún
animal y hay quien opina que se trata del aviso de peligro que lanza la marmota
centinela. Como ninguno es experto en marmotas lo damos como razonamiento
posible. De todas formas no vemos en todo el día nada parecido a este bicho.
Acabado el embalse tenemos un tramo de campa
en el que el sendero transcurre junto a un riachuelo que suponemos que en
primavera baje más bravo, teniendo mucho cuidado con las deposiciones vacunas,
de raza pirenaica, cuyas autoras deben elegir precisamente el sendero.
Ha transcurrido un poco más de una hora y nos
falta lo más costoso que es subir por el camino que, en zigzag, se abre paso en
el barranco de Llastres.
Transitamos por él durante hora y cuarto con pendientes de fuerte
desnivel en algunos tramos, sin falsos llanos en los que poder recuperar y si
bien el piso está en muchos lugares muy trabajado y señalizado requiere mucha
atención para evitar tropezones.
Las vistas al embalse y sus alrededores entre
los que destaca el macizo de los
Besiberri con sus cimas superando los tres mil metros, son magníficas. Las
coníferas son las dueñas del terreno si bien no en la densidad de ayer ya que
esta parte del parque es mucho más pedregosa.
A las 12:30 nos encontramos a 2.150m. justo
encima del lago Negre. Descansamos y hacemos un amaiketako suave antes de
seguir hacia el refugio Ventosa i Clavel y de paso llegar un poco más adelante
hasta los lagos Travessani a 2.245m. donde nuestra jubiltaldea se nos da un
baño corto pero al fin y al cabo baño y encima nos dice que el agua no estaba
muy fría.
Volvemos al refugio a la 1:45 donde dos
parejas de ingleses (uno de ellos nos saca la foto) de edad más bien avanzada
están tomando, cómo no, un té.
Como todavía es pronto decidimos ganar algo
de bajada y pararnos encima del lago, en el mismo sitio donde hemos tomado el
frugal amaiketako.
Hoy nos han tocado bocatas de foi-gras y
tortilla que se comparten equitativamente de manera que todos tomamos primer y
segundo plato con fruta de postre acompañado todo con agua y las consabidas dos
botellas de vino.
Hace bastante calor y las sombras se puede
decir que son nulas por ausencia de árboles.
A las 3:10 iniciamos la bajada por el mismo
sitio por donde hemos subido y con mucha precaución. Después de dos horas en
las que sólo paramos para poder ver el paisaje llegamos a la pasarela de la
presa donde nos reagrupamos y a las cinco y media estamos cambiándonos en los
coches.
Afortunadamente no ha habido entre los
expedicionarios ningún tropezón, caída o torcedura pese al binomio, peligroso,
de cansancio más piso irregular.
Nos vamos a Barruera a comprar farias, sí
farias y de paso a tomar algo pero esto último lo posponemos porque todos los
bares están cerrados. Lo hacemos en Taüll donde solo encontramos abierto el bar
de lao cacahuetes sin tostar. Nos sentamos fuera a tomar la caña y de paso
hacemos un presupuesto previo de lo que nos puede salir el hotel y diseñamos
consensuadamente el viaje de mañana.
Ya en el hotel mientras unos se van duchando
otros van a ver la puesta de sol y el setero a por la cosecha de coprinus que una
vez todos juntos ya limpios y aseados los tomamos de aperitivo.
La cena es de despedida y Dolores ha sacado
toda su ciencia para ponernos unos espárragos trigueros a la plancha y luego
unas albóndigas de carne y boletus con salsa de ellos mismos y jabalí al estilo
cazador.
El alcohol en forma de chupitos con varios
viajes a la botella y los farias se beben y fuman a la fresca y con relente mientras
charlamos amigable y animadamente de temas intrascendentes. Eso sí, reconocemos
que el tiempo nos ha vuelto a acompañar un año más en las convivencias.
Se apunta la posibilidad de ir el año que
viene por estas fechas a Ordesa con gran aceptación por parte del público
asistente.
El toque de retreta, como siempre a las 11:30.
Día espléndido pero ya nos da igual.
Después de desayunar como siempre y preparar
las maletas, pagamos la manutención y el alojamiento que está dentro de los
estimado (el presupuesto que se hizo ayer nos salió niquelado), nos sacamos la
foto de despedida y se cosechan las setas para traerlas a Bilbao aún a riesgo
de que se ennegrezcan.
Arrancamos casi a las 10 con una parada en
Barruera para repostar los coches y otra en Villaler para comprar productos de
la tierra en una tienda que nos ha recomendado Dolores.
Un mercedes pesado (el conductor) y los
semáforos por obras antes de llegar a Viella nos descomponen la media
calculada.
Hace un calor sofocante.
Paramos en un área de descanso a la altura de
Pau y a las tres menos cuarto entramos en el restaurante Mariño en Irún que
previamente nos lo habían recomendado y al que llegamos gracias al Tomtom y
después de recorrer Irún de N a S y de E a O.
Comemos, se puede decir que bien y rápido en
mesas separadas y, como el sitio no es para la charla, a las 4, con un calor de
la pera limonera, seguimos ruta con la intención de pararnos en el restop de
Amorebieta para despedirnos y hacer la liquidación del capítulo de viajes y
desplazamientos.
Pero ni nos despedimos ni liquidamos porque pasamos
de largo la desviación al restop ¡¡ En qué irían pensando el conductor del
coche guía y sus copilotos!!
Total que para las 6 todos en casa, cansados
pero contentos. Y mañana empieza el Otoño
Y hasta aquí puedo contar porque ya se han
acabado las convivencias.
Se escribe esta narración en Górliz pasados
varios días desde que se produjeron los hechos
y por si este cronista no ha sabido o podido describir fielmente los
paisajes trasmitiendo su belleza se aconseja acompasar su lectura a la vez que
se visionan las fotos
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