miércoles, 15 de marzo de 2017

7-3-2017 SAIBIGAIN

SAIBIGAIN
07/03/2017





A las 9:30 estamos 13 (1+12) jubiltaldeos en Dima en una especie del salón del automóvil ya que Jubiltaldea ha comenzado a renovar su parque móvil con imponentes vehículos a los que solo les falta hablar.
Tomamos el café bajo un ligero sirimiri que a veces arrecia mientras se empiezan a oír tímidas voces que pretenden adelantar el amaiketako a base de huevos con txorizo y olvidarnos del ejercicio de los martes.

Desde luego y pese a las predicciones que dicen que lo malo está al este del Cantábrico, la cosa no pinta nada bien. No obstante el pundonor nos puede y en los cuatro coches nos vamos hasta Zumeltza donde aparcamos junto al antiguo aeropuerto utilizado durante la guerra civil.

No ha mejorado nada el asunto así que, paraguas en ristre, empezamos a andar pasadas las diez y cuarto.

Recorremos la pista de aterrizaje que es de hormigón y que está en muy buen estado y cuando se acaba cogemos otra pista que empieza a subir hacia nuestro destino.

El trayecto se resume fácilmente: Algunas cuestas en serio con categoría de pista y/o camino, con barro de diferentes clases, arcilloso, pegajoso, resbaladizo y en algunos momentos asqueroso. También tenemos zonas de vadeo que las salvamos sin ningún problema y mientras tanto, algo de sirimiri, conatos de que va a escampar y para volver a la realidad, chubascos serios.
A todo esto, niebla por todas partes lo que no nos afecta en cuanto a disfrutar del paisaje porque bastante tenemos con mirar por donde pisamos.

Caminamos en algunos tramos por la Senda del pastoreo y aunque no vemos referencias orográficas por el asunto de la niebla, la señalización a base de postes nos guía perfectamente.
Los últimos 700 m. que nos quedan para la cumbre los subimos campa a través, de mullida yerba y rodeando las trincheras escavadas en la defensa del monte durante la guerra. Hace mucho viento pero afortunadamente ya no llueve.
En la cruz estamos lo suficiente como para una foto que no sé si verá porque a medida que el fotógrafo se aleja para poder salir todos, nos difuminamos más.

Empezamos el descenso pasada la hora del ángelus hasta llegar a una zona protegida del viento donde tiene lugar el amaiketako que por ser época cercana a los carnavales es tradición que se componga de unas tostadas y torrijas (sí, de las dos clases), a cada cual mejor, que la señora de uno de los jubiltaldeos con todo su cariño nos las prepara. El jubiltaldeo consorte con su probada bonhomía y humildad reconoce la autoría de su esposa arrogándose únicamente el mérito de haber transportado hasta aquí, además del sólido, una botella de sherry amén de platos, servilletas y vasos.
Otro jubiltaldeo, con información privilegiada, completa el asunto con una botella de cava destinada a las grandes ocasiones.

Volvemos por el mismo camino que hemos usado para la subida con la única diferencia de que no nos llueve e incluso en un momento bastante fugad vemos un tímido rayo de sol. También tenemos un par de aterrizajes sin más consecuencia que el barro esté presente en más sitios que en las botas.

Llegamos a los coches y nos cambiamos en el área de Zumeltza después de 2 horas y media de andar efectivo, 8 km. de distancia y unos 400m de desnivel. Lo que se dice un simple paseo.

La comida la tenemos en el Amorrortu donde esperamos a que nos pongan la mesa tomando el txakoli con las almendras.
El menú es a base de perolos con sopa de pescado, garbanzos con berza, que todos sabemos quién se ha puesto como el quico llegando a cuatripitir su generosa dosis, y arroz cremoso tirando a paella como primeros para “bajar” el pistón en los segundos con unos lirios fritos, albóndigas caseras y, en plan plato especial, unas patitas de cerdo a la vizcaína. Pese a la rapidez habitual con la que comemos nos quedamos como nuevos.

Aprovechamos para perfeccionar la receta de los garbanzos que tendremos el próximo jueves en el txoko y que Arantxa no tiene reparos en explicárnosla detenidamente con garantía de que triunfaremos.

A los coches y para casa sin más problemas que la correcta digestión de todo lo que hemos comido

Se ha escrito esta reseña, más gastronómica que montañera, en la parte alta de Algorta y como ya se ha celebrado la garbanzada se puede confirmar que el éxito ha sido rotundo sin ninguna pega por parte de los 17 jubiltaldeos presentes.

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