RONDO POR URKIOLA
20/11/2012
A las 9:15 con puntualidad británica estamos
11 (10+1) jubiltaldeos en la herriko de Mañaria para tomar el café previo a la
salida montañera de los martes.
Cumplido este trámite, cogemos los coches y
subimos hasta el puerto de Urkiola para desde allí iniciar la jornada, no sin
antes reservar mesa en el Bizkarra para comer.
El día se presenta majo aunque la temperatura
es fresca, al menos por ahora.
No tenemos guías oficiales y ninguno de los
presentes quiere tomar el mando, preludio de lo que nos espera.
Empezamos a andar a las 9:45 bien abrigados
porque hace un viento sur bastante fuerte lo que aumenta la sensación de frio.
Por la pista que pasa junto al santuario y
flanqueados por hayas (ya con colores mortecinos), robles, abetos Douglas y
demás coníferas llegamos, al cabo de una hora, a las campas de Pol-Pol donde
nos desviamos a la izquierda para ir al Alluitz.
Ahora el camino se hace estrecho y vamos
subiendo entre tierra y piedras hasta llegar al cabo de un cuarto de hora al
collado de Larrano donde nos tenemos que proteger del viento detrás de la
chabola y se empiezan a oír las primeras voces sensatas. No obstante seguimos
adelante entre hojas y piedras que nos hacen estar muy atentos para no dar
pasos en falso, pero como al principio nos movemos por la cara este no sentimos
la fuerza del viento.
En cuanto asomamos al sur ya la cosa en vez
de desagradable se torna peligrosa, máxime teniendo en cuenta que hay que
atravesar el Paso del Diablo. Por unanimidad y por cordura desistimos del
objetivo para el que tendremos tiempos mejores.
Retrocedemos lo andado y volvemos a tomar la
pista que pasa junto al refugio llegando a la señal que indica el camino al
Anboto. Si existía alguna intención de subirlo, dos montañeros que en ese
momento volvían (no sabemos si habían hecho cumbre) nos informan de las
dificultades producidas por el viento. Otro al que tampoco subimos.
Como son casi las 12 y por tanto hora del
amaiketako, paramos junto a unas grandes piedras, restos de una antigua cantera
que en su día existió por allí.
Veinte minutos después y tras una breve
asamblea nos dirigimos a Zabalandi a donde, por falta de tiempo, tampoco
llegamos pero que sirve para que los irredentos seteros husmeen por la zona.
Hoy podríamos decir que hemos alcanzado el
Dubitamendi, monte de altura incierta, cumbres variadas y destinos inconclusos.
Para la vuelta hacemos un rondo hasta llegar
al desvío que señala Otxandio y Urkiola. Dejamos momentáneamente la pista para,
por un sendero, llegar a la fuente que con tres potentes caños, con agua fresca
eso sí, pero con fuerte sabor a hierro, se encuentra en las campas de Pol-Pol.
A partir de aquí, retomamos otra vez la pista
y con ratos de sol, porque las nubes empiezan a llegar, y siempre en amena conversación,
llegamos a los coches a las 2:15.
Los tres seteros rezagados, que hoy solo han
ido a pardillas, llegan un cuarto de hora más tarde. Juran que han pasado por
el Urkiolamendi por lo que, guiado por la buena fe del cronista y pese no
haberlo comprobado de primera mano, aquí queda constancia.
Los txakolís y cervezas, con las
tradicionales almendras un poco más gordas que otras veces, los tomamos todos
juntos antes de pasar al comedor.
Como el restaurante es un habitual de
Jubiltaldea solo diré que en todo, es decir variedad, cantidad, calidad y
amabilidad ha estado como siempre.
En la sobremesa y en espera que los guías
oficiales se puedan ir incorporando a las salidas montañeras se comenta la
posibilidad de volver a intentar el Orixol desde algún punto del mapa por el
que su subida sea más corta que desde Urkiola cuyos resultados se han podido
comprobar hoy.
Pasadas las 5 y amenazando lluvia que caerá
durante el viaje, nos vamos para casa.
Se ha escrito esta crónica en Algorta, el 21
de Noviembre, día en que se ha constituido el parlamento vasco para iniciar la
décima legislatura.