LOS TRONCONES, ARZIA MENDI O CAROBO,
ILSO EGUEN, ILSO LAGUNA
Hoy hemos decidido hacer varias cumbres en una zona no muy
frecuentada pero de gran belleza. La convocatoria y la oportunidad de comer al
aire libre han hecho que se hayan acercado 12 jubiltaldeos hasta el batzoki de
Gordexola para el café mañanero. Puntuales estamos a las 9,30 en el lugar, pero
al estar cerrado el batzoki tomamos los cafés en el bar Ligorria que está en la
parte de atrás de batzoki. La zona está bastante animada a esas horas de la
mañana, quizás por el mini mercado que está instalado en la plaza, lo que hace
que tengamos que aparcar en el ferial, detrás del frontón.
Cumplido el ritual cafetero, invitados por un jubiltadeo
cumpleañero, y de nuevo en los coches
tomamos la carretera a Zalla y a pocos kilómetros llegamos a la ermita de San
Juan de Berbikez, con área recreativa, con mesas, fuentes, de todo, donde
aparcamos.
De allí salimos caminando, un corto trecho por la carretera
hasta el barrio de Txabarri, origen de uno de los jubiltaldeos caminantes. Allí
nos desviamos por una pista, que alternando con sendero y en franco ascenso nos
va situando en la parte alta del cordal, que tras varias lazadas amplias y
pasando por tramos de barro nos lleva a la primera de las cumbres, los
Troncones, 543 metros, sin buzón pero con un montón de piedras a modo de señal.
Foto y seguimos en un pequeño tobogán hasta la segunda cumbre, el Arzia mendi o
Carobo, de 565 metros. Otra foto, esta vez tomada por un montañero que pasaba y
seguimos hasta el Ilso Eguen, de 563 metros, que tiene un mirador con vistas de
360 grados, que con el día soleado y despejado nos ofrecía unos panoramas
impresionantes. Alguno creyó ver Larrún en la lejanía. Continuamos hasta el
siguiente y último por hoy, el Ilso Laguna, de 552 metros, que tiene una
torreta observatorio de madera que facilita aún más las vistas del día y a la
que subimos para comprobarlo.
Para la manzana del mediodía descendemos a la cabecera de la
pista de un pequeño aeródromo que según dicen se suele utilizar para las
avionetas fumigadoras. Junto a la pista hay otros ilsos y unos cuantos formando
un circulo a modo de Stonehenge local. Más de uno sintió una fuerza desconocida
al situarse entre las piedras. Al menos nadie se lesionó.
Después de la manzana, empezamos el descenso recorriendo la
pista de aterrizaje y continuando por una pista de grava y tierra que nos va a
enlazar con el camino de subida y en alegre conversación llegamos a los coches.
Como es pronto y el jubiltaldeo cumpleañero quiere completar
la invitación, volvemos al bar Ligorria, donde en tres mesas separadas a la sombre, pues el sol aprieta ahora,
tomamos el aperitivo con aceitunas.
De vuelta al área recreativa de la ermita de San Juan de Berbikez, en su pórtico, atacamos a las viandas sin remisión, intercambiando menús entre las dos mesas
que ocupamos. Acabamos con todo, queso, jamón, tortilla, guindillas, etc.
Después de una buena comida el cuerpo pide café, por eso de
la tercera visita al bar Ligorria y en el mismo sitio tomamos el café, disfrutando
de la jornada montañera. Sin más nos fuimos a nuestros orígenes.
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