MONTENEGRO
27/03/2012
Quedamos a las 9,15 en Artziniega.
Somos 10 (IX+I) jubiltaldeos y jubiltaldea los que, con un tiempo más que primaveral, sin nubes, fresco (cuando hemos llegado los coches marcaban 4º) y con ligera brisa del sureste, empezamos a andar hacia nuestro destino.
Son las 9,30 y algunos se han decidido desde ya por pantalón corto.
Al principio usamos carretera con subidas progresivas que nos vienen bien como calentamiento. Tenemos a nuestras espaldas la Sierra de la Magdalena en su inicio por el oeste representado por el Diente del Ahorcado y las campas nos acompañan en el kilómetro y medio que hemos andado hasta llegar al barrio de las Caserías.
Se nos acaba el asfalto y aparece el barro, afortunadamente bastante seco lo que nos permite andar sin problemas.
La duda en el primer cruce que se nos pone delante, el guía Alfa ayudado por su topógrafo de cabecera, la resuelve rápidamente. Seguimos por el camino que cruza un encinar a través del cual podemos ver algunos viñedos.
Cuando dejamos el encinar nos empiezan los problemas porque nos encontramos con muchas pistas y pocas señales, además de ser diferentes unas de otras. Vamos en la buena dirección hacia el objetivo pero por caminos que no apuntan bien.
Hay varias zonas con labores forestales en curso pero como no ha llovido últimamente podemos seguir andando sin problemas ya que, además, las cuestas, salvo tramos cortos, son tendidas.
En un momento el camino se hace chungo justo enfrente de las antenas que están a unos 100m en línea recta pero mirando hacia arriba. Esta subida, podríamos decir que por la directísima, ya había sido experimentada años atrás por algunos de los asistentes que por cierto juraron no volver a meterse en esos berenjenales.
Puesto que el hombre es el único animal que tropieza dos veces, o más, en la misma piedra volvemos a hacer lo mismo siguiendo la parte más despejada por la que discurre el tendido eléctrico a las antenas. Entiéndase despejada de árboles pero no de yerba alta y agujeros escaqueados.
Afortunadamente nadie sufre torcedura, caída hacia atrás o desfallecimiento alguno pero si algún que otro arañazo y a las 11,25 estamos en el buzón del Montenegro (692 m.) también conocido como Peñalba.
Las vistas son extraordinarias en 360º lo que nos permite repasar la orografía de la zona: Montes de Ordunte con el Zalama todavía con restos de nieve, el Kolitza con su ermita, la Sierra Salvada con el Tologorri y así hasta casi el infinito.
Como no es hora del ángelus, después del repaso, la foto y el chupito de agua comenzamos el regreso, plácidamente, por la pista de servicio hasta Retes de Tudela.
Es curioso que los pinos de la vertiente norte no tenían la procesionaria pero los de la vertiente sur estaban plagados (nunca mejor empleada la palabra). Para colaborar en el mantenimiento de la riqueza forestal, mientras caminábamos aprovechamos para desbarajustar las formaciones que se nos ponen a tiro, causando grandes bajas.
Tras los pinos, cruzamos una zona ya reforestada, un madroñal de cierta entidad y una cantera de lascas en la que a pesar de haber diversa maquinaria solo vemos una persona arreglando un vehículo.
Pasamos Retes de Tudela sin entrar en el pueblo y en un recodo de la carretera con sombra y campa podemos por fin tomar un frugal amaiketako.
Por la misma carretera llegamos a Gordeliz justo cuando acababa de aparcar la furgoneta de la veterinaria que no era para atender a un parto sino, como nos informaron los lugareños, para vacunar al ganado.
A partir de aquí dejamos la carretera y por camino cómodo nos dirigimos hacia la ermita de San Antonio. Tenemos la carretera que va a Peña Angulo y al Valle de Losa a nuestra derecha y además un despiste colectivo que nos obliga a dar un amplio rodeo por las campas de la zona con cruce de alambrada incluido en plan película de marines.
Son la 1,25 en el reloj de este cronista cuando llegamos a la ermita y desde aqui, por la carretera mencionada, llegamos a los coches, con bastante calor, a las dos menos cuarto más o menos.
Nos cambiamos, tomamos el vinito en el bar de la plaza y a las 2,15 estamos sentándonos en el restaurante La Encina. La comida bien en cantidad y calidad pero con algunos fallos en atención que le impiden alcanzar puntuaciones más holgadas.
Vuelta otra vez a la plaza para tomar el café y los chupitos sentados fuera, a la sombra, fumando los viciosos y charlando de diversos temas principalmente económicos hasta las 4,30 en que emprendemos el regreso a casa no sin antes haber arreglados cuentas con el ecónomo.
Se escribe esta crónica en Algorta el 29 de Marzo de 2012 fecha en la que además de la huelga general juega nuestro Athletic contra el Schalke 04 en Alemania los cuartos de la Europa League.
¡¡A por ellos!!