21/02/2012
Con un día radiante pero fresco (-1º) empezamos a andar a las 10,20 desde Aulesti donde hemos quedado para concentrarnos y tomar el cafecito.
Somos 13 jubiltaldeos y 1 jubiltaldea, pleno de efectivos si consideramos a los componentes sin impedimentos físicos para la marcha. Está claro que no cumplimos ni de globo con lo establecido en la ley de igualdad de género pero que quede claro de que no es por nuestra culpa.
Vamos por carretera, atravesamos el barrio de Narea y seguimos subiendo, siempre subiendo, por asfalto y hormigón. Son las 11, y estamos a 270m. cuando nos desviamos hasta un núcleo caseríos llamado Leizarra goikoa. Todavía nos queda un buen trecho.
Ahora, ya en pista de hojarasca y barro, continuamos la ascensión rodeados de pinos, hayas, robles, castaños y alguna encina hasta salir a campo abierto donde comenzamos a ver las montañas que nos rodean y que si las relacionase todas esta crónica parecería un atlas cartográfico y eso que todavía estamos en cota baja.
Aquí tenemos un poco más de dificultad por el barro y la pendiente hasta llegar al portillo que salva el farallón que tenemos a nuestra izquierda.
Nos reagrupamos y tiramos hacia la cumbre de nunca llegar. Nos queda todavía media hora pero menos mal que, aunque larga, al menos podemos calificarla de cuesta tendida y con buen piso de hierba, amarillenta ahora por las últimas nevadas.
A las 12,15 llegamos al buzón del Iluntzar (727 m.), tras coronar la loma del Atxabrin que nos pilla de paso. Las vistas son sensacionales abarcando los 360º. Es una pena que haya bruma, producto del viento del nordeste que, afortunadamente, sopla suave y se está bien arriba.
Por ser carnavales, un jubiltaldeo nos da la agradable sorpresa de sacar de su mochila un tupper con 20 (veinte) torrijas que las repartimos equitativamente (más o menos) y las acompañamos con un fresco vino semidulce. Como postre, fruta y frutos secos, esto ya de cada uno.
Estamos casi media hora, entre amaiketako y foto, y para bajar empleamos la dirección contraria a la que hemos traído.
La pendiente es más suave y eso nos salva de alguna que otra posible caída ya que el barro vuelve a hacer acto de presencia.
A la 1,10 conectamos con una pista forestal bastante transitable y para las dos menos veinte estamos entrando en los arrabales de Nabarniz donde volvemos a pisar hormigón y asfalto.
Nos llaman la atención las casas, algunas acabadas y otras en construcción, que vamos viendo por el camino del que nos desviamos un momento para visitar la Ermita de Santiago del s. XV, en el barrio de Lekerika.
Ahora nos acordamos del empecinamiento que, en contra de la opinión del guía Alfa, hemos tenido al dejar los coches en Aulesti en vez de subir con ellos hasta Narea.
Aun así y todo llegamos a los coches pasadas las 2,30. Tras las operaciones de adecentamiento personal todavía tenemos tiempo de tomar el blanquito, esta vez a cargo de un jubiltaldeo que recientemente ha superado los 66 takos, mientras nos instalan la mesa. Menos mal que nos habíamos apuntado a la mañana porque el Zarrabenta estaba a tope de comensales.
Comida casera, elegante, muy bien nutridos y mejor atendidos. Tal es así que el guía Alfa tiene el mandato de programar alguna salida por la zona para confirmar nuestras sensaciones culinarias.
Un poco antes de dar las 5 emprendemos el regreso a casa que entre pitos y flautas nos lleva casi una hora.
Se escribe esta crónica en Algorta, a 23 de Febrero día en el que el Athletic se juega ante el Lokomotiv ruso el pase a los octavos de la Europa League.
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