sábado, 22 de abril de 2017

18-4-2017 GANGUREN

GANGUREN
18/04/2017





Hoy la crónica tiene un aire especial porque la aproximación al punto de salida montañera ha supuesto la inauguración, por parte de Jubiltaldea, de la línea 3 y del ascensor o lanzadera que te deja en la parte alta de Etxebarri, concretamente en el barrio de San Antonio.

El guía alfa nos ha convocado a las 9:30 en la estación de Kukullaga que viene a ser como un nudo ferroviario ya que confluyen las vías que van a Bermeo y Donosti además de la línea 3 propiamente dicha, todas de Euskotren.

Una vez llegados los 7 (1+6) jubiltaldeos actualmente operativos y libres de viajes por España y el extranjero, cogemos el ascensor hasta el mencionado barrio donde tomamos, como es natural, el preceptivo cafecito.

La jornada montañera comienza desde aquí, a las 10 de la mañana, una mañana tristona porque todo son nubes pero con esperanzas, que luego se confirmarán plenamente, de buen tiempo a partir del mediodía.

Descendemos un poco e inmediatamente entramos en una senda individual, es decir apta para ir sólo en fila india, con un buen pisar y pronunciada pendiente.

Alternamos pista de pedriza con un ratito por la carretera que va a Santa Marina, luego viene un cortafuegos con línea eléctrica y la carretera BI-3732 que va a El Gallo para, después de salir de ella, continuar subiendo hasta llegar al Ganguren (477m.), monte que está hasta las cartolas de antenas, a las 11:30.
Dada la hora que es, nos sacamos la foto y seguimos ruta hacia el Vivero donde paramos al mediodía, ya con sol, y damos cuenta del amaiketako cómodamente en un de las múltiples mesas que hay por en el área recreativa junto al bar y los servicios.

La existencia del bar, abierto, supone una encarnizada lucha dialéctica entre el que quiere ir a tomar un pincho de tortilla y la facción ortodoxa que supera la tentación porque ir al monte es ir al monte. Al final y sin derramamiento de sangre ganan los buenos.
Hasta aquí llevamos recorridos 6 km.

Continuamos el rondo hacia Etxebarri con confirmaciones periódicas de que llevamos la ruta adecuada proporcionadas por algún montañero o incluso corredor (que han sido varios con los que nos hemos cruzado). Tenemos alguna subida de cierta entidad y va pasando el tiempo y nosotros sumando kilómetros hasta que entramos en la parte baja de Etxebarri dirigiéndonos al restaurante de siempre a las dos y media pasadas y como nos ponen una mesa nos quedamos sin el premio del aperitivo.

Total que hemos andado 15 km. en cuatro horas y media y 520 m. de desnivlel lo que equivale a una etapa del Camino de Santiago que el lunes próximo unos cuantos jubiltaldeos comienzan desde Vitoria (última etapa del año pasado) para llegar a Burgos este año.

La comida está bien, destacando unos chicharros al horno que, para los 5 que los hemos comido, no han suscitado más que loas y parabienes por su frescura, cochura y sabrosidad. La pena es que no traen los primeros platos en los perolos.

Las cuentas las hace un jubiltaldeo que apunta buenas maneras de modo que tenemos asegurado el relevo generacional solamente a falta de comprobar la suerte que pueda tener en los donativos que el ecónomo oficial suele hacer al estado en forma de la Primitiva.

Vuelta en el metro, esta vez en la línea 1 para estar a las 5 en casa.

Esta reseña se ha escrito en la parte alta de Algorta a mayor gloria de Jubiltaldea.

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