SERANTES
30/12/2014
Con los grajos volando bajo, escarcha, poco viento pero lo suficientemente fresco y cielo totalmente despejado quedamos a las 10 en el bar El Puente, justo a la salida del Puente Colgante.
Somos 7 jubiltaldeos los que, debidamente abrigados y después del preceptivo cafecito, empezamos el paseo a las 10:15 de la mañana.
Vamos bordeando la ría por la margen izquierda hasta, una vez sobrepasada la escuela de Náutica, llegar a Santurce.
Un buen trecho por el casco urbano y luego, por pista de hormigón totalmente seca y libre de barro, entre conversación y conversación, iniciamos poco a poco el ascenso propiamente dicho.
A medida que ganamos altura vamos contemplando el puerto con sus diques, contradiques, barcos y demás tinglados portuarios destacando el parque de contenedores que, ¡Cómo ha cambiado Bilbao! hasta hace casi nada estaba en la Campa de los Ingleses.
Tenemos dudas sobre en qué punto van a verter la tierra que vayan sacando del canal de Deusto para construir un espigón central en el puerto, dudas que no resolvemos.
Y rodeando el monte, sin salirnos de la pista para coger algún atajo, a las 12:15 estamos junto al buzón. Hay bastante gente, algunos en plan familiar, otros en bici, unos cuantos solitarios y el resto, como nosotros, en plan amigos.
Dada la hora que es no tenemos más alternativa que tomarnos un frugal amaiketako compartiendo sólido y líquido con los que han venido con las manos en los bolsillos.
Mientras lo tomamos seguimos las maniobras de un helicóptero dando vueltas por el acantilado de la Galea bastante cerca del agua. No hemos sabido el por qué ni el para qué pero algo andaba buscando. En la prensa del día siguiente no se decía nada.
La bajada la hacemos siguiendo el mismo itinerario que a la subida y no tiene más anecdotario que la discusión acerca de si una lancha allá en la lontananza es la de los prácticos, de la guardia civil o de la ertzaintza. Solo sabemos que no era la de la guardia civil porque la hemos visto atracada en uno de los muelles.
Tomamos un txakoli en un bar justo antes de abandonar Santurce y paso a paso aterrizamos a eso de las 3 en el Patxín situado en el casco viejo de Portu.
En mesa redonda nos damos un homenaje gastronómico con un menú del día más que elegante con cantidad y calidad a gusto del respetable.
Salimos del restaurante casi de noche, lo cual no es ningún mérito teniendo en cuenta la hora en que oscurece.
Los dos de Bilbao cogen allí mismo el metro y los de Uribecosta y Costa Rica entre el Puente Colgante y el metro llegamos a casa para las 6:30
Ni el guía alfa ni el ecónomo han tenido dificultades para realizar brillantemente su labor, labor que no siempre es suficientemente ponderada.
Se escribe esta crónica, ya en el nuevo año 2015, con la ola de frío amortiguándose (¿o es que nos estamos acostumbrando?), en Algorta (Getxo).
lunes, 5 de enero de 2015
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