jueves, 6 de febrero de 2014

14-1-2014 BILBAO-ARRIGORRIAGA

BILBAO-ARRIGORRIAGA
14/01/2014






Las predicciones meteorológicas no son como para echar cohetes pero somos convocados a las 10 en el bar que hay junto a la estación de metro de Unamuno.

A estas horas de la mañana el cielo está francamente oscuro, la lluvia es pertinaz (como la sequía pero en sentido contrario) y las deserciones muchas. Aun así y todo 5 pundonorosos jubiltaldeos inician la marcha a las 10:15. Como vamos por asfalto y hay puntos de fuga para el caso de que el tiempo siga malo, nos arriesgamos.

Salimos por el Casco Viejo en dirección a Atxuri, luego subimos por Ollerías y al comienzo del paseo de los Caños, antes de llegar al alto de Miraflores cogemos el bidegorri que, bordeando el Nervión, y por un puente pasamos a su margen izquierda.

Tenemos una pequeña cuesta que sube al parque de Montefuerte. Son las 11 y tal como ha vaticinado el jubiltaldeo experto en temas meteorológicos ya no llueve.

Llegamos a Basauri que recorremos un buen trecho por su casco urbano e incluso superamos el bar donde quedó, por lluvia, frustrado el último intento de hacer este mismo recorrido.

De vez en cuando tenemos que abrir el paraguas, más por calabobos que por lluvia pero no nos rilamos y seguimos por el bidegorri dejando a nuestra izquierda Arcelor y el Nervión ya convertido en río por aquello de que no llegan las mareas.
“Hierro y agua” como dice nuestro flamante guía omega, que nos acompañarán un buen trecho. Cruzamos la autopista por debajo, a la altura de Mercabilbao y vamos paralelos a la carretera que une Bilbao con Arrigorriaga a la que han colocado una barrera de madera para evitar daños colaterales por la tala que están llevando a cabo en la ladera.

Nada más sobrepasar la empresa Gerdau y el polígono industrial donde se encuentra, se nos acaba el bidegorri así que tenemos que desviarnos a la derecha para pasar las vías a la altura del apeadero. Como tiene buena visibilidad las atravesamos rápidamente porque por megafonía están anunciando el paso de un tren y no hay barreras. Al poco pasa un Alvia a toda pastilla.

El guía sabe dónde podemos repostar y a las 11:45 paramos en el restaurante Txakoli donde nos tomamos un buen caldo y descansamos durante 15 minutos. Reiniciamos la marcha, con los paraguas cerrados y llegamos, al poco tiempo, a San Miguel de Basauri y por acera, a Arrigorriaga. Es la 1 del mediodía.

Aquí hay una pequeña reunión y pese a que otra vez ha empezado el sirimiri, el guía nos embauca, nunca mejor empleada la palabra, para que aceptemos, sin más presión que la sicológica, el subir a la parte alta del pueblo y acercarnos al parque de Mendikosolo donde se encuentra un lago al que pomposamente él lo llama de los cisnes pero que creo que de patos no pasa.

Llegamos al objetivo y nada más sacarnos la foto (no han aparecido ni los patos ni los cisnes) nos cae una chaparrada de categoría universal agradeciendo todos por lo bajines que no hayamos aceptado su sugerencia de bordear el famosos lago.

Volvemos por el mismo camino, que es ir entre calles, y atravesando las vías del tren por un puente con ascensor llegamos a lo que es el pueblo de Arrigorriaga donde nos
espera un reparador txakolí con aceitunas en el batzoki complementado con una tapa de txorizo con unas patatas troceadas, obsequio de la casa.

Este detalle y que el menú del día entra dentro de nuestro presupuesto y nuestros gustos hace que decidamos comer aquí mismo.

La comida en cantidad y calidad bien, tipo comida tradicional, eso sí sin mucha variación pero amablemente atendidos.

En la sobremesa comentamos las dificultades que supondría, tal como inicialmente se dijo, subir al Malmasín y luego ir directamente a comer al Miren Itziar en el caso de que el día 30 estuviese lloviendo o hubiese llovido en días anteriores.

Tras los chupitos y el pago de 16€, cafés y caldos incluidos, salimos del restaurante y, aunque hay un principio de deserción por parte de un jubiltaldeo, al final, todos juntos nos vamos a patita hasta el metro de Basauri que lo cogemos a escasos minutos de dar las 5. Y ojo, sin caernos una sola gota de lluvia.
En Bolueta hacemos el trasbordo para ir a casa y aquí se termina la historia de un día que, aunque húmedo, pudo ser peor.

Se escribe esta crónica en Algorta el 17 de Enero de 2014 con un ligero retraso debido a cuestiones técnicas y de agenda totalmente ajenas a este cronista.

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