martes, 9 de julio de 2013

4-6-2013 AITZTXIKI, desde Axpe

ASTXIKI  (4/6/2013)



La cita hoy es en el Restop de Amorebieta para ascender al Astxiki (791 m.) desde el barrio de Axpe. A pesar del tiempo horrible de estos días anteriores, hoy el día se presenta ideal para andar por zonas de roca, vamos de esos días para hacer afición.

Acudimos 9 jubiltadeos (9+0) que dado el escaso tráfico de estos tiempos llegamos antes de la hora de cita, las 9,30. Vemos con alegría que un jubiltadeo que la semana pasada estuvo en Turquía, está sano y salvo, gracias a que el guía no le dejó ir a la plaza esa de las revueltas. Tomamos el cafelito y partimos hacia Axpe, pasando por Durango, Abadiño y Apatamonasterio. Aparcamos los coches junto a la iglesia y emprendemos la marcha sobre las 10 de la mañana. Mañana ya con cielo despejado y buena temperatura.

Al principio el camino es ancho, asfaltado y entre pinos. Después el terreno pasa a ser pista ancha y noble hasta llegar a un cruce donde se embarra y estrecha. Desaparecen los árboles y subimos por un sendero en dirección al collado de Artola 634 m. dejando a la izquierda el Alluitz y viendo nuestro objetivo a la derecha.

En dicho collado un miembro de la expedición actúa con prudencia y desiste seguir por problemas respiratorios, está resfriado, y nos espera al socaire. Llevamos poco más de una hora de caminata.

Hasta la cima nos lleva una senda bien marcada, que serpentea para salvar las rocas y el desnivel de 150 m. que nos falta para hacer cima. En algunas zonas las piedras están muy sueltas y hay que andar con cuidado. En media hora estamos en la cima, que paradojas, tiene una pequeña campa de hierba. Quién lo diría, con el mogollón de piedras que hay por todos los lados.

A pesar de que el núcleo duro está inquieto, el amaiketako se alarga un poco más de lo habitual. Las vistas espectaculares, el Saibigain, Urkiolamendi, al fondo Eniabe y a la derecha Gorbeia, esto al sur, creo. Al norte el Oiz, Sollube y casi a lo lejos Larrun. Como tenemos tiempo el guía nos prepara un rondo para la bajada, que a vista de pájaro parece bonito.

En el collado de Artola recogemos al jubiltadeo que nos faltaba y desandamos la senda que hemos utilizado a la subida. Bajamos despacio visualizando la ascensión de tres mendizales y un perro al Alluitz, hasta que los perdemos de vista.

Para hacer el rondo dejamos a la derecha la pista que conocemos de la subida y nos desviamos a la izquierda hasta el barrio Sagasta donde paramos en una fuente-pilón, algunos nos desprendemos del baro de las botas, y charlamos un rato con un lugareño, al que le pedimos nos recomiende una tasca para comer. Nos recomienda una en el barrio Santiago, cerca de Arrazola y nos dice que les digamos a los del restaurante que vamos de parte de Gandarias. Anteriormente en la charleta nos ha comentado que fue deportista de élite. Deportista de élite, Gandarias. Le preguntamos si se llama Andrés y si andaba en bici y claro acertamos. Nos cuenta varias anécdotas de Dalmacio Langarica, Pérez Francés y no desaprovecha la ocasión para acusarnos de VIVIDORES, este si que sabe.

Una señal nos indica que nos falta 1,8 km. para llegar a Axpe, donde tenemos los coches. Al completar el rondo y tomar la pista donde hemos comenzado esta mañana, un jubiltaldeo no dice que le esperemos porque quiere ir a buscar una gafas que ha perdido en la subida y piensa donde pueden estar. Eureka al ratito aparece con ellas.  Casi parece un milagro.

Tras asearnos y airear un poco los coches, nos dirigimos al restaurante que nos ha recomendado Gandarias y horror los martes cierra. El guía reacciona como es habitual en él y nos lleva al Rest. Gazte-Leku de Apatamonasterio, no sin antes hacer un rondo por Arrazola.

Antes de comer tomamos el aperitivo a la salud de un jubiltadeo que cumplió años la pasada semana. La comida rica y abundante, el servicio correcto y las instalaciones amplias.

Hoy el tema de la sobremesa es la espantada, unos se van de grumetes a un velero, otros a los apartamentos del banco, vamos que nos dejan como a los de Tudela.

Y sin más escribo esta crónica la víspera de la despedida a la Catedral del futbol, San Mamés, desde Santutxu el 4 de Junio del 2013.


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