EL CAMINO DE SANTIAGO
TERCER CAPITULO (2013)
APROXIMACION
A
continuación se relata la crónica de las etapas que conforman el tercer
capítulo que comienza el miércoles 10 de Abril en Termibús a donde acude
también un jubiltaldeo para proveernos, un año más, de su patxarán casero.
Son
las 10:30 cuando los 8 jubiltaldeos (7+1) montamos en el autobús que nos
llevará hasta Villaviciosa (con trasbordo).
Las
predicciones meteorológicas no son tan infames como las del año pasado y si
aciertan disfrutaremos del Camino.
Tras
un montón de paradas que no viene a cuento relacionarlas, por fin hacemos una
en San Vicente de la Barquera en la que se nos permite bajar del autobús para
estirar las piernas, descargar lo descargable y tomar una caña acompañada de
algo de comer a cuenta de los jubiltaldeos más precavidos.
Hace
bastante bochorno.
En
Oviedo, después de dejar en tierra, para comer, a los pasajeros que siguen ruta
a Santiago continuamos hasta Gijón a donde llegamos a las 4 para tomar el
autobús a Villaviciosa. Como tenemos una hora aprovechamos para tomar un pintxo
en un bar cercano.
Una
vez llegados al punto “0” de esta etapa, tomamos posesión de las habitaciones
en el mismo hotel que el año pasado y quedamos a las 7 para dar un paseo y
hacer tiempo para la cena.
Aquí
nos unimos con otro caminante expresamente llegado de Galicia con lo que el
equipo queda definitivamente configurado con nueve miembros: (7+1) jubiltaldeos
+ (1) invitado.
Visita
al pueblo con buena temperatura (25º) aunque ya empiezan a aparecer nubes que
no presagian nada nuevo.
Cañas
y sidra recordando anécdotas de etapas anteriores y para las 8:30 empezamos a
pensar en la cena que la hacemos también en el restaurante-sidrería del año
pasado, eso sí con más gente y viendo el partido Barça-PSG.
Para
las 11:30 en la cama.
Mañana
empezamos.
JUEVES 11 de ABRIL
1ª ETAPA: <>
VILLAVICIOSA – GIJON
Tres
de los peregrinos ya hicieron esta etapa el pasado año pero se solidarizan con
el resto y nos acompañan en un caballeroso gesto que les honra.
A
las 8 estamos desayunando en el hotel en plan self service y a las 9 comenzamos
a andar.
Al
principio vamos por carreteras secundarias con momentos de lluvia fina a la que
no damos importancia y no tomamos más medidas que la de abrir el paraguas.
Al
cabo de dos horas y media pasamos por Niévares y media hora después dejamos el
asfalto y nos metemos en un camino de piedra, yerba y zonas asfaltadas. Tras un
rato volvemos a la carretera y a todo esto, siempre subiendo con desniveles de
distintas categorías. La lluvia no para.
Nos
plantamos en el alto de La Cruz (420 m.) a las 11:30 y siempre por carretera
para evitar el barro y siempre con lluvia, que en algunos momentos es fuerte y
a veces incluso con viento, pero por lo menos ahora es cuesta abajo, llegamos
al bar Casa Pepito en Peón. Prácticamente hemos hecho medio camino así que
descansamos, nos secamos y nos avituallamos a base de cañas de cerveza o vino
acompañando a la tabla de embutidos y chorizo a la sidra.
Estamos
como una media hora, nos colocamos las polainas y justo cuando salimos, aunque
está oscuro y amenaza lluvia, no nos vuelve a caer una sola gota en todo lo que
nos queda de día.
Nada
más reemprender la marcha, otra vez a subir, esta vez con un desnivel de unos
280 m. que ya empieza a pesarnos.
Llevamos
un rato andando cuando nos aparece la señora que nos ha atendido en el bar para
devolvernos la credencial de uno de los nuestros que se la había dejado en el
mostrador.
Coronado
el alto de El Curbiello, de casi 300m., empezamos a descender y por fin aparece
Gijón aunque todavía un poco lejos. Son las 2:30 pasadas. Sacamos una foto.
En
estas estamos cuando nos toca la bocina un coche para devolvernos el bastón que
el mismo de las credenciales se había dejado en un bar donde habían parado para esperar a los más
rezagados.
Desde
que vemos Gijón hasta que llegamos al hotel pasando por la Universidad Laboral,
campo del Molinón, el campus universitario y parte de la playa pasan más de dos
horas y los últimos 2 Km. entre calles se nos hacen eternos.
Por
fin a las 5 entramos en el hotel Costa
Verde. Hemos quedado a las 7 así que hay tiempo de ducharse, descansar y
organizar un poco la ropa e incluso lavarla porque tenemos calefacción.
El
paseo es por la parte vieja, con sol y viento fresco, tomándonos unas
reparadoras cervezas en la plaza Del Marqués donde está el monumento a
D.Pelayo, con el puerto deportivo al frente y rodeados de palomas descaradas
intentando comer los frutos secos que nos han traído de tapa.
Ya
se vislumbra el frente nuboso que nos vendrá, como está anunciado, para mañana.
Nos
sellan las credenciales (a los que las llevamos encima) muy amablemente en el
Ayuntamiento y nos tomamos una sidra con bises en La Galana en la que de tiempo
en tiempo sacan platos con pinchos para picar entre trago y trago.
Hacemos
alguna tentativa para cenar y después de mirar un par de sitios pedimos consejo
a una lugareña ya mayor que, según las malas lenguas, tiene que ser pariente o está conchabada con los del bar que
nos aconseja, justo enfrente de donde estamos. ¡Qué casualidad!
Pero
las apariencias engañan porque resulta que cenamos bien y quedamos gratamente
satisfechos además de estar dentro del presupuesto calculado para la alegría del ecónomo.
Tras
un chupito de patxarán amablemente servido por el porteador de la botella ya en
el hotel, para las 11:30 todos en la cama.
Aparte
de los desniveles y sin afinar mucho porque hemos ido fuera del camino
señalizado calculamos que hemos andado unos 27 km.
VIERNES 12 de ABRIL
2ª ETAPA: <>
GIJON –
AVILES
Después
de desayunar en la cafetería del hotel, empezamos a andar a las 8:30.
El
día está gris y ya mientras desayunábamos empieza a caer un ligero sirimiri,
por ahora sin más complicaciones que la de llevar el paraguas abierto y las
mochilas con funda.
La
salida de Gijón se hace tan eterna como la entrada.
Cruzamos
por debajo de la autovía y la vía del tren para empezar a subir al monte Areo,
de un desnivel de unos 200 m. que como ya no llueve aprovechamos para
aligerarnos de los chubasqueros. Son las 11 de la mañana y ya hemos recorrido
unos 11 Km.
Ahora
caminamos por pista de tierra apisonada para, dejando a un lado una bifurcación
al dolmen de San Pablo, entrar al cabo de un buen rato en una carretera vecinal
y poco más tarde, cerca de las doce, tomar contacto con la avanzadilla que nos
espera en la iglesia de Santa Eulalia del Valle del año 905 (porque lo pone el
cartel ya que está totalmente restaurada) perteneciente al Ayuntamiento de
Carreño.
Ya
luce el sol.
Descansamos
un rato, reponemos agua en la fuente y seguimos hacia el objetivo.
Antes
hemos visto un poco escondida la fuente de Les Xanes (brujas) y nada más reanudar,
el lavadero de la Ponte Piedra en el barrio de Santolalla.
En
Tamón que también pertenece al concejo de Carreño pasamos junto a la Iglesia de
San Juan Bautista acabándose la pista y entrando en carretera más o menos a la
altura de donde empieza, al menos para nosotros, la zona industrial.
Encontramos
un bar, el Llar de Ana, paramos a tomar el amaiketako o sucedáneo de comida
compuesto de un pintxo de tortilla de patata de tamaño más que notable y un
trozo de empanada de txorizo acompañados de una caña.
Como
al porteador le empieza a pesar la botella con lo que le queda de patxarán, la
terminamos allí mismo y para la 1:30 reiniciamos el camino.
Vamos
bordeando la zona industrial, antaño más boyante que en la actualidad a tenor
de algunas edificaciones abandonadas. También pasamos por una enorme fábrica de
Fertiberia y antes de entrar en Avilés vemos las edificaciones, viviendas de
los obreros, todavía en uso la mayoría de ellas, con sus instalaciones
sanitarias ahora pertenecientes a la Seguridad Social.
Llegamos
a las 4, con un sol radiante al albergue de peregrinos y peregrinas de Avilés Pedro Solís quien en 1513 fundó “un
albergue hospital donde se daba a los peregrinos a Santiago Cubierto, Cama y
Fuego”
Estamos
solos nosotros y dos individuos más que han llegado poco antes que nosotros
pero con poca pinta de peregrinos porque uno de ellos lleva un troller en vez
de mochila. O sea, hay como para elegir entre las 60 plazas que tiene.
Nos
duchamos, hacemos labores finas de lavado y tendido de ropa, se descansa y el
pedicuro de referencia procede a hacer las curas pertinentes aunque
afortunadamente solo son en un par de pies.
A
las 6 salimos a dar una vuelta por la parte más antigua de la ciudad que nos sorprende
por sus construcciones, bien conservadas o restauradas y por lo animada que
está.
Hoy,
como es viernes, tenemos problemas para cenar el menú del día ya que en todos
los restaurantes en los que preguntamos es a la carta y encima empiezan tarde.
Entramos
en la sidrería Tierra Astur donde montamos la base de operaciones para
encontrar sitio para la cena a base de voluntarios que indagan en algunos
sitios que nos han sugerido. Tras un número de botellas que no se pone en esta
crónica, acompañadas solo por cacahuetes, y hechas las averiguaciones pertinentes abandonamos el local justo antes de que empiecen
a obsequiar con pintxos a los clientes.
Transcripción
literal de un cartel en la sidrería:
“De 10 a 12
Huevos fritos
Jamón especial de la
casa a la plancha.
Tiras de maíz dulce
Agua, refresco, vaso
de vino. 3,50€”
La
pena es que mañana salimos pronto, que si no menudo amaiketako.
Tomamos
una cerveza en otro bar cuando caen unas tímidas gotas de lluvia sin
consecuencias y nos vamos a las 8:30 a cenar al Rioja, base de los forofos de
nuestro Athletic y cuyo propietario, con su bufanda de los colores, se
fotografía con nosotros. Vino a estas tierras desde la Rioja a jugar al futbol
y aquí se quedó.
Cenamos
muy bien en cuanto a lo sólido, lo líquido y el precio con los consabidos
chupitos y para las 11 estamos en el albergue ya que aunque se cierra a las 10,
nos han dejado una llave para entrar.
Hoy
entre pitos y flautas hemos andado unos 26 Km.
SABADO 13 de ABRIL
3ª ETAPA: <>
AVILES – EL PITO
Hombre,
hoy tenemos un día radiante aunque a primera hora hace fresco.
Para
las 7:30 todo el mundo está preparado y nos vamos a desayunar a un bar abierto en la plaza del
Ayuntamiento.
A
las 9 menos 10 empezamos propiamente la jornada.
Tras
comparar nuestro mapa con un cartel que había en el albergue y hablar con el
hospitalero decidimos seguir la ruta del albergue y así evitarnos el subir al
monte San Cristóbal, monte que no nos iba proporcionar ningún placer adicional
y nos permite ahorrarnos unos 5 Km. Al final no sé si habremos andado más pero
por lo menos nos hemos evitado una cuesta de las muchas que, según el gráfico,
vamos a encontrarnos hoy.
Salimos
de Avilés y continuamos por carretera, solitaria de coches y personas a estas
horas y al cabo de una hora hacemos una parada sencilla en Piedras Blancas
después de haber pasado por Salinas.
Otro
rato subiendo por carretera para entrar en un camino ancho de piedra y
tierra en perfecto estado donde nos cruzamos con bastantes ciclistas en bici de
montaña y algún que otro paseante con o sin perro.
A
las 12 paramos en Ventaniella junto a una fuente y a la capilla de Nª Sª de los
Remedios, posiblemente del s.XII pero también totalmente restaurada como si
fuese del siglo pasado.
Nos
desviamos por la carretera para seguir el camino oficial señalizado pero al
cabo de unos metros de entrar en la senda nos encontramos con dos alemanas que
habían dado la vuelta debido a la gran cantidad de barro producido además de
por las últimas lluvias por una tala en los alrededores. Las fotos que nos
enseñan y el estado en que estaba su calzado sirven para que ni siquiera lo
intentáramos nosotros.
Vuelta
otra vez al asfalto y después de consultar con una pareja de paseantes, a todas
luces lugareños, nos pegamos una panzada de carretera pasando por Ranón.
Nos
metemos luego por un camino que hace las veces de atajo pero bastante tupido de
matorral por falta de uso en esta época y volvemos a salir a la misma
carretera. Son alrededor de la 1 y no hemos hecho más que andar pero no hay
bares por la zona.
Vemos
el Nalón desde Castillo, pasamos por La Madalena, con vistas a la ría y por fin
llegamos a Soto del Barco donde en el bar “Ca Lolo”, también conocido por bar
Manolo podemos separarnos de las mochilas, descansar y repostar sólido y
líquido pero con moderación porque todavía nos quedan unos 9 Km. y a pleno sol.
Cruzamos
la ría del Nalón por un puente y al poco saludamos a un señor que trabajaba en
su huerta y que resulta ser de Baracaldo. Un rato después subiendo hacia Muros
de Nalón nos encontramos con dos mujeres descansando de su paseo en un banco.
Al pedirles que nos saquen una foto del grupo y entablar conversación resulta
que son de Kanala cuyo padre fue a hacer el ferrocarril y < “desapareció”
después de la guerra por no ser afín a las ideas> (sic). Se apellidaba
Intxarraundieta.
El
último esfuerzo antes de entrar en la meta lo hacemos a través de un frondoso y
enorme (por lo que tardamos en atravesarlo) bosque de eucaliptos que, junto a
los castaños, es la especie arbórea que
más hemos visto durante estas etapas.
Después
de la enésima subida y correspondiente bajada por una senda con bastantes zonas
de barro aparecemos en el Pito.
Para
cuando localizamos el hotel Alvaro al final de las casas, son las 6 de la
tarde. Nos hemos dado una buena panzada de 28 Km. según plano pero creo que
habrán sido más teniendo en cuenta que hemos ido mucho tiempo por la carretera
en vez de utilizar el camino señalizado.
Hemos
quedado a las 7:30 o sea que tenemos tiempo suficiente para, una vez recibidas
las explicaciones para que podamos prepararnos el desayuno mañana, hacer todas
las tareas propias del peregrino incluida la de descansar un poco.
A
la hora fijada nos dirigimos al bar – restaurante Arbichera, único en la zona
para ver si podemos cenar algo. Sin coche no hay otra alternativa.
Mientras
vienen las jefas del negocio (el tío de la barra no sabía o no decidía nada)
nos tomamos una cerveza y cuando aparecen y nos dicen que algo nos podrán poner
para cenar, respiramos tranquilos.
Se
nos une el invitado que, en una forma física casi insultante, se ha acercado a
Cudillero, 3 Km. ida y vuelta, a tomarse una sidra ya que el pueblo le trae
recuerdos agradables de su vida.
El
ya “veré que os puedo poner” se traduce en una cena memorable en cantidad,
calidad, amabilidad y precio hasta el punto que, por unanimidad, se le vota
como templo gastronómico, sucursal Asturias, de Jubiltaldea.
En
esta crónica no se cuentan los menús pero en este caso voy a hacer una
excepción:
-
Sopa
de pescado y marisco.
-
Garbanzos
con bacalao.
-
Ensaladilla
rusa.
-
Carne
guisada.
-
2
raciones de lenguado rellenos que se reparten también.
Los
postres normales.
Todos
los platos elegidos han tenido sus perolos y fuentes en la mesa con invitación
a repetir, si nos quedábamos con hambre, al más puro estilo Ubidea & Amorrortu.
Para
las 10:30 en el hotel.
Mañana
preparados a las 7:30.
DOMINGO 14 de ABRIL
4ª ETAPA: <>
EL PITO – SANTA MARINA
Todo
empieza de acuerdo con el horario previsto y después del autodesayuno, a las 8
de la mañana, con un día fresco pero totalmente despejado, iniciamos nuestro
caminar.
No
ha pasado una hora de andar por carretera cuando las obras de la autopista nos
empiezan a afectar creándonos dudas sobre la ruta a seguir. Un camión de esos
que van recogiendo la leche al que paramos e interrogamos, nos ayuda y confirma
el camino a seguir. Lo que si hemos constatado por haberlo padecido en nuestras
piernas es el despiste kilométrico que tiene la gente del lugar. El “estar ahí
mismo” ”está cerca” “solo un par de kilómetros” son medidas que en ocasiones
superan los 3 o 4 Km. como nada. Y esto cuando ya estás a punto de llegar,
duele.
A
13 Km. de la salida llegamos a Soto de Luiña. Son las 11:15 y empieza a hacer
calor. Hemos andado por un sendero convertido en torrentera en el que el agua y
el barro nos han obligado a estar muy atentos. La falta de cuidado en los
caminos y sendas, pese a estar oficialmente señalizados, es un hándicap sobre todo a principios de temporada.
Paramos
en el primer bar que vemos, la “Tasca de Luiso” que por cierto resulta ser de
Alango (Algorta) donde nos tomamos una caña y medio bocata de tortilla de jamón
además de descansar un rato. Echa pestes del ayuntamiento por no cuidar los caminos
y nos aconseja que hasta Cadavedo vayamos
por carretera y a partir de ahí preguntemos.
No
sé si por ser domingo o por el tipo de carreteras por las que andamos, lo
cierto es que si ayer fue el día de las bicis hoy es el día de las motos y casi
todas de gran cilindrada.
Seguimos
y tras pasar por Albuerne donde volvemos a ver el mar, todavía un poco lejos,
brumoso y a nuestra derecha, entramos en Novellana y como es domingo tomamos el
aperitivo en el bar Roxu a 19 Km. de la salida y a escasos 6 de la meta
Como
el grupo lento ha llegado más tarde, el guía Alfa reivindica el descanso
igualitario así que unos siguen y otros descansan según reglamento. Igualito,
igualito que los pilotos de avión.
Para
las 3:30 dejando atrás Castañeras llegamos a la pensión Prada en Santa Marina,
pequeño núcleo urbano que pertenece a Cudillero.
Como
siempre, ducha y tratamiento de ropa únicamente de secado ya que el lavado esta
vez lo obviamos porque la señora Rosa nos ha puesto una lavadora.
Hoy
ha sido una etapa tirando a corta y sin fuertes desniveles. Como tenemos tiempo,
el personal se dedica a descansar e incluso a dormitar o a ver la tele.
En
la casa hace más bien fresco producto de la humedad que hay así que cuando a
las 6:30 vamos al bar que también ella dirige, le pedimos que por favor dé un
calentón a la calefacción.
Con
el buen tiempo y el calor empiezan a acompañarnos, como algo habitual, los
olores a purines y a las pacas de yerba para el ganado. Estamos en una zona
eminentemente ganadera y las campas de forraje están a tope.
De
aquí a Ribadeo será la tónica general.
Mientras
tomamos una cerveza para hacer tiempo contactamos por primera vez con dos
chavales alemanes, forofos del Bayern para más datos, que también están en la
pensión y con los que nos encontraremos alguna vez más. Creo que ayer llegaron
a El Pito más tarde que nosotros y durmieron en otro edificio perteneciente al
hotel al igual que las alemanas.
Cenamos
sin grandes pretensiones a las 8.
Para
ahora el tiempo se ha cubierto totalmente como para llover. Además a cuenta del
viento gallego la temperatura ha bajado algo.
Cenamos
para las 8. La cena está bien pero sin grandes pretensiones aunque muy bien
atendidos por doña Rosa.
Tras
la cena vemos un poco el partido del Athletic-Real Madrid pero, salvo un par de
insomnes, el resto nos vamos cuando ya vamos perdiendo 1-0.
Con
la calefacción las habitaciones están ya bien y para las 10 de la noche estamos
en la cama.
Hoy
nos han caído unos 25 Km. centímetro arriba centímetro abajo.
LUNES 15 de ABRIL
5ª ETAPA: <>
SANTA MARINA – LUARCA
El
día se presenta gris aunque parece que no ha llovido ni lo está haciendo cuando
a las 8 vamos al bar a desayunar.
Hace
fresco pero menos que ayer noche.
Arrancamos
recién pasadas la 8:30 a buen ritmo y por carretera. En Tablizo, junto a una
ermita estamos a las diez menos cuarto. Nos sacamos una foto y aprovechamos
para felicitarle coralmente a un jubiltaldeo, cumplidor de años, que suponemos
estará en Bilbao porque con eso de los móviles nunca se sabe donde puede estar
el interlocutor.
Parece
que sí ha llovido un poco esta noche a tenor de los rastros húmedos que quedan
marcados en la carretera pero lo cierto es que poco a poco empieza a despejar.
El
mar lo vemos a nuestra derecha pero no se puede decir que vayamos por la costa.
Todavía está lejos.
En
una de las múltiples subidas que también tenemos hoy nos adelanta un
donostiarra que parece que va con turbo. Le damos la enhorabuena por la marcha
de su equipo y la verdad es que se comporta como un caballero sin hacer sangre
con la clasificación del nuestro. No obstante, un jubiltaldeo, para bajarle un
poco los humos, le recuerda los logros
en remo.
A
las 11:15 tras otra subida nos encontramos, ya con sol a tope, en Cadavedo en
el bar “El Casino”. Aquí, tal como nos aconsejaron, preguntamos por la
situación de los caminos confirmándonos que están perfectamente transitables.
Nos
preparan unos bocatas de bacón con queso que, comidos con verdadera fruición
porque están buenísimos, nos proporcionan renovadas fuerzas.
A
las 12 se da la orden de reanudar la marcha justo cuando acaba una partida de
futbolín a dos en la que Galicia vapulea 5-1 a Euskadi y sin tener la culpa el
árbitro.
Pasamos
por Fuente Xisco, La Cruz y nos salimos de la carretera en San Miguel de Canero donde descansamos un
rato junto a la iglesia y el camposanto.
Seguimos
ahora por una senda con algo de barro y un poco de sombra para luego entrar en
la A-634 donde vemos una señal que nos indica que a Luarca todavía nos quedan
unos 10 Km.
Paramos
para la foto frente a la playa de la Cueva
y poco después pasamos por Caroyas (ya son las 3 pasadas).
En
vez de caminar por una recta interminable nos desviamos por caminos
perfectamente transitables y cómodos, gran parte de ellos asfaltados porque
sirven de conexión entre núcleos de casas, y a las 4:30 entramos en el hotel
“La Colmena” en Luarca a la que hemos accedido por su parte alta con magníficas
vistas de su puerto y del pueblo.
El
hotel está en la parte baja, muy céntrico.
En
el bar del hotel, esperando para reagruparnos a la hora fijada después de
realizar las operaciones habituales en los fines de etapa, entablamos
conversación con una pareja de ciclistas que, venidos nada menos que de Tejas
(ella tejana y el brasileño, ex ciclista profesional de tiempos de Perico
Delgado y actual seleccionador del equipo ciclista de Brasil), están haciendo
el Camino desde Bayona. Las bicis las han alquilado en Pamplona porque les
resulta más barato que traerlas desde U.S.A.
Ambos
hablan perfectamente el castellano y el físico que tienen no deja dudas acerca
del deporte que practican.
Salimos
a dar una vuelta y de paso visitar una farmacia para solucionar escoceduras y
antes que nada asegurarnos que mañana podremos desayunar a una hora temprana.
Damos
un paseo por el puerto, con brisa fresca, y nos tomamos unas sidriñas en un bar
de la zona portuaria para hacer tiempo para la cena que en principio va a ser
en “Las Brasas” recomendado por el hotel y no muy lejos de él.
Tras
una conversación, el ecónomo consigue que nos den de cenar a una hora
prudencial cosa que consigue, además de por su diplomacia, porque 9 bocas,
aunque sea en plan menú del día o del peregrino, bien merece la pena hacer un
esfuerzo.
Cenamos
solos en el comedor, muy bien y francamente bien atendidos.
Nos
reímos bastante durante la cena lo que prueba que nos encontramos en buena
compañía.
El
parte médico dado a las 11 de la noche, hora en que nos vamos a la cama indica
que los pies maltrechos progresan adecuadamente y están a punto de recibir el
alta.
Mañana
a las 7:15 en la puerta del hotel para desayunar a las 7:30.
MARTES 16 de ABRIL
6ª ETAPA: <>
LUARCA
– EL FRANCO
Salimos
de Luarca a las 8 de la mañana.
Vamos
entre calles empinadas hasta un alto donde está situada una iglesia y desde
donde se ve todo el pueblo justo al contrario que lo vimos ayer a la entrada.
Parece
ser que uno de los jubiltaldeos, no el de siempre, se ha dejado el reloj en el
hotel, cosa dudosa porque tras la llamada al mismo no ven nada en la habitación
Andamos
por caminos un par de horas incluyendo las obras de la autopista, que tenemos
que atravesarlas, afortunadamente sin barro pero con la señalización bastante
dudosa. Obras y talas son el terror del montañero o caminante porque inutilizan
en gran número de ocasiones toda la señalización existente.
Entramos
por poco tiempo, menos mal, en la inefable y conocida A634 con bastante tráfico
y algún atasco debido a las obras pero por suerte los indicadores nos vuelven a
meter en camino parándonos para agruparnos en una especie de jardín, con
fuente, perteneciente o arreglado por una casa situada al otro lado de la
senda. Repostamos líquido y picamos algo de fruta y barritas.
Arrancamos
a las 11 no sin antes ver la colocación
de una parte del encofrado de un pilar del viaducto de la autopista.
Llegamos
a Villapedre, a 13 Km. de la salida y como son casi las 12 paramos en un bar
junto a la carretera “abierto las 25 horas” donde además de descansar nos
tomamos medio bocata de tortilla de patata ayudado con una caña.
Continuamos
por la A-634 en cuyo trayecto saludamos a los dos ciclistas de ayer y con los
alemanes que nos adelantan.
Las
señales nos sacan de la carretera y en el camino nos encontramos con un
riachuelo pequeño pero rodeado de barro obligándonos a hacer equilibrios
ayudados por las ramas de la orilla para vadearlo sin embarrarnos y lo que es
más importante, sin caernos. Prueba superada.
Cruzamos
una campa húmeda y en cuesta y luego varios campos en los que la cosecha pasada
hubo maíz para entrar en Navia a la 1:30 donde al cabo de un rato nos
reagrupamos todos.
A
las 2 arrancamos y mientras el grupo que ha descansado lo suficiente (lo de
suficiente es un decir porque con la carga acumulada después de tantas etapas
nunca es bastante salvo que la medida sea la justa para poder reemprender la
marcha) sigue ruta, el otro se queda a tomar una cerveza con la suerte de que
hoy celebran algo relacionado con el pintxo y se ponen morados.
Los
8 Km. que nos quedan los hacemos a buen ritmo estirado por carreteras vecinales
y caminos en buen estado, con un sol de justicia y con alguna que otra
cuestecita.
Vemos
por primera vez una gran cruz de Santiago que marca el Camino pintada de rojo.
(a partir de aquí, veremos alguna más).
Terminamos
la jornada a las 4:15 en el albergue de peregrinos “El Franco”, a escaso
kilómetro y medio de La Caridad.
Los
alemanes, que por cierto, uno de ellos va bastante servido de sol, ya han
llegado pero no hace mucho porque
todavía no se han duchado.
Ellos,
nosotros y un catalán que llega después somos los únicos clientes del albergue
y menos mal porque con tres duchas y tres aseos cuando este a tope de sus 32
camas en litera habrá tiros para asearse, lavar la ropa o simplemente ir al
baño.
Ponemos
la ropa y las botas a la solana, alguno hace algo de colada y hasta las 6:30 en
que salimos aprovechamos para holgazanear al sol en los bancos que hay en la
trasera del albergue donde existe un pequeño campo de futbol pero que hoy no
vamos a practicar.
Recibimos
con agrado la noticia de que el reloj perdido ha sido hallado en otro pantalón
vaya usted a saber por qué arte de magia.
Vamos
paseando al núcleo urbano de La Caridad que pertenece al municipio de El Franco
que también tiene un albergue actualmente cerrado.
Tomamos
una primera consumición en un bar que no da cenas pero conseguimos que mañana
nos dé de desayunar prontito. Le dejamos sin cortezas que las tienen como tapa
en el mostrador.
Otro
vino en el café España y nos vamos a cenar a Casa Quinto junto con el catalán
ya que los alemanes han ido por su cuenta después de hacer un intento, como
nosotros, en el primer bar.
Entre
otras cosas para cenar destaca un caldo asturiano que gana por mayoría y que
dada su composición culinaria todo el mundo está temblando pensando en la noche
que nos podemos dar.
Volvemos
ya de noche por la carretera que afortunadamente está iluminada y al ser muchos
hacemos bulto.
Cuando
llegamos al albergue los alemanes, bendita juventud, ya están durmiendo y ni se
inmutan ya que, aunque andamos con sumo cuidado, algo de ruido siempre se mete.
Mañana
salida del albergue a las 7:15.
MIERCOLES 17 de ABRIL
7ª ETAPA: <>
EL FRANCO – RIBADEO
Salimos
del albergue cuando está amaneciendo. Mientras vamos a La Caridad de vez en
cuando miramos hacia atrás para ver y fotografiar los primeros rayos de sol. .
El
bar ha cumplido y cuando a las 7:30 llegamos ya tenemos preparados los zumos de
naranja naturales.
Para
las 8, con un día que presumiblemente será fantástico en todos sus aspectos nos
ponemos en camino para cubrir la última etapa.
El
andar transcurre por caminos de yerba, caminos te tierra apisonada y caminos
asfaltados que conectan grupos de casas. Hoy, además de que la etapa es más
corta, no tenemos apenas desniveles.
A
las 9 salimos del concejo de El Franco y entramos en el de Tapia de Casariego.
El paisaje ha cambiado y ya no hay tanto limonero y sí en cambio camelias.
A
la altura de Porcia tenemos un momento de duda porque hay dos señales que
apuntan rutas distintas, una más corta que la otra que pasa por Tapia. Como
vamos en dos grupos separados incluso visualmente, nosotros optamos por seguir
a los característicos mojones.
Al
poco, una llamada telefónica del grupo, supuestamente en cabeza, nos informa
que han tenido un despiste y que vienen detrás de nosotros. Les avisamos de la
duplicidad de las señales.
Tras
una prudencial espera y otra llamada telefónica se consuma el cisma ya que han
optado por la ruta que pasa por Tapia y que nos encontraremos en Ribadeo.
Seguimos
por una pista, a veces con sombra, de muy buen pisar. Ahora hay más
bosquecillos de pinos que por una vez les ganan a los eucaliptos. No dejamos
los olores porque estamos en una zona de campas unas con la yerba segadas y
otras a punto de estarlo. Y donde hay campas, hay vacas.
Calculamos
que vamos a la velocidad, como casi siempre que andamos por llano, de unos 4
Km./hora.
A
las 10:45 pasamos por Brul (12 Km. desde
la salida) pero sufrimos una desilusión porque no tiene bar. En Tol hacemos un
intento de comer y beber en una tienda pero el poco sentido comercial de la
propietaria solo se le ocurre decirnos que no nos puede dar bocadillos.
Nuestro
invitado conecta con el restaurante para conocer menú y precio que es
consultado, vía inalámbrica, con el ecónomo que sin dudar ni un segundo da su
visto bueno.
En
Barres, a unos 4 Km. de la ansiada meta, también sin bar, al menos dentro de
nuestra ruta paramos un rato para beber agua y comer el resto de barritas
porque son las 12 pasadas. El otro grupo ha tenido más suerte y ha podido
celebrar un suculento amaiketako. Nos dicen lo que han gastado como referencia
para el nuestro sin saber de nuestra penuria en cuanto a bares se refiere.
Continuamos
para Figueres y dentro del pueblo un señor que salía a pasear nos acompaña para
atravesar la población por el camino más corto y nos sitúa justo enfilando el
puente de 600m. sobre la ría del Eo. Entramos en Galicia y ya cada vez falta
menos para llegar a Santiago
El
resto del grupo viene pisándonos los talones y después del palizón que se han
dado por desobedientes, nos alcanzan cuando, en Ribadeo, nos paramos en un bar
a tomar una cerveza y de paso compensar gastos. No se paran a beber nada y
siguen camino al hotel.
Nosotros
llegamos a las 2. Ducha rápida y una cervecita junto al hotel esperando a estar
todos juntos y al restaurante asado La Quinta.
La
comida es como se merece el fin del Camino por este año: Un picoteo a base de
rabas, jamón, pulpo y croquetas y luego una parrillada de carne o merluza a la
plancha como alternativa para dos no carnívoros.
El
marisco lo dejamos para cuando lleguemos, si Dios quiere, a Santiago el año que
viene.
Después
de los postres, el invitado al que previamente habíamos nombrado -a expensas de
su ratificación por el pleno de Jubiltaldea- embajador plenipotenciario de
nuestro talde en Galicia y parte oeste de Asturias, nos obsequia (nada que ver
con el nombramiento) con una queimada en la que participa también la encargada
del restaurante y la camarera porque ya solo quedamos nosotros.
Arde
muy bien mientras el guía Alfa le el conjuro y realmente, a primera vista, no
nos deja muy tocados.
La
emotiva despedida del invitado tiene lugar a las 6 de la tarde en que coge el
tren para El Ferrol.
Los
demás nos quedamos en la plaza, al solcito, tomando un cubata. Cuando se acaba
vamos a sellar las credenciales en la oficina de turismo y el ecónomo,
conocedor de la zona por un viaje anterior, nos lleva a una típica tasca para
tomarnos una jarra de Ribeiro con aceitunas.
Estamos
todos muy contentos por las jornadas realizadas felizmente y como todavía es
pronto nos damos una vuelta por el puerto y el pueblo.
Cuando
oscurece entramos en una pulpería para tomarnos un par de raciones de pulpo con
cachelos.
Para
las 10, cansados pero satisfechos, nos metemos en el hotel.
Para
mañana la orden de retreta fija el desayuno a las 9 con las mochilas ya hechas.
JUEVES 18 de ABRIL
EL RETORNO
Desayunamos
en el hotel y a las 10 con las mochilas en recepción salimos a dar un paseo y
hacer tiempo hasta la hora de salida del autobús.
El
día está oscuro y fresco; muy tristón.
Vamos
al cargadero que está cerca del albergue (me ha parecido bastante pequeño para
la población de Ribadeo), a la capilla y mirador de la Atalaya y recorremos una
parte la zona vieja del pueblo observando que hay muchas casas de buen porte
pero algunas en estado ruinoso.
A
las 12 arranca el autobús y en gran parte del trayecto aparece la lluvia. Entre
los sudokus y la peli se va pasando el tiempo y a las 2 nos deja en la estación
de autobuses de Oviedo donde nos volverá a recoger (el sigue hasta Gijón y
vuelta) en el mismo andén donde nos ha dejado, a las 15:45.
Con
el sopor de la comida echamos una siesta, afortunadamente sin ruidos y en
LLanes, entre otras muchas paradas, se nos permite bajar para estirar las
piernas y de paso tomar algo para dejar a “0” el fondo. Son las 7 y después de
pasar por Santander y Laredo aterrizamos en Termibús pasadas, por muy poco, las
8:30.
Luego,
en metro, cada uno para su casa.
Esta
es una crónica de hechos, no todos porque algo me habré dejado en el tintero
pero creo que son suficientes para que cada uno recuerde y le ponga sus propias
sensaciones y sentimientos al leerla.
Aquí
termino porque como dijo alguien durante el Camino: “la mejor palabra es la que
se queda sin decir”
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