29/11//2011
Podríamos calificarlo de “paseo-seteril-para-hacer-apetito con visita a bodega y condumio posterior”.
El organizador nos cita a las 10 en Labastida a donde llegamos 15 jubiltaldeos entre los que se encuentra el vocal oficial de audiovisuales. Hace bastante frío (5º marcan los termómetro de los coches) acrecentando la sensación térmica por un ligero viento. Hay, para rematar la jugada, una niebla bastante densa pero al menos no llueve y parece que no lo va a hacer durante el día.
Después de los saludos y el correspondiente café salimos hacia Peñacerrada, pasando por Rivas de Tereso. Dejamos los coches y empezamos a andar a las 10,30 a 2,5º de temperatura.
La alternativa, para los que lo deseasen, de hacer monte queda totalmente descartada debido a la niebla por lo que todos juntos comenzamos el paseo por un camino, amplio, húmedo y alfombrado con las hojas de las hayas que lo flanquean. Inmediatamente se empiezan a divisar las setas, pardillas fundamentalmente, que recogeremos a la vuelta.
Dada la hora que es y el programa establecido, acordamos andar una hora de ida y hora y media de vuelta para dedicarnos a las setas.
A medida que avanza el día, la niebla se va disipando y para las 11 un poco pasadas empieza a lucir el sol. Picamos algo, compartiendo el amaiketako que algunos han traído, e iniciamos la vuelta.
Entre el sol y el ejercicio nos permiten desabrigarnos un poco pero sin pasarse.
Vemos algunos puestos para el pase de palomas, bastantes acebos y también nos da tiempo de recoger algo de tomillo, por desgracia un poco seco.
Llegamos a los coches cerca de la una y una vez mudados los que han traído recambios o en su defecto limpiar bien el calzado, nos dirigimos hacia san Vicente de la Sonsierra no sin antes parar en la carretera, cerca de unas viñas, para hacer una buena cosecha de los racimos que han sobrevivido a la vendimia mecánica.
En Ramirez de Inoriza nos espera Miguel y un jubiltaldeo que se apunta a lo bueno. Tenemos preparado un aperitivo, que en principio iba a ser sólo de aceitunas, pero que a la postre tiene además, jamón, paté, tortilla de patatas, queso y anchoillas para degustar el vino blanco de la bodega. Con lo que nos viene luego nos tenemos que contener porque fresquito, rico y con 13,5º……………..
Por supuesto también hay tinto para el que quiera que resulta que también queremos todos.
Compramos vino y, debido a que aún no está acabada la cocina en el comedor de la bodega, nos vamos al txoko que está en el centro de San Vicente. Como todavía la comida no está en su punto nos da tiempo para tomar un vino en un bar cercano a la plaza del Ayuntamiento y de paso exponer las múltiples teorías acerca del origen del nombre de Villa Divisera que aparece en el frontis del edificio consistorial.
Los 16 jubiltaldeos, con el uniforme de gala, más Vicente y su mujer Charo, que ha ejercido de cocinera de unas excelentes patatas a la riojana, nos sentamos a la mesa para, después de las patatas, darle duro al cordero asado en horno de panadero acompañado de ensalada para desengrasar.
De postre tenemos quesos con membrillo y petit chous de nata. Todo, como no podía ser menos, regado con buen vino.
Cafés, tisanas y para la digestión, orujos y patxarán a discreción.
Un jubiltaldeo, no sé si porque cumplirá años próximamente, trae unos cuantos puros lo que hace que a los que habitualmente fumamos un pitillo después de comer nos ignoren por una vez. Humo, lo que se dice humo, el de los puros.
Entre 6 y 7, pero más cerca de las 7, levantamos el campo y suave, suave nos venimos para casa.
Se escribe esta crónica en Algorta el 1 de Diciembre de 2011.
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