VENTOSO desde AGÜERA
22/11//2011
Nos concentramos 14 jubiltaldeos en el hotel Arenillas para tomar el café e ir todos juntos hasta el punto de salida, es decir, a Agüera de Guriezo.
El cielo está gris tirando a oscuro, los montes de los alrededores tienen boina y la temperatura ha bajado considerablemente con respecto a días pasados pero eso no nos hace bajar la moral. Han anunciado lluvia intermitente a partir de la tarde pero, por si acaso se equivocan, vamos bien pertrechados.
Comenzamos a andar entre pitos y flautas a las 10 de la mañana. Hay, al empezar una zona algo embarrada producto de una saca que afortunadamente se desvía hacia la derecha dejando limpia la ruta por la que tenemos que subir.
Durante un buen rato circulamos por pista de hormigón flanqueada, como prácticamente toda la ascensión, por pinos de diferentes tamaños y tipos. El desnivel no es muy exigente lo que nos permite ir charlando sobre lo divino y lo humano y cómo no del Atlhetic, de las últimas elecciones y de la prima de riesgo.
Como estamos protegidos del viento, poco a poco nos vamos quitando la ropa de abrigo y también recolectando algunas setas, unas buenas y otras no tanto.
A las 11 dejamos el hormigón y pasamos a la pista de piedrilla bien apisonada que no nos supone ningún contacto con el barro pese a que ha llovido algo y hay bastante humedad. Encontramos lo que suponemos es un refugio, abierto, en un llano que los más curiosos husmean llegando a la conclusión de que no está en buen estado.
Se nos acaba la pista y ya caminando sobre yerba pasamos delante de un cartel que indica la existencia del dolmen de Arroyuelos totalmente cubierto por la maleza por lo que solamente nos queda hacer un acto de fe ya que no vemos nada. Es una pena esta dejadez.
Entramos en un pinar de excelentes especímenes en el que la cuesta es algo más exigente y cuando se nos acaba seguimos subiendo por una campa hacia donde el guía imagina que puede estar la cumbre y digo que se imagina porque la niebla se empieza a poner más densa.
El viento ahora, el estar expuestos al noroeste sin nada que nos proteja, es más fuerte y el frio más intenso lo que requiere volver a sacar la ropa de la mochila.
Conectamos, junto a una torre de alta tensión, con otra pista de piedra y tras alguna duda sobre si seguir o no, optamos por continuar por la misma en la dirección que el guía alfa, esta vez sin contestación alguna por parte del personal, señala. ¡¡Como para decir algo después de lo de Euba!!
Eso sí, por si la niebla se adensa, marcamos la ruta para la vuelta.
Pasado un rato divisamos la cumbre del Ventoso (731m.) a la que llegamos poco antes de las 12. Haciendo gala de su nombre hace un viento recio y fresco apto para que tras un chupito de agua y la foto de rigor nos larguemos sin más preámbulos. Además la niebla no permite clases de orografía, geografía ni orientación. No se ve nada.
Sin dificultad volvemos al pinar y paramos a tomar, de pie, el amaiketako que hoy tiene como suplemento un magnífico membrillo casero.
El descenso, que iniciamos a las 12,20 es cómodo y relajante lo que nos permite seguir cosechando setas y descubrir alguna otra especie arbórea como el ciprés
Lawson y bastantes acebos con sus bayas rojas que debido a la falta del sol nos resultan difíciles de distinguir.
Ahora, a nuestra izquierda podemos distinguir Los Jorrios y el Armañon que andan por los 800 m. y que quizá podamos subirlos algún día.
Uno de los jubiltaldeos se erige en defensor a ultranza de los limacos, negros y gordos, e impide que otro jubiltaldeo, cosechero de verduras y hortalizas y que conoce el carácter depredador de estos animalitos, continúe con su labor de exterminio por mor de la paz jubiltaldea.
A las dos menos diez estamos en los coches y después de cambiarnos y hacer un recuento de las setas (galampernas, champiñones, plateras, un par de boletus y algunos níscalos), esta vez sin clase magistral por falta de tiempo, nos vamos hacia Villaverde donde, en el restaurante La Calera tenemos preparada la mesa.
Si dejasen las soperas entraría en la calificación de templo gastronómico porque las raciones son abundantes y la calidad y sabor de los guisos extraordinaria (la pena es que sólo puedes catar lo que pides de primero porque los segundos generalmente son mas repartibles).
En la sobremesa se acuerda que los asistentes a la excursión a La Rioja lleven el niqui verde para los actos oficiales. Respecto al resto del equipo cada uno establecerá los parámetros de equipamiento necesarios para lo que quiera hacer (paseo, setas o molicie) teniendo en cuenta:
-Las previsiones meteorológicas para ese día.
-Las alternativas propuestas por el organizador y coordinador del evento en el correo que envió.
A las 4,30 terminamos con los cafés y copas, le pagamos al ecónomo los 15€ de siempre incluyendo los cafés de la mañana, los vinos del mediodía y la comida (sigo sin saber cómo lo hace) y ya chispeando nos damos una vuelta de 10 minutos hasta que se acaba el pueblo para emprender el camino a casa por Zalla y luego por el corredor del Cadagua.
Viaje sin problemas aunque con lluvia. Felicitaciones a las y los meteorólogos que hoy lo han clavado.
Se escribe esta crónica, por el cronista becario (me han insinuado que hay que rebajar costes), en Algorta a 23 de Noviembre de 2011, con el Atlheti en puestos de la Europa League y con la resaca del vuelco en las elecciones generales del domingo.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
jueves, 17 de noviembre de 2011
15-11-2011 TRAVESIA LEMONA-EUBA POR BELATXIKIETA
TRAVESIA LEMONA – EUBA POR BELATXIKIETA
15/11/2011
Hemos quedado en el batzoki de Lemona a las 9,30 como punto de reunión. Al estar cerrado nos tomamos el café en un bar cercano y a las 10 empezamos a andar 12 animosos jubiltaldeos. Si nos hubiesen respetado las lesiones hoy hubiésemos alcanzado una cifra record.
15/11/2011
El tiempo es agradable y como hace bastante que no ha llovido no esperamos tener barro y quién sabe, incluso puede haber setas.
Tras un rato por la carretera general nos desviamos a la izquierda y después de atravesar el río Arratia, afluente Ibaizábal, por carretera asfaltada y más tarde hormigonada, con pendientes exigentes unas veces y otras no tanto, pero siempre subiendo, nos dirigimos hacia el barrio de Elorriaga.
En el borde de la carretera se detecta la primera galamperna y el primer champi que son recogidas con alegría y por qué no decirlo con esperanza.
El setero sigue con ojo avizor y poco antes de llegar al barrio de Laureta se requisan en una campa un buen surtido de lozanas galampernas
A las 10,45 llegamos al barrio de Elorriaga donde paramos un momento para reagruparnos y de paso fotografiarnos junto a la ermita de San Pedro, reconstruida en 1910 y en cuyos alrededores se encuentran unas estelas de tradición indígena y grecorromana.
A partir de aquí entramos en caminos de barro, piedra y yerba, a veces tupidos por los pinos a ambos lados y……más setas (galampernas, níscalos, coprinus y hasta un par de boletus) cuya recogida nos ralentizan la ascensión.
Cruzamos la línea del gaseoducto de Enagás, bajamos hasta unas alquerías y más o menos a las 12 menos cuarto encontramos una señal que nos indica que llevamos recorridos 4,4 km desde Lemoa y nos queda 1Km. hasta la cumbre del Belatxikieta (662 m.) a donde llegamos un poco pasada la hora del Ángelus.
Al estar expuesto al sureste que sopla freso y fuerte nos tenemos que proteger para tomar el amaiketako con vistas al Abra, Amorebieta, Durango y los montes que las rodean.
Tras un breve descanso, con foto incluida, iniciamos el descenso hacia Euba. Nos llaman la atención los 7 u 8 refugios situados en las campas que rodean el Belatxikieta algunos de gran porte.
Seguimos por la pista que lleva a los refugios y que viene desde Bernagoitia.
La cartografía del guía alfa indica que tenemos que tirar hacia la izquierda. Vemos una valla endemoniadamente cerrada y con dudas y algún que otro mormojeo la cruzamos hasta que el sentido común y la falta de un camino franco nos hace desandar lo andado. Deliberación asamblearia con voces y murmullos que sugieren ir a Amorebieta o incluso volver a Lemona.
Cuando retrocedemos hacia los refugios vemos otra valla y aquí el guía, demostrando por qué es el guía, decide tirar por ella. Estamos entre dudas y más mormojeos, incluso con peticiones de dimisión (la comida está en peligro), cuando surge el guía beta, que es amigo del alfa, e inicia el camino, saltándola.
Les seguimos todos y por sendas con algo de barro que afortunadamente están cubiertas de piñurri lo que las hace bastante transitables, pasadas la 1 del mediodía empezamos a ver la civilización de las primeras casas del barrio de Arkotxa y su ermita de san Bizente.
Ahora ya circulamos por carretera, cruzamos las obras del tren de alta velocidad y a las 2 estamos en la estación de Euba. Como el tren pasa a las 2,20 tenemos tiempo de tomarnos el txakoli (o las cañas) en un bar próximo.
Todos los mormojeos, dudas y maledicencias se tornan en humildes solicitudes de perdón y parabienes a mayor gloria del guía y su lugarteniente.
Son casi las tres cuando, ya acicalados llegamos al Amorrortu donde nos espera un jubiltaldeo que no ha podido resistir, pese a su lesión, faltar a la cita en este templo gastronómico.
Antes de que nos sirvan el condumio, el experto en setas lamina los dos boletus recogidos que son degustados tal cual con un poco de sal y aceite a modo de entremés.
En la comida, como somos trece, compartimos tres primeros, tres segundos, todos de un gran valor culinario e impecable cochura, y un exquisito flan comunitario.
Durante ella nos llaman por el inalámbrico para proponernos para el martes 29 una visita a La Rioja en plan paseo seteril, avituallamiento en la Bodega Ramírez de Inoriza (Bullón) y comida en su txoko, que se aprueba a falta de algunos detalles que se concretan tomando los chupitos en el batzoki a la vez que procedemos al reparto de las setas acompañada de una clase magistral, como todas, del maestro setero tanto en cuanto a su calidad como a la forma de cocinarlas.
Para las 5 estamos montados en los coches que se distribuyen por las carreteras bizkainas según su procedencia en origen.
Sin incidencias que reseñar para las seis todos en sus casas.
Se escribe esta crónica, reposada para poder describir fielmente las emociones de la jornada, en Algorta a 16 de Noviembre de 2011 en pleno veranillo de San Martín.
martes, 8 de noviembre de 2011
8-11-2011 OKETA DESDE MURUA
MONTE OKETA – MURUA
Los dos últimos martes no hemos salido al monte porque han sido festivos. Hoy retomamos el trabajo a pesar de las lluvias torrenciales del fin de semana y acordándonos del empate del Barcelona ante el mejor equipo del mundo y dentro de poco de la historia.
El guía alfa nos ha convocado en el Restop de Altube a las 9,30 para ascender al Oketa, ya conocido, por una ruta nueva con salida desde Murua. Acudimos a la cita diez Jubiltaldeos y una Jubiltadea y después del cafelito montamos en los coches para tras atravesar el pueblo de Murúa, aparcamos en un Parking antes de la presa, junto al Molino. Puede sorprender la cantidad de coches aparcados por toda la carretera, pero no, son seteros.
Tras prepararnos, para el barro que nos espera, comenzamos por un camino entre árboles, muy mojado por las últimas lluvias, que asciende suavemente hasta salir a la pista que parte de Etxaguen, conocida por anteriores excursiones. El resto de la subida, transcurre por pista y campa bien marcada y como la niebla ha desaparecido el paisaje es muy atractivo, por lo que paramos varias veces para admirar las vistas del Amboto, Txindoki, Azkorri y tras la llanada alavesa se aprecia el San Lorenzo ya con nieve.
En la cima reponemos fuerzas, unas fotos y para no repetir bajamos hacia la cantera y el área recreativa de Murúa, dicha bajada discurre en fuerte pendiente atravesando bosques de hayas y algún roble americano de hoja grande hasta llegar a una campa donde por la postura de unos jóvenes cogiendo setas deducimos que están a monguis
Después de la campa salimos a una pista que sorprende por lo transitada, mas recolectores de monguis, seteros, un todoterreno de la Ertzaintza, parece la subida al Paga. Llegamos a los coches sin novedades salvo la charla que mantenemos con un setero que llevaba una cesta bien surtida, para envidia de algunos.
Llegados a los coches procedemos a cambiarnos de ropa para no resfriarnos, pues a tonto y por la temperatura estamos con una buena sudada, y sin novedad llegamos a Ubidea donde Guillermo nos ha reservado mesa. No todos podemos aparcar delante del Ayuntamiento porque han realizado obras en la plaza y han reducido los sitios para aparcar. Los “Jubiltadeos Arquitectos” sentencian que la plaza ha empeorado, por talar todos los árboles que había en la antigua plaza, entre otras cosas.
Casualidades de la vida, nos encontramos con dos compañeros del BBVA que también van a comer en Ubidea, pero no nos acompañan a tomar el Txakolí por las prisas en volver a Bilbao. El txakolí es invitación de un Jubiltaldeo que cumplió años hace unos días.
Como es habitual en el Restaurante de la Casa Rural nos reciben con amabilidad y nos echan de comer de Diez, puerros, pasta, lentejas y como alguno estaba de antojo, alcachofas, siguiendo con pimientos rellenos de bacalao, pescado rebozado con pimientos, falda y por si nos apetece algo más nos ofrecen carrilleras.
Tras la tertulia y como el pueblo lo conocemos y no necesitamos abastecernos de queso, salimos a las 17,00 para nuestras respectivas casas. Comentar que hemos tardado más de lo normal ya que nos ha tocado seguir a un camión que transportaba un vagón del Talgo.
Esta crónica ha sido escrita desde el barrio de Santutxu el 8 de Noviembre del 2011 por el cronista becario del suplente.
viernes, 4 de noviembre de 2011
18-10-2011 GALLARRAGA
GALLARRAGA
18/10/2011
Hoy la cita es a las 9,00 en Sodupe.
Llegamos todos, por ausencia de caravanas, antes de la hora prevista así que para las 9, un pelín pasadas, y tomado el café, comenzamos a andar.
El cielo está despejado, no hace viento y la temperatura está fresca porque todavía el sol no ha empezado a despuntar por encima de los montes que rodean el pueblo.
Dejando el Cadagua a nuestra derecha y por el barrio de Elubarri subimos y subimos con diferentes pendientes, pero casi todas exigentes, por una pista de hormigón. Para empezar no ha estado nada mal.
En esta tesitura estamos cuando le adelantamos a una señora que nos confiesa que tiene 69 años y que todos los días hace dos veces el trayecto para dar de comer a unas vacas que tiene por allí arriba. Después de esto, cualquier queja que hubiésemos podido tener por la dureza del comienzo se queda, por vergüenza, en la intimidad de cada uno.
Se nos acaba el hormigón y después de pasar una alambrada, entramos en un camino de barro y yerba, siempre subiendo.
Tras otra valla, conectamos con la pista anterior de hormigón (con lo cual deducimos que hemos usado un atajo) y que nos lleva hasta el barrio de Sagarmínaga. Cuando llegamos al caserío que da nombre al barrio se nos acaba el hormigón y pasamos a pista de tierra.
A las 10,45 nos encontramos en el cruce del camino que viene de Okendo. Nos sacamos una foto con el Ganeko al fondo y de paso sacamos fuerzas para superar lo que nos queda. Seguimos hacia nuestro objetivo superando cuestas XXL alternando con otras de cierto relajo e incluso alguna que otra bajadita que nos hace perder altura y que luego hay que recuperar.
Así hasta el Kiputxeta cuya cumbre, a escasos 50 metros, dejamos a nuestra derecha. A partir de aquí se terminan los árboles y por tanto la sombra.
En el collado bebemos un poco de agua y, sin más, empezamos el Gallarraga que tiene un empezar de tralla al menos hasta llegar al cordal donde la pendiente se atempera un poco siendo saludados por un grupo de cabras que seguro que no han sudado mucho para llegar hasta allí.
Son las 12 menos cuarto cuando nos encontramos en la cima (906m. aunque en el buzón indicaba alguno menos).
Aparte del Ganeko tenemos a nuestra espalda los montes que hicimos la semana pasada y de frente, aunque hay bastante bruma y niebla por alguno de los valles, podemos distinguir la Sierra Salvada.
Por el noroeste empiezan a verse ya las nubes que están anunciadas pero seguimos sin gota de viento lo que nos permite tomar el amaiketako con tranquilidad contemplando el paisaje.
A las 12,10, más o menos iniciamos el descenso y si a la subida sufrían los gemelos ahora las protagonistas son las rodillas.
Usamos, durante un rato, otro camino que trascurre más alejado de la cumbre del Kiputxeta y desandamos el mismo trayecto que el de la subida, excepto que obviamos el atajo y seguimos por la carretera hasta llegar a Sodupe a las 2 del mediodía.
Nos ponemos cómodos y nos vamos a comer al restaurante de las piscinas, ya conocido por Jubiltaldea pero no obstante vuelto ser recomendado por un par de lugareños hábilmente interrogados.
La comida bien pero a toda leche. Menos mal que los cafés y copas los tomamos fuera, sin prisas, con extorno de 1€ que el ecónomo reparte pues hoy han sido 14 nada más.
Como el martes que viene es fiesta se da el día libre para que cada uno haga lo que quiera, por supuesto dentro de la legalidad y de las buenas costumbres.
Cuando empieza a cubrirse y a hacer un poco más de viento, a punto de dar las 4,30 abandonamos el lugar evitando también que nos coja la vorágine de la salida de los críos de la cercana ikastola.
Sin caravanas, en media hora llegamos a casa.
Se escribe esta crónica en Algorta a 19 de Octubre de 2011, día en el que por fin ha llovido a gusto.
18/10/2011
Hoy la cita es a las 9,00 en Sodupe.
Llegamos todos, por ausencia de caravanas, antes de la hora prevista así que para las 9, un pelín pasadas, y tomado el café, comenzamos a andar.
El cielo está despejado, no hace viento y la temperatura está fresca porque todavía el sol no ha empezado a despuntar por encima de los montes que rodean el pueblo.
Dejando el Cadagua a nuestra derecha y por el barrio de Elubarri subimos y subimos con diferentes pendientes, pero casi todas exigentes, por una pista de hormigón. Para empezar no ha estado nada mal.
En esta tesitura estamos cuando le adelantamos a una señora que nos confiesa que tiene 69 años y que todos los días hace dos veces el trayecto para dar de comer a unas vacas que tiene por allí arriba. Después de esto, cualquier queja que hubiésemos podido tener por la dureza del comienzo se queda, por vergüenza, en la intimidad de cada uno.
Se nos acaba el hormigón y después de pasar una alambrada, entramos en un camino de barro y yerba, siempre subiendo.
Tras otra valla, conectamos con la pista anterior de hormigón (con lo cual deducimos que hemos usado un atajo) y que nos lleva hasta el barrio de Sagarmínaga. Cuando llegamos al caserío que da nombre al barrio se nos acaba el hormigón y pasamos a pista de tierra.
A las 10,45 nos encontramos en el cruce del camino que viene de Okendo. Nos sacamos una foto con el Ganeko al fondo y de paso sacamos fuerzas para superar lo que nos queda. Seguimos hacia nuestro objetivo superando cuestas XXL alternando con otras de cierto relajo e incluso alguna que otra bajadita que nos hace perder altura y que luego hay que recuperar.
Así hasta el Kiputxeta cuya cumbre, a escasos 50 metros, dejamos a nuestra derecha. A partir de aquí se terminan los árboles y por tanto la sombra.
En el collado bebemos un poco de agua y, sin más, empezamos el Gallarraga que tiene un empezar de tralla al menos hasta llegar al cordal donde la pendiente se atempera un poco siendo saludados por un grupo de cabras que seguro que no han sudado mucho para llegar hasta allí.
Son las 12 menos cuarto cuando nos encontramos en la cima (906m. aunque en el buzón indicaba alguno menos).
Aparte del Ganeko tenemos a nuestra espalda los montes que hicimos la semana pasada y de frente, aunque hay bastante bruma y niebla por alguno de los valles, podemos distinguir la Sierra Salvada.
Por el noroeste empiezan a verse ya las nubes que están anunciadas pero seguimos sin gota de viento lo que nos permite tomar el amaiketako con tranquilidad contemplando el paisaje.
A las 12,10, más o menos iniciamos el descenso y si a la subida sufrían los gemelos ahora las protagonistas son las rodillas.
Usamos, durante un rato, otro camino que trascurre más alejado de la cumbre del Kiputxeta y desandamos el mismo trayecto que el de la subida, excepto que obviamos el atajo y seguimos por la carretera hasta llegar a Sodupe a las 2 del mediodía.
Nos ponemos cómodos y nos vamos a comer al restaurante de las piscinas, ya conocido por Jubiltaldea pero no obstante vuelto ser recomendado por un par de lugareños hábilmente interrogados.
La comida bien pero a toda leche. Menos mal que los cafés y copas los tomamos fuera, sin prisas, con extorno de 1€ que el ecónomo reparte pues hoy han sido 14 nada más.
Como el martes que viene es fiesta se da el día libre para que cada uno haga lo que quiera, por supuesto dentro de la legalidad y de las buenas costumbres.
Cuando empieza a cubrirse y a hacer un poco más de viento, a punto de dar las 4,30 abandonamos el lugar evitando también que nos coja la vorágine de la salida de los críos de la cercana ikastola.
Sin caravanas, en media hora llegamos a casa.
Se escribe esta crónica en Algorta a 19 de Octubre de 2011, día en el que por fin ha llovido a gusto.
11-10-2011 ZAMAIA II
ZAMAIA – GONGUEDA (CAPITULO II)
11 de OCTUBRE de 2011
A las 9,45, con 15º de temperatura y niebla, 9 jubiltaldeos empezamos a andar desde la plaza de Alonsótegui, después de tomar el cafecito por supuesto, para terminar el trabajo que nos quedó pendiente la semana pasada.
Dejamos la ermita-capilla de San Juan a nuestra izquierda y por el barrio de Azordoiaga vamos camino de la zona recreativa de la Fuente del Oro. En otras palabras, el mismo camino que utilizamos la semana pasada para volver a los coches.
La pista, por ahora sin desniveles excesivos, circunstancia que nos permite ir charlando, es de piedra apisonada, todavía húmeda por las lluvias del domingo.
Los cruces de los caminos están perfectamente señalizados.
Poco a poco se va abriendo el cielo y para antes de las 11 ya lo tenemos totalmente despejado, más por la altura que porque haya desaparecido la niebla que sigue aferrada en algunos valles.
Cruzamos una zona de castaños y robles, estos últimos con una hoja mucho más grande y puntiaguda que la del roble americano. Nuestro naturalista de cabecera dice que son robles pero no conoce su especie de las muchas que tiene este género de árboles.
A medida que vamos cogiendo altura la pista va teniendo más tierra y menos piedra pero, en general, está de muy buen ver. No sé cómo quedará cuando el día de mañana entren las máquinas para efectuar labores forestales.
A la altura de una de las señales que indican que a Zamaia son 500m. salimos de la pista y empezamos a subir por un camino de tierra y luego por camino de yerba que es una gozada pisar.
Los 500m. son, en realidad, a la sima que en su día era la entrada a la mina Zamaia perteneciente allá en 1904 a la “Sociedad minera Alonsótegui”. El agujerito tiene, eso dicen, 90 m de profundidad pero no lo hemos podido comprobar porque además de estar lleno de matorrales, el acercarse mucho constituye un riesgo más que evidente
Seguimos ruta, siempre por yerba hasta el Zamaia (609m.). Como todavía no han dado las 12, no paramos y nos dirigimos al Gongeda (659m.) al que llegamos, después de una subida corta pero de las que exigen silencio, un cuarto de hora más tarde.
Como la cima está completamente cubierta de excrementos de oveja, las moscas campan a sus anchas y ante la posibilidad de que cualquier cambio de menú les resulte atrayente, tras una foto rápida, nos vamos a tomar el amaiketako un poco más abajo, libres ya de bichos.
Estamos a tiro de piedra del Ganeko, pero por cuestiones de intendencia, con gran pena por parte del núcleo duro, desistimos su ascensión. Menos mal.
A las 12,30 iniciamos el regreso por donde hemos venido pero en uno de los desvíos (El Somo a 2,7km y El Oro a 4Km) optamos por ir hacia el primero. Es la una menos diez y tenemos tiempo.
Cuando llegamos al albergue Mendizain (cerrado) nos surge una pequeña duda sobre cual dirección tomar pero hete aquí que ¡Aleluya! nos surge del anonimato un nuevo guía a añadir a los oficiales y a los espontáneos circunstanciales. Interpretando un cartel a escasos metros del albergue, con mano firme y pulso seguro lacónicamente nos dice: “A mano izquierda y a cuatrocientos metros volvemos a la pista”.
Así ha sido y más de un murmullo se ha tenido que callar.
No sé si por ausencia del maestro setalari que ha escusado su asistencia, pero lo cierto es que, pese a las recientes lluvias, no hemos visto ni una de muestra.
Retomamos el camino principal y después de volver a pasar por el Oro llegamos a los coches pasadas las 2 del mediodía.
Nos adecentamos, nos ponemos calzado cómodo y a darle al txakolí-cañas con la amable invitación de un jubiltaldeo cumplidor de años.
La comida, en el mismo sitio que la semana anterior, pero con el fallo de los callos cuya salsa en vez de estar hecha con choriceros estaba hecha con tomate.
El café y las copas, lo mismo pero sin bombones.
Estamos charlando y proponiendo sugerencias para la cumbre del próximo martes. A las 5 todos para casa sin ningún contratiempo circulatorio.
Esta crónica se escribe en Górliz, día del Pilar y demás luna llena, el 12 de Octubre de 2011, producida, dirigida e interpretada por Jubiltaldea Records.
11 de OCTUBRE de 2011
A las 9,45, con 15º de temperatura y niebla, 9 jubiltaldeos empezamos a andar desde la plaza de Alonsótegui, después de tomar el cafecito por supuesto, para terminar el trabajo que nos quedó pendiente la semana pasada.
Dejamos la ermita-capilla de San Juan a nuestra izquierda y por el barrio de Azordoiaga vamos camino de la zona recreativa de la Fuente del Oro. En otras palabras, el mismo camino que utilizamos la semana pasada para volver a los coches.
La pista, por ahora sin desniveles excesivos, circunstancia que nos permite ir charlando, es de piedra apisonada, todavía húmeda por las lluvias del domingo.
Los cruces de los caminos están perfectamente señalizados.
Poco a poco se va abriendo el cielo y para antes de las 11 ya lo tenemos totalmente despejado, más por la altura que porque haya desaparecido la niebla que sigue aferrada en algunos valles.
Cruzamos una zona de castaños y robles, estos últimos con una hoja mucho más grande y puntiaguda que la del roble americano. Nuestro naturalista de cabecera dice que son robles pero no conoce su especie de las muchas que tiene este género de árboles.
A medida que vamos cogiendo altura la pista va teniendo más tierra y menos piedra pero, en general, está de muy buen ver. No sé cómo quedará cuando el día de mañana entren las máquinas para efectuar labores forestales.
A la altura de una de las señales que indican que a Zamaia son 500m. salimos de la pista y empezamos a subir por un camino de tierra y luego por camino de yerba que es una gozada pisar.
Los 500m. son, en realidad, a la sima que en su día era la entrada a la mina Zamaia perteneciente allá en 1904 a la “Sociedad minera Alonsótegui”. El agujerito tiene, eso dicen, 90 m de profundidad pero no lo hemos podido comprobar porque además de estar lleno de matorrales, el acercarse mucho constituye un riesgo más que evidente
Seguimos ruta, siempre por yerba hasta el Zamaia (609m.). Como todavía no han dado las 12, no paramos y nos dirigimos al Gongeda (659m.) al que llegamos, después de una subida corta pero de las que exigen silencio, un cuarto de hora más tarde.
Como la cima está completamente cubierta de excrementos de oveja, las moscas campan a sus anchas y ante la posibilidad de que cualquier cambio de menú les resulte atrayente, tras una foto rápida, nos vamos a tomar el amaiketako un poco más abajo, libres ya de bichos.
Estamos a tiro de piedra del Ganeko, pero por cuestiones de intendencia, con gran pena por parte del núcleo duro, desistimos su ascensión. Menos mal.
A las 12,30 iniciamos el regreso por donde hemos venido pero en uno de los desvíos (El Somo a 2,7km y El Oro a 4Km) optamos por ir hacia el primero. Es la una menos diez y tenemos tiempo.
Cuando llegamos al albergue Mendizain (cerrado) nos surge una pequeña duda sobre cual dirección tomar pero hete aquí que ¡Aleluya! nos surge del anonimato un nuevo guía a añadir a los oficiales y a los espontáneos circunstanciales. Interpretando un cartel a escasos metros del albergue, con mano firme y pulso seguro lacónicamente nos dice: “A mano izquierda y a cuatrocientos metros volvemos a la pista”.
Así ha sido y más de un murmullo se ha tenido que callar.
No sé si por ausencia del maestro setalari que ha escusado su asistencia, pero lo cierto es que, pese a las recientes lluvias, no hemos visto ni una de muestra.
Retomamos el camino principal y después de volver a pasar por el Oro llegamos a los coches pasadas las 2 del mediodía.
Nos adecentamos, nos ponemos calzado cómodo y a darle al txakolí-cañas con la amable invitación de un jubiltaldeo cumplidor de años.
La comida, en el mismo sitio que la semana anterior, pero con el fallo de los callos cuya salsa en vez de estar hecha con choriceros estaba hecha con tomate.
El café y las copas, lo mismo pero sin bombones.
Estamos charlando y proponiendo sugerencias para la cumbre del próximo martes. A las 5 todos para casa sin ningún contratiempo circulatorio.
Esta crónica se escribe en Górliz, día del Pilar y demás luna llena, el 12 de Octubre de 2011, producida, dirigida e interpretada por Jubiltaldea Records.
4-10-2011 ZAMAIA I
ZAMAIA - GONGUEDA
4 de OCTUBRE de 2011
La cita es a las 10 en la plaza de Alonsótegui a la que llegamos sin apenas caravanas, es decir en un plis plas
Tomamos el café sólo 9 jubiltaldeos, con ausencias importantes como la del fotógrafo y guía alfa, la del fotógrafo suplente y la del ecónomo que, como en las películas de guerra, son inmediatamente sustituidos por los supervivientes.
Hace un día precioso, fresco por la mañana pero como las predicciones, que se han cumplido, anuncian calor como los días precedentes, el guía alfa ha preparado una salida en la que predomina la sombra.
La convocatoria pretendía la ascensión a los montes que dan título a la crónica pero conversaciones de última hora le convencen al dialogante guía omega a cambiar la dirección de ataque a las mencionadas cumbres.
A las 10 empezamos a andar y por Errota bidea llegamos a la capillita, si es que eso es una capilla, de San Juan Bautista que tiene un icono copia del original que se encuentra en Serbia.
Por carretera asfaltada, luego por hormigonada y por último de piedrilla apisonada, siempre subiendo en algunos tramos de forma exigente pero casi siempre por sombra proporcionada por pinos, llegamos, transcurrida una hora de marcha, al agroturismo Ordaola.
Paramos un momento para consultar un cartel explicativo y de paso sacar una foto para seguir subiendo, ahora con peor pista hasta el cruce que va hacia el Pagasarri (izda.) o al Zamaia (decha.). Son ya las 12 menos cuarto y aquí nadie habla del amaiketako.
La pista desciende suavemente atravesando una masa, no muy grande, de robles que por su porte y tamaño llevaban ahí bastantes años formando una isla entre tanto pino.
A punto de originarse un motín paramos para el amaiketako en la base del Pilipaondo. Tras unos metros de duda cogemos el buen camino que poco a poco nos acerca al Zamaia.
En un recodo los que van los primeros avisan de la existencia de unas setas, al parecer, buenas. Llegado al lugar el experto setalari confirma el diagnóstico y procede a su recolección. Prácticamente un milagro, viene a sentenciar
Son ya la 1 cuando se nos presenta el dilema de hacer cumbre o comer de cuchara y lógicamente se decide, sin tener que llegar a la votación, comer sentados. Y eso que estamos a poco menos que un kilómetro de la meta pero con un fuerte desnivel, lo que nos llevaría un buen rato. Además, esta parte está orientada al sur y el calor es fuerte.
El guía omega, que ya he dicho es dialogante, propone, para calmar las ansias del núcleo duro, hacer la semana que viene las cumbres previstas para hoy quedando, por si acaso, un poco antes y utilizando otra ruta.
Pasamos por el área recreativa El Oro, perfectamente pertrechada de todo lo necesario para pasar el día, sobre todo con una sombra que daba envidia.
Entramos en Alonsótegui por la parte de atrás de la capillita de San Juan Bautista con lo que se cierra el “Rondó al Pantano de Artiba” que es como se tenía que haber titulado la salida de hoy.
Llegamos a los coches a las 2,15 y tras un rápido adecentamiento en seco, nos vamos a tomar el vino de rigor. Hoy las cañas de cerveza han ganado por goleada.
Comemos en el Aritemendi, situado en la Andra Mari enparantza, el menú del día con la aprobación unánime de todos los comensales en cuanto a la cantidad y calidad de los platos.
El café y los chupitos, acompañados de unos excelentes bombones recién traídos de Bélgica, los tomamos en la terraza con un airecillo muy agradable que a más de uno le ha puesto en trance de echar una cabezada.
Las cuentas salen a la primera y además a 15€ per cápita. En lo que atañe al relevo generacional y/o contrato de sustitución del ecónomo oficial podemos estar tranquilos.
A las 5 nos despedimos y sin problemas, como a la ida, en poco más de media hora estamos en casa.
La crónica se ha escrito en Górliz el cinco de Octubre de dos mil once.
4 de OCTUBRE de 2011
La cita es a las 10 en la plaza de Alonsótegui a la que llegamos sin apenas caravanas, es decir en un plis plas
Tomamos el café sólo 9 jubiltaldeos, con ausencias importantes como la del fotógrafo y guía alfa, la del fotógrafo suplente y la del ecónomo que, como en las películas de guerra, son inmediatamente sustituidos por los supervivientes.
Hace un día precioso, fresco por la mañana pero como las predicciones, que se han cumplido, anuncian calor como los días precedentes, el guía alfa ha preparado una salida en la que predomina la sombra.
La convocatoria pretendía la ascensión a los montes que dan título a la crónica pero conversaciones de última hora le convencen al dialogante guía omega a cambiar la dirección de ataque a las mencionadas cumbres.
A las 10 empezamos a andar y por Errota bidea llegamos a la capillita, si es que eso es una capilla, de San Juan Bautista que tiene un icono copia del original que se encuentra en Serbia.
Por carretera asfaltada, luego por hormigonada y por último de piedrilla apisonada, siempre subiendo en algunos tramos de forma exigente pero casi siempre por sombra proporcionada por pinos, llegamos, transcurrida una hora de marcha, al agroturismo Ordaola.
Paramos un momento para consultar un cartel explicativo y de paso sacar una foto para seguir subiendo, ahora con peor pista hasta el cruce que va hacia el Pagasarri (izda.) o al Zamaia (decha.). Son ya las 12 menos cuarto y aquí nadie habla del amaiketako.
La pista desciende suavemente atravesando una masa, no muy grande, de robles que por su porte y tamaño llevaban ahí bastantes años formando una isla entre tanto pino.
A punto de originarse un motín paramos para el amaiketako en la base del Pilipaondo. Tras unos metros de duda cogemos el buen camino que poco a poco nos acerca al Zamaia.
En un recodo los que van los primeros avisan de la existencia de unas setas, al parecer, buenas. Llegado al lugar el experto setalari confirma el diagnóstico y procede a su recolección. Prácticamente un milagro, viene a sentenciar
Son ya la 1 cuando se nos presenta el dilema de hacer cumbre o comer de cuchara y lógicamente se decide, sin tener que llegar a la votación, comer sentados. Y eso que estamos a poco menos que un kilómetro de la meta pero con un fuerte desnivel, lo que nos llevaría un buen rato. Además, esta parte está orientada al sur y el calor es fuerte.
El guía omega, que ya he dicho es dialogante, propone, para calmar las ansias del núcleo duro, hacer la semana que viene las cumbres previstas para hoy quedando, por si acaso, un poco antes y utilizando otra ruta.
Pasamos por el área recreativa El Oro, perfectamente pertrechada de todo lo necesario para pasar el día, sobre todo con una sombra que daba envidia.
Entramos en Alonsótegui por la parte de atrás de la capillita de San Juan Bautista con lo que se cierra el “Rondó al Pantano de Artiba” que es como se tenía que haber titulado la salida de hoy.
Llegamos a los coches a las 2,15 y tras un rápido adecentamiento en seco, nos vamos a tomar el vino de rigor. Hoy las cañas de cerveza han ganado por goleada.
Comemos en el Aritemendi, situado en la Andra Mari enparantza, el menú del día con la aprobación unánime de todos los comensales en cuanto a la cantidad y calidad de los platos.
El café y los chupitos, acompañados de unos excelentes bombones recién traídos de Bélgica, los tomamos en la terraza con un airecillo muy agradable que a más de uno le ha puesto en trance de echar una cabezada.
Las cuentas salen a la primera y además a 15€ per cápita. En lo que atañe al relevo generacional y/o contrato de sustitución del ecónomo oficial podemos estar tranquilos.
A las 5 nos despedimos y sin problemas, como a la ida, en poco más de media hora estamos en casa.
La crónica se ha escrito en Górliz el cinco de Octubre de dos mil once.
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