viernes, 16 de septiembre de 2011

13-9-2011 MOTXOTEGIS

MOTXOTEGIS
13/09/2011

Los 7 jubiltaldeos que hoy, a pesar de ser martes y trece, estamos operativos, nos damos cita en el bar del alto de Barázar, dirección Vitoria, a las 9,45.

Saludos, cafecito y a los coches para acercarnos al objetivo. Antes de llegar a Ubidea nos desviamos a la izquierda y por una pista bien conservada cogemos altura y dejamos los vehículos junto al monumento erigido al Guardia Forestal.

Para hoy, el guía Alfa, ausente por cierto, ha programado una salida de perfil medio-bajo con el objeto de desentumecer las bisagras y preparar el material para la semana que viene en Picos de Europa y, de paso, visitar el templo gastronómico de Ubidea, cerrado la semana pasada.

Comenzamos a andar a las 10,20 horas por pista cómoda, flanqueada por masas arbóreas, de cierta edad a tenor de su tamaño y frondosidad, entre los que destacan los abetos Douglas, hayas, robles y pinos. Esta será la tónica durante prácticamente todo el paseo.

La ascensión, sin grandes pendientes, es sinuosa tanto en el plano vertical como en el horizontal.

Traspasada una empalizada entramos en una zona de campa, por la que transcurre la conducción de gas, que la superamos campo a través ya que no hay camino definido. Un poste con señales nos indica que a Ubidea tenemos 1 km. de distancia y que el PR-Bi-50, se junta con el GR-123 que seguiremos durante un rato.

A nuestras espaldas tenemos el Gorbea y a nuestra derecha todos los valles están cubiertos con una niebla densa que recuerda a una inmensa fuente de claras montadas que apenas deja ver el perfil de algunas cumbres que no somos capaces de llamarlas por su nombre.

Al Motxotegi I (881 o799 m. según el buzón que elijamos) llegamos pasadas las 11,00 pero no nos detenemos. Avistamos el conjunto de pantanos que conforman el complejo Zadorra y enfilamos hacia el Motxotegi II o monte Castillo cuyo buzón no encontramos (o no tiene).

Son las 11,40 y el día sigue magnífico.

Como todavía no es la hora del amaiketako, continuamos, a ojo, hacia el tercero o Aiaun donde paramos para, como ya es la hora, reponer fuerzas.

El descenso hasta los coches tiene su miga y su punto de emoción. Para no volver todo el rato por el mismo camino, los guías oficiosos, basándose en la teoría de que “todo monte tiene su cordal”, el setero dixit, nos lanzamos hacia abajo siguiendo, al principio, por todo lo que se pareciese a un camino señalizado o no.

Perderse, lo que es perderse nada de nada pero a punto hemos estado de llegar a Otxandio donde siempre encontraríamos algún taxi.  No sé si es porque teníamos tiempo o porque nos fiamos de nuestro sentido de la orientación pese a que los árboles no nos permitían encontrar referencias o porque con nosotros iba un jubiltaldeo autóctono que parecía conocer el terreno, la cosa es que en ningún momento cundió el pánico ni tuvo lugar ninguna escena de histerismo.

Tomando decisiones asamblearias, lógicas y razonadas, volvemos a encontrar la pista y, por terreno conocido,  llegamos a los coches justo cuando iban a dar las 2 p.m.

Me queda la duda de si hubiésemos conseguido lo mismo siguiendo otros caminos que de vez en cuando se nos ponían a tiro pero tampoco merecía la pena hacer experimentos porque carecíamos del liderazgo que en estas situaciones imprime el guía oficial y su ayudante, también ausente.

Mientras nos tomamos el blanquito (término genérico que emplea el cronista para referirse a cualquier tipo de bebida antes de comer) con las almendras cosecha 2011, el setero contrasta con un lugareño la exigua colecta de setas resultando ser, tal como él suponía, una urretxa y cuatro gibellurdines.  Crecido, hace una disertación micológica muy interesante y didáctica.

Aprovechamos este momento de relax y el fin de la clase magistral para ir concretando puntos sensibles acerca de las convivencias de la próxima semana que a modo de resumen se transcriben al final de esta crónica.

A eso de las tres estamos sentados a la mesa y, como siempre, las agradables y simpáticas mesoneras, nos proporcionan a su voluntad los cuatro primeros (puerros en vinagreta, vainas con patatas, arroz en paella y sopa de pescado) y dos segundos (chipirones y carrileras en salsa) con opción de un tercero por si acaso nos quedábamos con hambre.

Es un poco tarde así que tras el café y algún chupito abandonamos el local sin apenas sobremesa.

El viento, que ya había rolado a norte mientras estábamos en el monte, ha traído nubes que han cubierto totalmente el cielo y se nota algo de fresco.

Antes de montar en los coches damos una pequeña vuelta para ver si hay alguna nuez y sin más nos vamos para casa. En el camino empieza a llover.

Se escribe esta crónica en Górliz, precioso pueblo costero, el 14 de Septiembre de 2011.

NOTA AVISO PARA LAS CONVIVENCIAS

Hora y meeting point: A las 9,30 en la gasolinera de Ugaldebieta.
  • Para las cenas y cualquier acto oficial que podamos estar invitados, se requiere el niqui verde de Jubiltaldea.
  • Del embutido,  para que todo sea de la misma calidad, se encarga un jubiltaldeo que se ha apuntado como voluntario sin coaccionarle.
  • Del laterío o cualquier otro alimento, por ej. fruta, cada uno lleva lo suyo según gustos y cantidades como para compartir o proceder al trueque.
  • Caprichos y antojos personales sin más límite que el espacio físico.

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