Puntualmente, a las 9 de la mañana, nos reunimos 10
jubiltaldeos en la cafetería del restop de Amorebieta para tomar el
imprescindible cafecito. Continuamos camino hacia Atxarte, donde después de un
ligero despiste de parte de la expedición, y dejando a nuestra
derecha la ermita del Santo Cristo, llegamos al reducido
aparcamiento, que acoge justo a nuestros tres coches, comenzando a caminar
hacia las 10 de la mañana.
Encontramos grupos de escaladores que se dirigen bien hacia
las faldas del cercano Untzillaitz o del próximo Aitztxiki para iniciar su
actividad. El camino, primero por un hayedo precioso y luego bajo las peñas
imponentes del Alluitz, con el sol ya sobre nuestras cabezas, nos conduce hasta el collado de Asuntze, junto
al paraje de Pol-pol a donde llegamos hacia las 11,30. Casi sin
descansar afrontamos la subida de las lomas del Kobabaso y Urkiolamendi o Urkiolaguirre,
ahora con un poco de brisa que favorece la subida.
Hacia las 12 llegamos a la cumbre compuesta por un
geodésico, varios buzones en mal estado con algunas placas y una mesa
orientativa. El día es espectacular igual que el panorama que desde la cumbre disfrutamos mientras tomamos la fruta o frutos secos.
Saludamos a un antiguo compañero del banco y comenzamos el descenso hacia las
12,20, tomando posteriormente, a la altura de las campas de Genzelai, una pequeña desviación que nos lleva a la
pista principal que nos dirige hacia donde teníamos los coches, a donde llegamos a las 2 de la tarde.
Posteriormente nos dirigimos a Abadiño, al restaurante Soloa,
donde tomamos el aperitivo en honor de un jubiltaldeo que recientemente ha
cumplido años, haciendo votos para poder alcanzarle en su mismo estado de forma
y gracia.
La comida bien, casera, bien atendidos por unas agradables señoritas. Los cafés y txupitos los tomamos en
la terraza comentando próximos planes del grupo. Sin más, hacia las 5 de la
tarde retornamos a nuestros hogares.
En total hemos realizado una subida de 675 metros y
recorrido unos 11 kilómetros.